Dejemos las cosas claras desde el primer párrafo. 'Mortadelo y Filemón contra Jimmy el Cachondo' (id, Javier Fesser,2014) no sólo es la mejor adaptación a imagen en movimiento que se ha hecho hasta ahora de los personajes de Ibáñez, sino que también es una de las dos MEJORES traslaciones que el cine español ha sabido poner en pie de material extraído de los tebeos. Que la cinta sea de animación resulta cuanto menos curioso considerando que el otro título que conformaría el dúo de lo único sobresaliente que nuestra industria ha sabido ofrecer en sus diversas miradas a las viñetas fue la espléndida 'Arrugas' (id, Ignacio Ferreras, 2011).
Ahora bien, allí donde la adaptación de la novela gráfica de Paco Roca no añadía nada a la superlativa lectura que fue y seguirá siendo siempre el tebeo del valenciano, lo que encontramos en esta segunda intentona de Javier Fesser —quien nada tuvo que ver en la secuela de su filme en imagen real sobre los agentes de la T.I.A— de sacar adelante algo sobresaliente basándose en tan célebres personajes , termina alzándose al mismo tiempo como complemento perfecto de cualquiera de las mejores historias que Ibañez nos ha ofrecido de su creación más famosa a lo largo de las casi seis décadas que han transcurrido desde que vieran por primera vez la luz en 1958.
Espíritu de Ibáñez
Tanto es así, y tan ajustado es el trabajo que Fesser y el equipo de Ilion Animation Studios realizan en estos espléndidos ochenta y ocho minutos, que creo que el mejor elogio que se puede verter sobre la cinta es que verla es como asomarse al equivalente directo a las viñetas del cómic en movimiento...en todos los sentidos que uno pueda llegar a imaginar. ¿Qué cuáles son esos sentidos? Así a bote pronto podrían agruparse en un único término que reúne de un plumazo todo aquello que quedará desarrollado a continuación: ESPÍRITU.
Pocas veces una adaptación de una obra, y estoy hablando en términos muy, pero que muy generales, se ha acercado tanto a capturar para sí la práctica totalidad de lo que la compone. Y de esas pocas, menos aún han conseguido que en muchos momentos uno se plantee hasta que punto el autor, en este caso Ibáñez, no habría "metido mano" en el asunto para que, minuto a minuto, el metraje se separara lo mínimo posible de aquello que él lleva cultivando con esmero tantos años a través de incontables páginas y aún más incontables viñetas.
Sabedores —al menos hasta donde uno alcanza a saber, claro— de que no ha sido así, y que todo lo que aquí podemos ver es responsabilidad ajena al dibujante, que nos vayamos encontrando con ese espíritu prácticamente a cada segundo de proyección viene a hablar de forma contundente, para empezar, del firme compromiso de Fesser de que esta vez su criatura no se le fuera de las manos y terminara convirtiéndose en el esperpento que sí resultó —y hasta qué nivel— la incursión previa en el imaginario de Mortadelo y Filemón. Y en ello tiene mucho que ver la sabia decisión de rodar la historia sirviéndose de la animación.
'Mortadelo y Filemón contra Jimmy el Cachondo', viñetas en movimiento
Ya dije en su momento que lo que exigían las aventuras de estos ineptos agentes secretos no podía llevarse a cabo de forma plausible en imagen real. Y la prueba no era sólo el ejemplo negativo que suponían las dos entregas estrenadas entre 2003 y 2008, sino que la comparación de ambas con algunos de los mejores momentos surgidos de la serie de "dibujitos" producida en los años setenta por los estudios Vara, ponía al descubierto lo erróneo del planteamiento de base: Mortadelo y Filemón funcionaban en animación, y eso es algo que la cinta que hoy nos ocupa afirma de forma categórica del primer al último plano.
Permitiéndose descontar de su ajustado metraje un primer tramo de veinte minutos que, entre otras cosas, es el equivalente a que el Coyote atrape al Correcaminos para todos aquellos los que llevamos leyendo los tebeos de Ibáñez desde que éramos unos renacuajos, la puesta en escena de lo que ya se vislumbra en este espectacular prólogo deja claro que, de así quererlo, podríamos pasar fotograma a fotograma la cinta y en cada uno de ellos hallaríamos esos mil y un detalles que el dibujante madrileño catalán siempre ha incluido en sus viñetas, pequeñas bromas fugaces que enriquecen sobremanera el contexto en el que se desarrollará una hilarante premisa argumental.
Pero, cuidado, que nadie piense que, al atender de forma tan íntima a que la apariencia de la cinta sea exactamente la misma que podemos encontrar en los tebeos, el guión firmado a seis manos por Fesser, Cristóbal Ruiz y Claro García deja de lado lo realmente importante —contar una historia— en aras de ser fieles al producto original. Ni mucho menos: funcionando como un reloj de precisión, el imparable ritmo que prefigura su arranque se extiende constante hasta la conclusión de la acción, ofreciendo al espectador toda una montaña rusa que, aumentada no cabe duda por el genial uso del 3D, resulta imposible que le deje indiferente.
Y, sumado a todo ello, un par de "detalles" más. Uno, una animación de calidad espectacular que, obviamente, le supuso al filme dejar fuera de combate a sus adversarias en la carrera por el Goya a principios de año. Y dos, una elección de voces acertadísima que encuentra en Karra Elejalde a un sorprendente Mortadelo y en Janfri Topera al mejor Filemón que pudiéramos haber deseado. Quizás la elección de Gabriel Chame como Jimmy no sea del todo adecuada por lo ocasionalmente ininteligible de su discurso, pero es un mal menor dentro de los incontables aciertos de un filme espléndido que, como decían por ahí, encuentra su peor baza en que deja con hambre de mucho más en cuanto finaliza. ¿Alguien ha dicho secuela?
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