Con 'Cómo mandarlo todo a la mierda', HBO Max parece recoger de algún modo el tipo de producción juvenil, de rostros principiantes delante y detrás de las cámaras y presupuesto modesto, que normalmente asociamos a Flooxer, la marca de este corte de Atresmedia y que nos ha dado 'La reina del pueblo' o 'Campamento Albanta', entre otros.
También el hecho de que a cuantos producciones propias en España la plataforma no se prodigue mucho en lo adolescente, hace que tuviese bastante curiosidad por ver esta serie modesta y anunciada de la nada en mayo.
Compuesta por seis episodios de alrededor de veinte minutos (y se ven de una sentada), 'Cómo mandarlo todo a la mierda' es un honesto y sencillo road trip que nos lleva por la escapada de un grupo de amigos, decepcionados porque el viaje de fin de curso se cancela.
Una agradable travesura y búsqueda de la libertad
El protagonismo absoluto —ya hablaremos de esto porque se echa en falta algo de coro— recae sobre Alba (Naira Lleó), algo inadaptada y que vive con su conflictivo hermano, que ve aquí una gran oportunidad de huir de casa de una vez por todas e intenta unirse, sea como sea, a este grupo de amigos, que la acoge a regañadientes.
Comenzará así un viaje por carretera algo accidentado en lo que Jaime Olías y Pablo Sanhermelando, los creadores, exploran esa búsqueda constante de libertad de la juventud enfrentando lo que es, por así decirlo, un capricho a lo que es la necesidad. Lo que para unos es una rebeldía más, para nuestra protagonista es imperioso el salir de casa.
Rodada en 4:3 y gustosa de desaturados, la cámara es observacional, contemplativa. El guion es ágil y a pesar de algún diálogo algo flojo y que por momentos peca de simple (quizás más por economía que por otra cosa), por lo general es una serie que se disfruta por su sencillez y cierto candor que desprende.
Personajes bidimensionales
Sin embargo, donde más fallos encuentro en la ficción es a la hora de dibujar a los protagonistas. Fuera de Alba, el único otro personaje que más o menos se desarrolla es el de Irene (Malva Vela). El resto de acompañantes de periplo son prácticamente indistinguibles. Sabemos que existen, que hacen sus travesuras, pero poco más.
Esta bidimensionalidad hace que uno no vea esta escapada como algo que no sea una cosa más. De un juego de adolescentes como podría haber sido hacer botellón o llegar tarde. En este sentido, no se ve tanto la búsqueda de libertad de la que los creadores hablaban.
Esto que, como digo, puede ser más culpa de la economía de guion, no impide que se pueda disfruta con 'Cómo mandarlo todo a la mierda'. Es una serie sencilla pero efectiva y agradable que, si dura más en el tiempo, podría cubrir el hueco dejado por 'SKAM España' en cuanto a ficción que busca cierta autenticidad a la hora de retratar a los adolescentes.
.
Ver todos los comentarios en https://www.espinof.com
VER 2 Comentarios