Shakespeare dijo que la vida es un cuento lleno de ruido y furia, que no significa nada.(Narrador)
Para algunos, es reconfortante saber que cada año hay un día en el que puedes ir al cine y leer en la pantalla la frase “Directed and written by Woody Allen“, en letras blancas sobre un fondo negro, mientras suena (casi siempre) jazz de fondo. Es como reencontrarte con un viejo amigo, que probablemente te volverá a contar las mismas historias, pero es especial, sabe cómo narrarlas y que siempre resulte divertido, a veces emocionante, escucharle. Para muchos, es un error que Woody Allen (Brooklyn, Nueva York, 1935) estrene películas todos los años, y parece que se han puesto de acuerdo en catalogar de menor, o de flojo, su último trabajo. No estoy de acuerdo, aunque tampoco voy a decir que es una de sus películas más brillantes.
‘Conocerás al hombre de tus sueños’ (‘You Will Meet a Tall Dark Stranger’) habla de eso que al cineasta neoyorquino se le da de maravilla: las relaciones de pareja. Situada en Londres (a la que Allen vuelve tras rodar en España y su amada Nueva York), su nueva historia es algo así como un puzle formado por piezas con las que ya había jugado anteriormente (y en varias ocasiones); de esta forma, el espectador que haya seguido con fidelidad su trayectoria se encontrará recordando ‘Maridos y mujeres’ (‘Husband and Wives’, 1992), ‘Poderosa Afrodita’ (‘Mighty Aphrodite’, 1997) o la reciente ‘Si la cosa funciona’ (‘Whatever Works’, 2009). No se nos ofrece nada diferente, sorprendente, pero el relato funciona, y es que está lleno de vida, de verdad, de talento y de pasión. Porque se puede tachar a Allen de volver siempre a los mismos temas, pero no de desgana, no de haber perdido entusiasmo por el cine, por su profesión.
Infelicidad, amor y azar
Los protagonistas de ‘Conocerás al hombre de tus sueños’ forman dos parejas, una de las cuales se ha roto al empezar la película. Los veteranos Alfie y Helena llevaban décadas casados, pero él se despierta un día con la sensación de que está desperdiciando el poco tiempo que le queda; se divorcia y trata de iniciar un nuevo rumbo, como si aún fuera joven. El problema es que le guste o no, ya es muy mayor, y el mundo ha cambiado demasiado, por lo que le cuesta encontrar a una nueva compañera. Helena tiene su propia crisis, dependía demasiado de su marido y ahora está sola y desorientada. Lo único que la reconforta son sus ratos con Cristal, una mujer con el supuesto don de predecir el futuro, entre otras facultades. Helena está desesperada, especialmente cuando se entera que su ex va a volver a casarse, con una joven “actriz” llamada Charmaine, pero Cristal le revela que Alfie está cometiendo un error y que sin embargo ella encontrará la felicidad, encontrará el amor.
Por su parte, Sally y Roy tienen sus propios problemas. Él es escritor pero lleva años sin publicar nada importante, o sea, sin ganar dinero. Ella trabaja en una galería de arte y parece que su mayor preocupación es que aún no es madre; para complicar las cosas, cree que siente algo por su jefe, Greg, cuyo matrimonio no pasa por un buen momento. Sally es la única hija de Alfie y Helena, por lo que también se encuentra en medio de esa otra crisis, recibiendo la visita de su madre más veces de las que desearía; su marido lo lleva mal, pero es su suegra quien paga las facturas, quien paga el piso en el que viven, así que aunque le cueste debe soportarlo. En realidad, la cuestión central para Roy es que necesita vender su último libro, porque no consigue otro empleo y está bloqueado. Su única alegría proviene del bloque de apartamentos que hay frente a su ventana, desde donde ve a Dia, una joven atractiva e ingenua que está aprendiendo a tocar la guitarra.
A grandes rasgos, ése es el planteamiento inicial del nuevo film de Allen, cuatro personajes (principales) atrapados en una vida que no desean, en un caos existencial, y cómo tratan de superar los obstáculos para encontrar lo que podríamos llamar un orden feliz, una situación con la que puedan sentirse plenos. No obstante, su mayor problema está en ellos mismos, y les va a costar descubrirlo, si es que lo hacen. Excepto Helena, que ante todo debe recuperar la confianza tras quedarse descolgada, alejada de su marido y constantemente apartada de su hija, a quien mantiene económicamente a pesar de todo, los otros tres personajes están condenando sus vidas al fracaso por puro egoísmo, al contemplar únicamente sus propios intereses, al pensar sólo en ellos mismos y en la consecución inmediata de sus deseos (obteniendo solo tensión y amargura cuando no ven resueltas sus demandas). Son seres orgullosos que no aceptan el fracaso, y que creen poder disponer de los demás siempre que les plazca, porque ellos valen la pena. Pero van a recibir golpes.
Un elenco formidable
Las preocupaciones, los diálogos y los giros de la trama entran dentro de lo habitual en el cine de Woody Allen, como también que los actores están fantásticos. Incluso Antonio Banderas, normalmente muy forzado y dado a la exageración, respira y vive el papel que el director neoyorquino le entrega; cierto es que no está mucho tiempo en pantalla y que puede llegar a sonrojar la escena de la ópera, pero en general, el actor cumple estupendamente. Freida Pinto es el florero de la película, no se le exige mucho, estando la película apoyada en las inspiradas interpretaciones de Naomi Watts, Josh Brolin, Anthony Hopkins y Gemma Jones, que demuestran una vez más de qué pasta están hechos. La gran sorpresa del film, al menos para quien os escribe, la da Lucy Punch, encarnando a un personaje desternillante que en principio estaba destinado a Nicole Kidman. Allen suele conseguir nominaciones al Oscar para sus actrices, así que no me extrañaría que Punch fuera la elegida este año, en representación del excelente trabajo de todo el elenco.
Un elenco impecable, una elegante puesta en escena, conflictos interesantes, estupendos diálogos; sin embargo, ya hemos visto todo esto antes, y soy de la opinión de que a los cineastas como al estadounidense hay que exigirles más que a otros, así que aun siendo una película notable, le queda a uno la sensación de que podría haber sido mejor, de que no se ha arriesgado lo suficiente. Por otro lado, creo que sobraba la voz del narrador, y que al principio se abusa de los tópicos (la escena en la que se conocen Roy y Sally), pareciendo que se iba a repetir lo de ‘Vicky Cristina Barcelona’. En resumen, quien esté pensando en ir a ver una comedia romántica ligera, que se olvide de ‘Conocerás al hombre de tus sueños’, aun con ese cartel y ese título, algo engañosos, que no parecen vender lo que realmente hay dentro, ni más ni menos que una de las películas más amargas y ácidas de Allen, no por ello menos divertida. Tiene películas mejores, también las tiene peores, pero sigue siendo él, y como él no hay nadie.
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