Hechos de forma separada en no pocas ocasiones a lo largo de este especial de Cómic en cine, confluyen hoy aquí dos de las reflexiones que se derivan de considerar la inmensa atención que el séptimo arte lleva prestando desde hace unos años a la industria del cómic. El primero es que, derivado de dicha desmesurado interés, son numerosas las cabeceras impresas que se han visto trasladadas al cine cuando su historia es de lo más común y la gracia, la auténtica gracia de las mismas, residía precisamente en cómo estaba planteada en la página impresa.
El segundo, que atraídos por los cantos de sirena que plantea un "género" que en su acepción más comercial mueve cientos de millones de dólares, cineastas que a priori uno no encajaría en la traslación de un cómic a celuloide, han puesto su talento al servicio de unas producciones que, a grosso modo, casi nunca han terminado por tener la acogida que ellos hubieran esperado y, cuando lo han hecho, han quedado lejos de convertirse en operaciones comerciales satisfactorias. Y si aquí podría poner muchos ejemplos de uno y otro terreno, es en 'Tamara Drewe' (id, Stephen Frears, 2010) donde ambos confluyen de forma inesperada.
'Tamara Drewe', el cómic
Si hay algo que llama poderosamente la atención de cualquier cómic firmado por Posy Simmonds en cuanto se abre es, pensanso en términos cinematográficos, su poca adaptabilidad a la gran pantalla. Y si bien aquí cabría argumentar muchos motivos por los cuales los tebeos de la autora británica son poco susceptibles de ser adaptados a 24 fotogramas por segundo, creo que el fundamental de ellos es que su trasladabilidad es inversamente proporcional al factor de mantenimiento de la enorme personalidad que destilan todas y cada una de las páginas de la artista.
Cuidado, dicha reflexión nada tiene que ver con el hecho de que la complejidad de las historias de Simmonds sea tanta que en su traslado a un libreto pierda todo o mucho de lo que sí tenían las páginas del cómic. Aunque algo de eso hay, la arrebatadora personalidad de los títulos de la casi septuagenaria británica tiene que ver con la mezcla que hace en sus planchas entre textos y dibujos, y cómo entrelaza ambos para que la comunión que se da entre ellos los haga indivisibles: tanto necesita el primero del segundo como el segundo del primero.
Lo que ello conlleva es que en esta historia desarrollada en el bucólico marco de la campiña inglesa, todo lo que podemos leer acerca del escritor de éxito con un ego tremendo, la esposa que mantiene la granja que sirve de refugio a otros literatos y el terremoto que supone para todos ellos y los demás habitantes del lugar el regreso de la liberal e inconformista Tamara Drewe, estuviera condenado a perder en la traslación aquello que lo hace único.
Un carácter éste que, al margen de venir derivado de los numerosos y extensos textos de apoyo, dimana obviamente del trazo, composiciones y, sobre todo, del tratamiento cromático de una autora que nunca ha sido muy proclive a grandes excesos en éste último terreno: con unas páginas caracterizadas por la sobriedad de su color y lo mucho que se extrae, en el caso de 'Tamara Drewe', de las tonalidades azuladas, que escueto era lo que podía ser conservado en el cambio de medio era tan evidente como que éste le iba a sentar cuál puntapié en las gónadas a una "novela gráfica" a la que poca o ninguna falta le hacía que el cine la mirara con ojos tiernos.
'Tamara Drewe', la película
Encontrarme con Stephen Frears en esta producción fue, junto al hecho de que viniera protagonizada por la siempre estimulante Gemma Arterton, lo único que me arrastró a verla en su momento en el cine hace cinco años. A fin de cuentas, acababa de releer por segunda vez la espléndida edición que la desaparecida Sins Entido hacía sólo un año antes del estreno del filme, y las sensaciones acerca de que lo que me iba a encontrar en el cine no podrían competir con la página impresa eran casi incuestionables.
Algo me equivoqué. Pero no mucho.
Partamos de la base de que, como decía, la trama de Tamara Drewe, aislada de todo lo que convierte al cómic en imprescindible lectura, es bastante normalita y, hasta cierto punto, poco original —entrecomillen esto todo lo que puedan—. Toda vez trasladada al cine, y efectuados puntuales cambios que se antojan muy erróneos, lo que la cinta dirigida por Frears nos ofrece es un filme costumbrista con cierto encanto y un humor algo socarrón que, no obstante, limita sobremanera su acceso a la sátira acerca de la sociedad británica que sí era el cómic original.
De entre dichos cambios, el que más llama la atención es aquél que concierne al deceso de uno de los personajes, un hecho fundamental que en el cómic se plantea como un misterio a resolver cuya solución no se da de forma inmediata y que aquí se prefiere tratar de forma directa, sin ofrecer la posibilidad de que el filme añada tan particular giro cuando todo comienza a aproximarse a un final que queda deslucido por tan sorprendente ausencia.
Caracterizado pues todo el metraje por una gran ligereza y, quizás, por un exceso de duración —el filme podría perder tranquilamente veinte minutos sin despeinarse— a lo que ninguna pega puede interponerse es a un reparto espléndido que, encabezado por la belleza y candor de Arterton, y con un Luke Evans como lo menos efectivo del mismo —menos efectivo, cuidado, no molesto— encuentra en Tamsin Greig y Roger Allam sus mayores valedores.
Y si el segundo repite en cierto modo el papel pagado de si mismo que ya le vierámos en 'V de Vendetta' ('V for Vendetta', James McTeigue, 2005), es la engañosa contención de la segunda y la sutileza con la que lleva a cabo el papel de abnegada esposa del primero, la que mayores aplausos se merece y la que se merienda a todo aquél que se le pone por delante en todas y cada una de las escenas en las que aparece sin excepción.
Agradable y poco más, y con una fotografía espléndida que, eso sí, no respeta en nada la paleta original, 'Tamara Drewe' no es, no obstante, la primera y única vez que hablaremos en este especial de Posy Simmonds, ya que el pasado 2014 la cineasta luxemburguesa Anne Fontaine hizo su personal interpretación de 'Gemma Bovery', el otro título fundamental para todo aquel que quiera leer lo mejor que ha salido de la pluma de la artista inglesa. Pero eso será dentro de un par de meses. Hasta entonces, nos seguimos leyendo a diario en este vuestro rincón de la red de redes.
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