La comenzamos con un título olvidable a más no poder y la vamos a cerrar con otro que cojea del mismo pie. Afortunadamente, la década de los noventa no hay que resumirla centrando sólo nuestra atención en los extremos iniciales y finales porque, si así fuera, si algo se podría afirmar de lo que el cómic nos legó en su paso al cine es que las equivocaciones en esos diez años ganaron por goleada. Una afirmación esta que, al repasar los veintitantos títulos que os hemos traído, nos devuelve un alarmante dato estadístico: menos de un 25% es lo que cabría rescatar para la posteridad.
Con tales datos en la mano, cerramos hoy el largo transitar por una década que ha ocupado cinco meses de este especial de Cómic en cine y lo hacemos, como apuntaba arriba, con una lamentable producción que, además, supuso el último intento de Dark Horse Entertaiment —dejaremos 'Hellboy' (id, Guillermo del Toro, 2004) como un hecho aislado al margen— por llevar a la gran pantalla los muchos títulos que, publicados bajo su sello, tenían muchísimo más potencial que ese híbrido mal parido que era la miniserie de cuatro números escrita por un tal Chuck Pfarrer y publicada en 1992.
Pfarrer, ex-SEAL, escribió la historia del cómic que sirvió de base para la cinta que hoy nos ocupa en 1990, y ya entonces se hicieron movimientos para llevarla a la gran pantalla, algo que no sucedió hasta ocho años después debido a las grandes exigencias de efectos visuales del filme y que, a la vista de los paupérrimos resultados artísticos que deja la cinta firmada por John Bruno, hubiera sido mucho mejor para sus productores —que perdieron muchísimo dinero con la inversión— y para los espectadores, por supuesto, que nunca hubiera llegado a ver la luz en celuloide.
'Virus', infección de referencias
La trama del filme se resume en las líneas que ocupan un párrafo: una forma de energía letal penetra en un barco ruso a través de su conexión con la estación espacial Mir, acabando con todos sus tripulantes. Encontrado por un barco de empuje y por los seis miembros de a bordo, lo que los protagonistas del filme hallarán a bordo del navío es terrorífico, ya que la inteligencia extraterrestre que se ha hecho con el control del mismo pretende extenderse por todo el planeta —Dios sabe cómo— y acabar con la raza humana, a quiénes considera un virus a erradicar.
Y vosotros diréis, "oye, pues no pinta tan mal, ¿no?". Y yo os contestaré, "no, si sobre el papel podría haber dado mucho juego, pero se quedó en eso, en el papel", porque en la práctica, 'Virus' (id, John Bruno, 1999) es una producción maltrecha de principio a fin que acusa carencias a todos los niveles y que ni siquiera es capaz de sacar partido de las dos o tres ventajas que tiene, colocándose en primera fila de lo que la cinta no llega a aprovechar un reparto que, sin ser nada del otro mundo, podría haber dado bastante más de sí en manos más experimentadas.
En su lugar, lo que ese Oscarizado técnico en efectos visuales metido a director que es John Bruno consigue es malgastar esfuerzos y por supuesto, nuestro tiempo, en ofrecernos un recital de desencuentros en una cinta carente de ritmo que al intentar apoyarse en el escueto guión de Pfarrer y Dennis Feldman, trastabilla y se cae de forma continua. No sirve pues para nada la original premisa de partida del cómic a la hora de sustentar el peso de noventa minutos de metraje en el que muchos y muy diversos son los momentos sonrojantes y/o de "vergüenza ajena".
Sonrojante es que el público tenga que tragarse a intervalos cortos resoluciones "porque sí" del guión, puestas ahí porque, de lo contrario, la trama se las vería y desearía para avanzar. De vergüenza ajena son la práctica totalidad de los personajes, destacando un Donald Sutherland desganado que parece que figura en el reparto por pasar por caja y una Jamie Lee Curtis que en ningún momento da el pego como heroína de acción, quedándose muy —pero muy, muy— lejos de llegar a servir del claro émulo de Sigourney Weaver que el filme pretende que sea.
Y es que, sin ningún tipo de rubor ni arredros, 'Virus' comienza y acaba fusilando cuantas más ideas de cuántos más filmes, mejor. El más claro "homenajeado" es el 'Aliens' de James Cameron —y cualquiera que haya visto el presente esperpento sabrá identificar los muchos porqués—, pero también hay cabida a influencias obvias a títulos como 'Depredador' ('Predator', John McTiernan, 1987) o incluso 'Hellraiser' (id, Clive Barker, 1987), abundando pequeños "guiños" a otras muchas cintas del género que no hacen sino poner en tela de juicio la supuesta originalidad de lo que aquí discurre.
En definitiva, y por cerrar una entrada que ya está alargándose en demasía, que si no hubiera sido por este especial, no me habría vuelto a acercar a 'Virus' "ni con un palo muy largo". Nada hay que motive a ello, y mucho lo que justificaría el total olvido de un filme contra el que la hija de Tony Curtis arremetió sin piedad en su momento. Menos mal que con la siguiente entrega de Cómic en cine, nos quitaremos de encima tanta caspa acumulada de un eXpléndido plumazo.
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