En lo que llevamos de especial de Cómic en cine, muy pocas —tan pocas como dos— han sido las ocasiones en las que hemos podido hablar de una cinta que adaptara un título en concreto siguiendo las líneas argumentales de éste, adhiriéndose todo aquello que os hemos traído hasta ahora al inmenso grupo formado por las sucesivas traslaciones de personajes que, con mayor o menor fortuna —más de lo segundo que de lo primero— han intentado trasvasar la idiosincrasia de las viñetas originales a los fotogramas del celuloide.
No es así con la cinta que hoy nos ocupa ya que, dejando atrás momentáneamente a Marvel y aliviando así de paso la carga de tener que estar revisionando películas que tras una primera indigestión habían quedado por completo olvidadas en algún recóndito lugar de mi memoria —benditos mecanismos de defensa del subconsciente los que nos permiten "borrar" según que datos—, arribamos hoy a una adaptación bastante fidedigna de ese magnífico título del noveno arte que es el 'Rocketeer' de Dave Stevens y a la que durante la práctica totalidad de los noventa fue una de mis tres películas favoritas de cómic junto al 'Superman' (id, 1978) de Richard Donner y el 'Batman' (id, 1989) de Tim Burton.
'The Rocketeer', el cómic
Siempre me había gustado la idea de un tipo volando como un pájaro impulsado por un ingenio atado a su espalda. La imagen me era sumamente atractiva. Pero no quería plantarme en una réplica exacta de los seriales, con marcianos, rayos mortales, etc. No era la aproximación que buscaba. Quería hacer un cómic de época de aviación con un pequeño elemento añadido de ciencia-ficción: el cohete-mochila. Dave Stevens
Dibujante californiano que comenzó su carrera a mediados de los setenta a las ordenes de Russ Manning para luego trabajar con Steven Spielberg en 'En busca del arca perdida' ('Raiders of the Lost Ark', 1981) o haciendo los storyboards del 'Thriller' de Michael Jackson, no sería hasta 1982 cuando Dave Stevens, amante desaforado del Hollywood dorado, crearía 'Rocketeer', el alter ego de Cliff Secord, un piloto de aviones circenses que, por un azar del destino se encontrará con un cohete experimental que, atado a la espalda, le permite volar. Con el trasfondo temporal que supone situar la historia en 1938 (con la Segunda Guerra Mundial a las puertas, y los nazis como amenaza en ciernes) Stevens cuaja un cómic de claro regusto clásico en el que los cliffhangers típicos de los seriales radiofónicos de la época están a la vuelta de cada página.
Trabajando con los arquetipos propios del cine clásico de aventuras (ya saben, el héroe a su pesar, la damisela en apuros, el villano que parece no serlo pero lo es...vamos, Indiana Jones en estado puro) los guiones de 'Rocketeer', que en algunos momentos parecen fruto de la improvisación, no son el punto fuerte del cómic, sobre todo si se los compara con el maravilloso dibujo, pero eso no implica que no funcionen a las mil maravillas, entreteniendo al lector y trasladándolo sin atisbo de dudas a los dorados años treinta.
Pero claro está, cualquier consideración que se quiera hacer para con el guión, queda ahogada de forma inmediata cuando uno abre cualquiera de las muchas ediciones que ha conocido el cómic —aunque desde aquí recomiendo encarecidamente la que IDW publicaba en 2010— y comienza a deleitarse con los magistrales dibujos de Stevens. De formas redondeadas y una clara influencia por parte de nombres como Norman Rockwell, Alex Raymond, Will Eisner, Wally Wood o Frank Frazzetta, el trazo de Stevens es, en pocas palabras, una belleza: expresivo, dinámico, de nitidez preciosa y clara narrativa, si para algo sirven las páginas de 'Rocketeer' es para poner de relieve la gran pérdida que supuso para el noveno arte el prematuro fallecimiento de este gran artista.
El largo transitar del cómic a la gran pantalla
...de forma inmediata, Betty y cualquier aspecto adulto de la producción se fue por la taza del vater. Querían conseguir como fuera convertirlo (a Rocketeer) en un producto para niños para así poder vender juguetes. Todo lo que querían, en última instancia, era el nombre. Dave Stevens
En estos términos tan claros se expresaba el creador de 'Rocketeer' en una entrevista aparecida en el número 15 del 'Comic Book Artist' aparecido en 2001 con motivo del décimo aniversario del estreno de 'Rocketeer' ('The Rocketeer', Joe Johnston, 1991), un filme que había supuesto la culminación de casi diez años de vueltas por los estudios de Hollywood, reescrituras y más reescrituras de un guión que nunca era aprobado y dimes y diretes por parte de los ejecutivos de Walt Disney que en más de una ocasión estuvieron a punto de arruinar lo que era una idea brillante con muchísimo potencial cinematográfico.
Tan pronto como las primeras páginas de su cómic fueron publicadas, Stevens comenzó a dar forma a la idea de adaptar su personaje al cine. Una idea cuyos derechos fueron adquiridos por Steve Miner —productor de la primera entrega de 'Viernes 13' ('Friday the 13th', Sean S. Cunningham, 1980) y director entre otras de 'House, una casa alucinante' ('House', 1986)— en 1983 para ser recuperados por el dibujante poco después debido a lo mucho que el planteamiento de Miner se alejaba de las intenciones del artista para con su "criatura".
Ofreciéndole más tarde la opción a Danny Bilson y Paul DeMeo, la pareja que se encargaría de escribir el guión del filme, Stevens comenzaba a dar forma a una cinta que en sus primeros momentos se visualiza como una producción de corte independiente rodada en blanco y negro y con actores desconocidos. Con William Dear como director, y abandonadas las intenciones iniciales, el cuarteto comenzó a mover el tratamiento inicial de 'Rocketeer' durante 1986, pero la industria de por aquél entonces no veía con buenos ojos, como hemos visto en entregas anteriores del especial, las superproducciones derivadas del cómic, y el proyecto habría terminado durmiendo el sueño de los justos de no ser por el fortuito interés que despertó en los estudios de Mickey.
Con Walt Disney Pictures comprometida para producir la cinta a través de la Touchstone y así poder conservar mucha de la temática adulta que dimanaba tanto del cómic como del tratamiento de Bilson y DeMeo, el traslado del filme al sello matriz comportaba, como expresaba Stevens en la cita que abre esta sección, una infantilización de las ideas de partida que sólo era el principio de una serie de injerencias por parte de Katzenberg y sus acólitos entre las que se barajó, por ejemplo, que la acción ocurriera en la actualidad, algo que habría destrozado de un plumazo toda la originalidad de la película.
En los cinco años que siguieron, Bilson y DeMeo llegaron a ser despedidos y contratados nuevamente por Disney hasta en tres ocasiones, viendo en el ínterin los escritores como diálogos e ideas inicialmente rechazados volvían a ser utilizados sin ningún criterio. Añadida a la frustración que éste hecho generó, los constantes retrasos en el arranque de la producción provocaron que William Dear se apeara del proyecto, momento que Joe Johnston, fan declarado del cómic, aprovechó para subirse a bordo y convertirse en el catalizador involuntario del comienzo de la pre-producción del filme allá por principios de 1990. 'Rocketeer' comenzaba pues a alzar el vuelo.
'Rocketeer', brillante ejemplo de adaptación cinematográfica
Dave se encargó de que fuéramos lo más honestos posible con el mundo visual de Rocketeer. Muchos fueron los ejemplos de Dave corrigiendo pequeñas sutilezas del vestuario, el diseño del cohete, el casco, etc. El departamento de arte era de primera categoría, pero no había nadie más íntimamente famniliarizado con los orígenes, claro está. Fue un recurso vital para la producción. Joe Johnston
Inicialmente previsto en 25 millones de dólares y con una cifra final que alcanzó los 40 —algo que, al parecer, no importó mucho a la Disney cuando comenzó a ver los dailies y quedó impresionada por la magnitud de la producción— 'Rocketeer' es tanto una fiel adaptación del espíritu original del cómic, que no del cómic per se, como un perfecto ejemplo de cómo rescatar las fórmulas del cine clásico de aventuras para una época en la que el género se movía por derroteros bastante diferentes —sin ir más lejos, el mismo año que se estrenaba el filme de Johnston lo hacía la modernizada versión de Robin Hood protagonizada por Kevin Costner—.
En ayuda de dicho rescate vienen la práctica totalidad de los departamentos que intervienen en la producción, comenzando por la dirección de Johnston —que con 'Capitán América: El primer vengador' ('Captain America: The First Avenger', 2011) reafirmaba la impresión de que lo suyo es el cine de aventuras—, pasando por un guión que aún articulado a través de gran cantidad de clichés funciona como un entretenimiento de primer orden, siguiendo por un reparto del que ahora hablaremos, continuando en un diseño de producción y vestuario que traslada al espectador de forma inequívoca a los años treinta y terminando en una banda sonora que es una de las obras maestras más indiscutibles de James Horner.
En lo que al guión se refiere, comentaba antes que el libreto de 'Rocketeer' captura la esencia del cómic, dando continuidad a ese espíritu de serial que tenían las páginas de la obra de Stevens por más que su estructura diste mucho de lo que podíamos ver en la página impresa: partiendo de la misma premisa, el libreto comienza por trasladar la acción al Hollywood de la época, introduciendo de esta manera radicales cambios con respecto al relato aviñetado que pasan por convertir a Jenny en una actriz en ciernes en lugar de la modelo de pin-ups que es en el tebeo —Stevens se inspiró en Betty Page para su personaje— y, aún más importante, por que los nazis sean la amenaza a batir, hermanando así la cinta con las aventuras de cierto arqueólogo de látigo y Fedora.
Mezclando humor con acción e intriga de una forma bastante más ligera que la que destilaban las aventuras de Indiana Jones, aunque ello no juegue en detrimento de lo bien que funciona la cinta, el puntal que suponen las fuerzas del Tercer Reich como el enemigo en la sombra de toda la narración es uno de los grandes hallazgos del guión de Bilson y DeMeo, como también lo son el villano de la función, un Neville Sinclair modelado a imagen y semejanza de las leyendas urbanas que giraron en torno a Errol Flynn durante los ochenta —y que afirmaban que era un espía nazi—, y la inclusión de Howard Hugues como el inventor del cohete, un detalle con el que la película intenta anclarse aún más a la realidad del momento histórico.
Pero claro, de poco habrían servido los esfuerzos de dirección —si algo ha demostrado Johnston a lo largo de su carrera es ser un narrador bastante efectivo—, guión y diseño si 'Rocketeer' no hubiera contado con un reparto que, sin ser excelso, cumple a la perfección con lo que se exige de él. Y si entre las elecciones de los secundarios no hubo muchas dudas —atención a Terry O'Quinn, el Locke de 'Perdidos' ('Lost', 2004-2010) como Hughes— no fueron pocos lo quebraderos de cabeza que acarrearon los cuatro protagonistas principales del relato: Dave Seccord, Jenny, Neville Sinclair y Peevy.
Para el papel del piloto circense que se hace con un cohete que atado a la espalda le permite volar se pensó en una cantidad de nombres tan dispares como los de Kevin Costner, Johhny Depp, Dennis Quaid, Matthew Modine o Bill Paxton —que al parecer estuvo muy cerca de hacerse con el rol— pero finalmente, y en contra de los deseos de Disney de contar con una estrella de primera fila, fue Billy Campbell el que se llevó el gato al agua. Con Johnston y Stevens defendiendo la elección del desconocido como la más apropiada, lo cierto es que Campbell consigue dar el pego como héroe inesperado desde el primer momento, encajando a la perfección con su expresión de inocencia en la idea de personaje clásico del género.
Lo mismo se puede decir de Jennifer Conelly, que pocas veces ha estado tan carnal o Alan Arkin, perfecto como ese genio de la aeronáutica que es Peevy, pero quien se lleva la palma sin lugar a dudas es un Timothy Dalton que disfruta, y cómo, encarnando al villano de la función, ese sosias de Errol Flynn que enamora a las mujeres con sólo mirarlas, que hace proezas físicas espada en mano y que, descubierto como villano, tiene una sonrisa tan perfecta como diabólica.
Ahora bien, si hay algo que traslada de forma directa al espectador el sentido de la aventura que dimana de la cinta eso es, sin duda alguna, la maravillosa partitura de James Horner. Inspirado de principio a fin, el score del compositor tiene uno de los mejores temas principales de su trayectoria, un motivo recurrente asociado al héroe que se deja acompañar de otros dos, para Jenny y Sinclair, que sirven para concretar una ejemplar base sobre la que construir temazos como el de la primera aparición de Rocketeer o todo lo que acompaña al clímax de la acción a bordo del zeppelin.
Aunque su taquilla no fue lo que Disney esperaba de ella —el paso por salas del filme se saldó con 62 millones de recaudación en Estados Unidos—, y dos potenciales secuelas para las que ya habían firmado sus intérpretes se quedaron en el limbo, 'Rocketeer' sigue siendo, veinte años después de su estreno, una de las adaptaciones mejor planteadas que se han hecho sobre un cómic. Vale que no es una obra maestra, ni un filme sobresaliente, pero con el notable alto que siempre he considerado que tiene más que merecido, el filme de Johnston se sitúa muy por delante de la gran mayoría de las naderías que ya hemos repasado...y las que aún nos quedan por repasar.
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