'Contagio', pero no de emociones en el film de Soderbergh

Hemos dicho otras veces que Steven Soderbergh es un director irregular y considero que no se debe a que tenga buenos y malos días, sino a que suele tratar de probar cosas nuevas en lugar de atenerse a una fórmula exitosa –en cuanto a resultados satisfactorios, no en cuanto a recaudación–, con lo que unas le salen y otras, no. O, al menos, unas interesan más que otras. ‘Contagio’ (‘Contagion’, 2011), la película que se estrenó este año a mediados de octubre con su firma, es un claro ejemplo de este afán de experimentación.

‘Contagio’ está rodada con algunos momentos intensos, muy vanguardistas y con una utilización de la música que casi llega al abuso, pero que resulta sumamente efectiva e impactante –también está firmada por Cliff Martinez, como la de ‘Drive’–. A mí me gusta lo que veo, mientras lo veo, es decir, disfruto la película en sus escenas aisladas, incluso aquellas en las que solo aparecen gráficos sobre la pantalla y se escuchan explicaciones científicas que no puedo seguir, porque tienen cierto poder hipnótico.

Otra cosa es ver a dónde lleva todo eso o ver cómo funcionan esas secuencias en un conjunto y qué se nos quiere contar con ellas. Más que calibrar la calidad de la película, me parece a mí que el debate está en si lo que muestra interesa. Dice la frase que el miedo es libre y, como tal, no es difícil que las cuestiones de la pandemia o la guerra biológica, de las que se ha hablado en la vida real tantas veces en los últimos años, afecten la tranquilidad de cualquier espectador –la película tiene la dosis justa de realismo para que no sea imposible contagiarse de ese temor–. Pero, pasados los minutos en los que se plantea la inevitable propagación, quienes estuviesen enganchados solo por miedo, dejarán de prestar atención.

Consecuencias demasiado amplias

El guion de Scott Z. Burns abarca más de lo que aprieta, introduciendo elementos como la investigación de la forma de propagarse un virus o el estudio de las consecuencias que tendría en la sociedad el que la población se viese diezmada. Sirve de precuela, por así decirlo, a tantas cintas post-apocalípticas que han preferido no dar una explicación de lo que las llevó hasta allí, como por ejemplo ‘La carretera (The Road)’, pero sin llegar a abordar plenamente ese aspecto que, personalmente, habría sido lo que más me habría interesado si se hubiese logrado analizar con acierto. La cuestión científica, que es en la que más se vuelca, pues la mayor parte de los personajes se dedican a eso, tampoco es la mejor cuidada. El bloguero conspiranoico encarnado por Jude Law está interpretado con osadía y supone el único análisis social, pero la crítica que se quiere hacer con su personaje se queda en una simplicidad, quizá por eso, por abarcar más de lo que puede apretar: por aunar demasiadas tramas, muy diferentes entre sí en cuanto a sus pretensiones, en 106 minutos –¿una serie sobre el tema sería más completa y satisfactoria?—.

Una consecuencia más de las excesivas aspiraciones de ‘Contagio’ es que se debate entre tonos diferentes y no conjugados. Por ejemplo: no juega la carta personal, pues muestra algunas de las desapariciones de pasada, de manera fría y, sin embargo, en otras ocasiones, se mete de lleno en lo emotivo, en especial hacia el final y con la trama centrada en la hija del personaje de Matt Damon. Esa emotividad es obvio que no se contagia, ya que hasta entonces era la frialdad lo que habíamos debido sentir. Como ejemplo de reacciones ante el fin del mundo, aunque sea un fin del mundo privado, diría que tampoco sirve –como no sirvió ‘Melancolía’ porque no lo intentó–, ya que los ejemplos de seres agonizantes tomados no son representativos de la población. Aunque no añada información que no tuviésemos ya, resulta curioso que al final, como se hace en algunas series, se muestre el día 0, aquel en el que el contagio comienza.

El reparto, compuesto por Jude Law, Laurence Fishburne, Matt Damon, Gwyneth Paltrow, Kate Winslet, Marion Cotillard, Elliot Gould, Bryan Cranston, Enrico Colantoni y John Hawkes, también obedece a esta tónica de desmesura y derroche: es tan estelar que el realizador no tiene problema en “matar” a algunos importantes intérpretes al inicio o mitad de la película, como si fuesen rostros desconocidos. Hablar de que están desaprovechados tendría poco lugar, ya que aquí lo principal no es el lucimiento de cada uno de ellos, sino la dimensión del concepto sobre el que se construye el film. Lo que sí me atrevería a afirmar es que los mismos papeles los podrían haber interpretado actores menos célebres con un resultado idéntico, excepto por la cuestión de apariencia o de prestigio. Es decir, que parece que se les ha elegido por la gana de demostrar que se podía contar con ellos, más que porque sus papeles los requirieran.

Conclusión

En conclusión, Steven Soderbergh puede confundir a algunos espectadores vendiéndoles una cinta multitudinaria gracias al espectacular reparto y a la sensación de que podría haber acción. Sin embargo, se trata de otro de sus ejercicios o experimentos que no carece de interés como tal, pero que no puede tratar de verse como film convencional o de entretenimiento o siquiera, como una película con un sentido y una dirección únicos. ‘Contagio’ me parece mucho más válida que ‘Estallido’, película que detesté, por cuestiones más políticas que cinematográficas. No recomendaría prescindir de la de Soderbergh a quienes dediquen al cine gran parte de su tiempo y deseen o necesiten propuestas variadas, ya que algunos de sus momentos están muy logrados. Pero a las personas que tuviesen que elegir solo unas cuantas películas para ver de todo el año, no les instaría a dedicar su tiempo a esta.

Otra crítica en Blogdecine | ‘Contagio’, una cura para el aburrimiento, por Juan Luis Caviaro.

Mi puntuación:

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