Con el potencial de la animación como vehículo mediante el que dar a conocer a sus personajes expuesto de formas brillantes por aquella magistral serie que fue el Batman apadrinado por Bruce Timm, no resulta extraño que, llegado el momento, DC y Warner comenzaran a explotar las muchas posibilidades comerciales que atesoraban las producciones de dibujos animados editadas de forma directa en mercado doméstico, creando a la sazón un sello, el DC Universe Animated Original Movies dedicado de forma exclusiva a la puesta en pie de adaptaciones más o menos ajustadas de algunas de las mejores historias que sus personajes han conocido.
Bajo la supervisión de un grupo de productores entre los que se cuenta el citado Timm, los veintidós títulos que hasta ahora se cuentan en esta división de la productora se dirigen a un público decididamente adulto, abundando las cintas en características como violencia explícita y temática más madura que, a priori, las alejan de esos niños a los que aparentemente siempre tienen que aludir las películas de "dibujitos". Y si podría parecer que la elección de una única representante de tan nutrido grupo era complicada, cuando uno las ha visto todas queda muy claro que la mejor de ellas es, sin duda alguna, esta 'Justice League: The New Frontier' (id, David Bullock, 2008).
'DC: The New Frontier', el cómic
Forjado en los crisoles de 'Batman Beyond', el nombre de Darwyn Cooke comenzó a sonar con intensidad cuando, tras una tímida incursión en el universo del hombre murciélago comiquero con el prestigio 'Ego' —una historia que ya revelaba las inmensas cualidades narrativas del artista—, firmó 'Selina's Big Score', una novela gráfica centrada en Catwoman que nos dejó a los lectores que a ella nos acercamos con una expresión mezcla de asombro y admiración igualada, no cabe duda, por las páginas que después concretaría para la serie regular de la ladrona felina. Todas ellas, no obstante, quedarían eclipsadas por su siguiente obra.
Intentar condensar en unas pocas líneas la genialidad que albergan los seis números de 'The New Frontier' seria una auténtica injusticia hacia la ingente labor de documentación y preparación que Cooke tuvo que realizar para abordar este proyecto: por sus páginas encontramos referencias tanto de acontecimientos históricos reales —el final de la II Guerra Mundial, el comienzo de la Guerra Fría y la Carrera Espacial— como de aquellos que fueron apareciendo de forma dispersa por la miríada de cómics que fueron editados en aquellas décadas. Todo ello en un conjunto perfectamente ordenado que nos servía para descubrir una faceta desconocida en Cooke hasta entonces, la de un historicista riguroso del Universo DC.
'The New Frontier' comienza en una isla perdida en mitad del Pacífico en las postrimerías de la II Guerra Mundial: Los Perdedores, un grupo de soldados que ha ido a parar allí en misión de rescate, son masacrados por criaturas prehistóricas. Al final escapa de la isla uno de los soldados que iban a salvar, el Coronel Flagg. La historia salta entonces sin una intención aparente a un pequeño personaje llamado Hal Jordan, el futuro primer Linterna Verde y verdadero motor de todos los acontecimientos que Cooke utiliza para contar el periplo del nacimiento de la Liga de la Justicia.
A partir del momento en que Cooke introduce a Jordan la historia va volviendo de forma recurrente a su carrera como piloto, su paso por la guerra de Corea y su posterior formación como piloto espacial mientras toda una serie de acontecimientos comienzan a convulsionar el Universo DC a su alrededor: la llegada de J'onn-J'onnz a nuestro planeta el Detective Marciano—, la reaparición de Flash, la formación de los Changellers of the Unknown; y como trasfondo de todo ello el autor va construyendo una oscura trama alrededor de "El Centro", un ente desconocido del que Batman y J'onn-J'onnz van recogiendo pistas dispersas. Y todo ello sólo en los tres primeros números.
En éstos números observamos a un Cooke que ya es un dibujante y un narrador consumado: el perfecto equilibrio de la composición de cada página; el uso de tres viñetas en el más puro estilo clásico que rompe, cuando la historia así lo necesita, con el uso de splash-pages o de recursos narrativos geniales —las televisiones en la secuencia del discurso de Flash—; y la elección de Dave Stewart como colorista dan como resultado un trabajo sobresaliente que si algo denota es el amor de Cooke por los cómics en general y por el Edad Dorada en particular.
En los tres restantes, el dibujante desvela el misterio tras el centro, mientras continúa relatando el origen de Linterna Verde. Y así llegamos a los dos últimos números, dedicados a la batalla entre todos nuestro héroes y un enemigo dispuesto a hacer desaparecer nuestro planeta: la grandeza de las páginas que recogen la lucha es digna de admiración, y el heroísmo que Cooke sabe destilar de cada uno de los personajes implicados en la confrontación nos devuelve a una época de mayor inocencia, esa en la que los lectores contemplaban a Superman y compañía como auténticos iconos de su generación.
Sea tan sólo por recuperar parte de ese espíritu, sea por dejarse embelesar por unas páginas de belleza plástica sin par que hacen de la simplicidad la mejor arma para desmontar los prejuicios del lector hacia los relatos de superhéroes, la lectura de 'The New Frontier' es casi obligada para los que crecieron con las primeras aventuras de Superman o Batman, para aquellos nostálgicos que quieran recuperar un pequeño trozo de su infancia y en general para todo aquel amante del cómic que se precie.
'Justice League: The New Frontier', el nacimiento de los superhéroes
Aglutinar en 75 minutos todo aquello que abarcan las casi 500 páginas sobre las que se desarrolla 'The New Frontier' era una tarea, como poco, imposible. Pero la capacidad de síntesis que Stan Berkowitz y el propio Darwyn Cooke desarrollan en la composición del guión es la que logra alzarse como primera gran virtud de 'Justice League: The New Frontier': quedándose con lo imprescindible para que la acción sea coherente y resulte asequible al espectador y dejando a un lado todo lo que abunda en el cómic original en la construcción de personajes, los dos guionistas consiguen destilar la esencia de 'The New Frontier' en un guión que funciona con precisión suiza.
A fin de cuentas, la limitada duración de la producción no podía darse a muchos alardes si la intención de DC y Warner era, como lo ha sido en todas los títulos animados que han financiado hasta el momento, que las películas sirvieran a una intención clara: la de enganchar lo suficiente a los potenciales lectores que las vean como para provocar que terminen adquiriendo en su tienda especializada más cercana la edición en papel del título en cuestión. Y 'Justice League: The New Frontier' lo consigue, vaya si lo consigue.
Dejando descansar mucho trabajo sobre los hombros del espectador avezado, el filme —que elimina de un plumazo toda la sub-trama perteneciente a los Challengers of the Unkwnown— ofrece la suficiente información como para que la trama no nos resulte un ente farragoso pero se deja en el tintero tanto que, a poco que nos interese el mundo de la viñeta —y de no ser así, ¿qué diantres hacemos viendo una película con personajes de cómic?— la necesidad de acudir a las páginas originales y completar la experiencia será acuciante toda vez finalizado el visionado.
Unido a esta doble cualidad —la de funcionar como ente aislado al tiempo de servir de introducción a la complejidad que nos aguarda en las páginas de Cooke— está la calidad de una animación que, lejos de querer reinventar la rueda, se acerca lo más posible a los postulados que el artista estadounidense dejaba plasmados con su muy personal estilo: heredero del trazo cartoon que tenía a Bruce Timm como parangón inimitado hasta que él surgió, el dibujo de Darwyn Cooke para 'The New Frontier' se traslada de forma precisa en 'Justice League: The New Frontier', copiando los animadores incluso viñetas del tebeo tal cual.
Ello no supone un estorbo, ni mucho menos, a una historia que en su reducción sigue funcionando a las mil maravillas, instilando las mismas sensaciones de nostalgia y épica que dimanaban de las páginas originales, algo que es plenamente observable en el momento que Hal se convierte en Linterna Verde o, por supuesto, en la batalla final contra el Centro. Que el material de partida era lo suficientemente sólido como para que meter la pata fuera complicado es completamente cierto; que también era muy fácil errar el tiro, aún más.
'Justice League: The New Frontier' se aferra, obviamente, a conservar todo el encanto clásico que rezuman las páginas de Cooke y, aunque mucho separen una de otra, servidor no pudo evitar en su primer visionado recordar la inocencia de los episodios de 'Superman' producidos por los estudios Fleischer allá a principios de los años cuarenta. Algo de ella queda atrapada en una cinta que, como decía al comienzo, se alza por derecho como la mejor de un conjunto algo irregular de producciones de entre las que sólo destacaría las dos que trasladan las historias más famosas de Frank Miller para el hombre murciélago.
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