Creo que antes de adentrarme de lleno en un análisis más o menos pormenorizado de 'Linterna verde' ('Green Lantern', Martin Campbell, 2011) he de dejar claro de antemano que nunca, desde que la viera en Nueva York —vale, me acabo de tirar un "pegote del quince", pero me hacía ilusión recordar que fue en La Gran Manzana donde la ví en una inmensa sala de los cines Regal de la calle 42— he podido llegar a compartir las duras críticas que han tachado a las aventuras del Hal Jordan encarnado por Ryan Reynolds desde ligerezas como equivocadas hasta epítetos "poco amables" como infumables o execrables.
Dicho esto, que nadie vaya a llevarse a error pensando que el hecho de no estar de acuerdo con las arremetidas más negativas que se le han hecho a la producción de la Warner en los últimos cuatro años implica que me sitúe en el lado opuesto del espectro de las mismas y quiera ver aquí un filme sobresaliente. No. Lo que si veo es un entretenimiento con bastantes aciertos y varios errores de bulto que ofrecía ante todo al muy nutrido grupo de espectadores que nada sabían de Linterna Verde un exhaustivo —y a todas luces excesivo— acercamiento a la mitología de tan puntal personaje del universo DC.
'Green Lantern', el cómic
Con un recorrido editorial que se remonta a 1940 con la aparición del primer Linterna Verde, no es el Alan Scott que apareció en aquél número 16 del 'All American Comics' el portador del anillo que pasará a la historia del cómic como uno de los personajes fundamentales para entender mucho de la parte más importante de la trayectoria de la DC de las últimas seis décadas. Ese honor, el de estar junto a Batman, Flash, Superman y Wonder Woman al frente de los personajes más queridos por los aficionados de una de las dos tres editoriales más importantes del panorama comiquero yanqui, es sin duda alguna de Hal Jordan.
Nacido de la pluma de Julius Schwartz en 1959, Jordan no fue simplemente una cara nueva tras el mismo manto que había portado hasta entonces Alan Scott, sino que supuso una total y completa renovación de la serie para convertirla en una cabecera de ciencia-ficción que transformaría a Linterna Verde en uno de los miembros de los Green Lantern Corps, una organización a nivel cósmico fundada por unos seres llamados los guardianes que se dedica a patrullar la galaxia defendiéndola de las amenazas que pongan en peligro el delicado equilibrio de una paz que nunca llega.
Con el empuje que el legendario Schwartz le dio a la nueva colección, Jordan y los Green Lanterns pronto pasaron a los primeros puestos de venta de DC, convirtiendo al temerario piloto de aviones y a sus compañeros de aventuras en uno de los personajes más queridos del panteón de la editorial. Y aquí sería el momento de apuntar los tres nombres que, a lo largo de las décadas, han tenido mayor incidencia en el devenir editorial del héroe del anillo esmeralda: Denny O'Neill, Neal Adams y, por supuesto, Geoff Johns.
Cuando los dos primeros se hacen cargo del personaje, las radicales formas narrativas de Adams, lo estilizado y grácil de su trazo y los arriesgados vericuetos de carácter social por los que llegarían a discurrir los guiones de O'Neill no tardaron mucho en acaparar la atención de los medios de comunicación, sobre todo cuando a ambos se le ocurrió la idea —impensable tiempo atrás— de mostrar a un personaje drogándose en la portada de la cabecera que Linterna Verde compartiría con Green Arrow. Una cubierta mítica donde las haya que no es más que la punta del iceberg de lo que ambos artistas consiguieron con unos números que siguen siendo considerados por muchos como lo mejor que se ha escrito sobre ambos héroes.
Desafortunadamente, el trabajo de O'Neill y Adams no fue un éxito comercial y la serie se canceló tras sólo catorce números abriendo un largo período en el que DC sometió a la cabecera a constantes cambios con la esperanza de atraer a unos lectores que se alejaban de forma paulatina de la serie: le cambiaron el nombre, añadieron otros "linternas" a la regularidad del universo —el infame Guy Gardner—, hicieron que Jordan perdiera la cabeza tras ver destruida Coast City, se transformara en un supervillano llamado Parallax, muriera y volviera como el Espectro...en fin, todo lo que suele rodear a esos movimientos editoriales que muchas veces resultan incomprensibles desde fuera.
Y así, transitando a lo largo de algo más de tres décadas, llegamos a principios del s.XXI, un momento en el que se dan la mano la insistencia de unos lectores que llevaban años solicitando la vuelta de Jordan con la incorporación como guionista de la serie del prolífico Geoff Johns: con fecha de diciembre de 2004 aparece el primer número de 'Green Lantern: Renacimiento', una miniserie que recuperará al añorado héroe para, poco después, situarlo al frente de unos eventos a nivel cósmico con los que Johns demostrará ser el guionista que personaje y cabecera necesitaban para volver a estar en primera línea.
Más de una década de idas y venidas
A principios de 1997, la Warner se pueso en contacto con Kevin Smith para que escribiera un primer tratamiento del guión de 'Linterna Verde'. Pero Smith, que acababa de finalizar el libreto de 'Superman Lives' y ya estaba empezando a encontrarse con graves problemas para levantar aquél proyecto que terminaría convirtiéndose en un infierno para el guionista y director, declinó la oferta. Se daba así apertura a un proceso en el que se sucederían nombres como Quentin Tarantino en las labores de guionista y director, Jack Black encarnando una aproximación en clave de comedia del personaje (sic) o el ubicuo David Goyer como guionista.
Incluso se llegaría a considerar la propuesta lanzada por Corey Reynolds, un gran fan del personaje de John Stewart —un Green Lantern negro— de poner en marcha una trilogía escrita por él en la que se introducirían paulatinamente a Hal Jordan, el cuerpo de Green Lanterns y la Liga de la Justicia. Pero también esta idea se abandonó —menos mal, porque habría sido un fracaso de aúpa— contratando Warner a Greg Berlanti en 2007 como director y co-guionista junto a Michael Green y Marc Guggenheim. Un trío que pretendía rendir homenaje a la etapa de Denny O'Neill y Neal Adams con su trabajo así como al período en el que Dave Gibbons estuvo al frente de la colección.
Filtrado un libreto que incluía a un buen puñado de los principales personajes de la mitología de Green Lantern y que ya fijaba como villano a Hector Hammond, uno de los "malos" recurrentes de la galería de némesis de Hal Jordan, la terna de guionistas llegó a escribir hasta tres tratamientos diferentes antes de que Warner se quitara de en medio a Berlanti a principios de 2009 y colocara en su lugar al definitivo Martin Campbell, un cineasta cuya impersonal trayectoria hasta entonces incluía como puntos álgidos las dos entregas del Zorro de Antonio Banderas, y el primer filme de dos Bonds diferentes, los encarnados por Pierce Brosnan y Daniel Craig.
'Green Lantern', la película
Con sus protagonistas elegidos poco después del anuncio de la ocupación de la silla de director —una elección que en el caso de Ryan Reynolds pasó por mil y un nombres de lo más variopinto— que 'Linterna Verde' contará con un presupuesto de 200 millones de dólares habla tanto de la mucha confianza que la Warner tenía en que el filme iba a ser uno de esos que revientan taquillas como de hasta qué punto se llegó a despilfarrar el dinero en una cinta que que no luce un capital al que, por poner un ejemplo claro, sólo cuarenta millones separaban de lo que James Cameron se había gastado dos años antes en 'Avatar' (id, 2009).
Y es que comenzando a hurgar en esos problemas de bulto de los que hablaba al principio, 'Linterna Verde' hace gala de un abuso de las técnicas de efectos digitales hasta tal punto que el traje del personaje que luce Reynolds está creado por ordenador: está claro que para poner en pie las aventuras de un héroe cuyos poderes se basan en un anillo que hace real lo que él imagina, el papel de los efectos visuales iba a ser de una relevancia suma, pero la desproporción con la que aquí se usan y lo mucho que "cantan" en no pocas ocasiones, da para pensar si en lugar de tanto croma hubiera sido deseable haber utilizado algo más la imaginación y menos la tableta digitalizadora.
Epatando pues al espectador con una vertiente visual que, no obstante —y como era de esperar— no es que sea un derroche de imaginación narrativa por parte de un Campbell que es correcto y poco más, el otro flagrante problema de 'Linterna Verde' es sin lugar a dudas lo muy ambicioso de su guión. Un libreto que no es más que una historia de orígenes inflada al máximo y que, por apuntar con precisión hacia un detalle que ya me pareció completamente erróneo en su primer visionado, falla al introducir a dos de los villanos más decisivos de la trayectoria del personaje en las viñetas.
En una apuesta por el "más difícil todavía", en lugar de ceñirse a explotar en toda su dimensión a Parallax, una amenaza que, bastante trastocada aquí con respecto a lo que había podido leerse en la página impresa, hubiera sido más que suficiente como villano único de la cinta, el libreto de 'Linterna Verde' introduce también, como decíamos antes, a Hector Hammond, un personaje desagradable y antipático que, encarnado con poco acierto por Peter Sarsgaard, queda como una constante molestia que, de haberse eliminado, habría aportado movilidad y fluidez a una historia que no hubiera necesitado de dos horas para su exposición.
Desafortunadamente, no fue así, y la presencia de un personaje que nunca se llega a sentir más que como un trámite que el héroe despachará sin mayores problemas resta efectividad al momento en que Parallax explota con toda su fuerza en pantalla. De hecho, eliminando a Hammond, también se habrían quitado de en medio a dos carácteres cuya inclusión está directamente sujeta a la del científico: los encarnados por un ridículo Tim Robbins que se pasea por aquí con aire casual para cobrar cheque y una Angela Basset que no podría estar más desubicada.
Compensados por el carisma de Ryan Reynolds, un actor que siempre me ha "caído" en gracia haga lo que haga, y un Mark Strong que hasta pintado de rosa y con orejas puntiagudas, vuelve a ser sin atisbo de duda lo mejor de la función, hora es ya de señalar aquello que me llevaba a afirmar en el segundo párrafo mi poca inclinación a considerar a 'Linterna Verde' a la misma altura de muchos de los infumables sub-productos que han pasado por este especial. Y creo que casi todo se dirimiría con una única palabra: ENTRETENIMIENTO.
Mezclando con cierta habilidad la verborrea, el humor y la chulería que destila Reynolds con un guión que, a pesar de sus importantes fallas, no para en ningún momento; y añadiendo a la mezcla el talante épico que encierra la presencia de Parallax y, por supuesto, el enfrentamiento entre éste y Linterna Verde en el clímax del filme, creo que entre lo mucho que se le puede achacar a la cinta firmada por Campbell no está el no resultar entretenida. Y, seamos francos, al menos el que esto suscribe no buscaba nada más cuando acudió por primera vez a verla.
Sabía que no iba a encontrarme, ni mucho menos, con la aproximación seria que Nolan había efectuado ya en dos ocasiones a Batman, y que por lo que los avances habían dejado entrever, 'Linterna Verde' se iba a mover por unos derroteros que tendrían el epíteto "ligereza" como máxima. Y tanto fue así que creo que parte del enorme varapalo que se llevó la cinta fue debido a unas expectativas mal orientadas y a exigirle a la producción que se situara al mismo nivel que las dos entregas de las aventuras del hombre murciélago. Un error atribuible a muchos responsables que, en última instancia, convirtió a una digna película de aventuras y fantasía en inmerecido objeto de unas iras críticas que, en opinión de servidor, fueron y siguen siendo excesivas.
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