La entrada de hoy del especial de Cómic en cine es muy particular por diversos motivos entre los cuales destaca el hecho de que, de forma estricta, 'Batman: la máscara del fantasma' ('Batman: Mask of the Phantasm', Bruce Timm y Eric Radomski, 1993) no se trata de una adaptación a la gran pantalla de un tebeo en concreto, antes bien, será coincidiendo con el estreno de la cinta allá por diciembre de hace veinte años que DC publicaría una traslación de la historia ideada por sus cuatro guionistas a la página impresa y aviñetada.
Añadido a lo anterior, lo que hace muy especial a la cinta que hoy analizamos es el venir derivada de una de las mejores series de animación que se han podido ver en la pequeña pantalla. De hecho, casi me atrevería a afirmar que con sólo tres temporadas, la suma importancia que 'Batman' ('Batman: the animated series', 1992-1995) comporta en la historia del hombre murciélago está a la altura de la creación del personaje por parte de Bob Kane, los puntales de su tebeografía que son 'El regreso del caballero oscuro' ('The Dark Knight Returns', Frank Miller, 1986) y 'La broma asesina'('The Killing Joke', Alan Moore y Brian Bolland, 1988) y, cómo no, el primer filme de Tim Burton o la trilogía de Christopher Nolan.
'Batman', la serie de animación
La revolución que supusieron los 250 millones que 'Batman' (id, Tim Burton, 1989) llegó a acumular en la taquilla estadounidense —por no hablar de los 411 que cosechó a nivel mundial— se comenzó a sentir casi de inmediato en un súbito renacimiento del personaje a una escala que superaba con mucho lo que se había visto durante la década de los ochenta de mano de las citadas obras de Miller, Moore y Bolland. DC sabía que la estratosférica popularidad que había adquirido el personaje traspasando las fronteras de los aficionados a los cómics era algo que no se podía desaprovechar, y las mentes pensantes de la editorial —y de la Warner, claro está— coincidieron en determinar que la ocasión era propicia para tratar de captar a los más jóvenes de la casa a través de una serie de televisión llamada a revolucionar el concepto de animación para infantes que hasta entonces se tenía.
Aunque como decía antes, 'Batman' tan sólo estuvo tres temporadas en emisión, sus 85 episodios son muestra más que suficiente para considerarla, como muchos han hecho a lo largo de los años, sino como la mejor, sí como una de las mejores traslaciones que se han hecho del hombre murciélago fuera de los cómics. Y si bien aquí seria deseable señalar uno por uno a los muchos nombres que hicieron posible que durante tres años pudierámos ver en la comodidad de nuestro salón muchas de las mejores aventuras que Batman había vivido hasta entonces, no cabe duda de que es el de Bruce Timm el que sobresale por encima de todos.
Dibujante frustrado de cómics que terminaría dedicándose al mundo de la animación —resulta paradójico que tras triunfar con la serie de Batman, fuera galardonado con el prestigioso Eisner por esa pequeña obra maestra que es 'Amor loco' ('Mad Love', Paul Dini y Bruce Timm, 1994)—, Timm había trabajado ya en series como 'Flash Gordon' (id, 1983) o 'Masters del universo' ('He-Man and the Masters of the Universe', 1983-1985) cuando, tras intentar entrar en Marvel y DC, terminó dando con sus huesos en los estudios Warner, comenzando su andadura en el seno de la división animada de la major con aquella genialidad que fueron las 'Tiny Toon Adventures' (id, 1990-1995) impulsadas por Steven Spielberg.
De estilo minimalista y anguloso, el dibujo de Timm se basa tanto el art decó arquitectónico como en los dibujos animados de Superman realizados por los estudios Fleischer. Fusionando ambos con influencias que incluyen a Jack Kirby, Jim Steranko, Frank Frazetta o Alex Toth, la singular personalidad del trazo del artista será aquella por la que quede determinado en buena parte el aspecto global de una serie que ha sido alabada hasta la saciedad por su sofisticada narrativa, su tono sombrío, la madurez que destilaban sus guiones, el sólido trabajo que realizaron los actores que prestaron sus voces a los personajes —lo de Kevin Conroy no es normal—, la magnífica música que acompañó a los 85 episodios y, por supuesto, lo fidedignas que sus tres temporadas fueron al espíritu del personaje.
'Batman: la máscara del fantasma', la grandeza del hombre murciélago
Básicamente era un episodio expandido. Planteamos el guión e hicimos los diseños tratándolo con mayor calidad, pero nuestra intención nunca fue que se estrenara en la gran pantalla. Eric Radomski
Con la sombra de su cancelación todavía lejana, en 1993 la serie de Batman ya se había convertido en uno de los hitos semanales indispensables de la programación televisiva estadounidense, como también lo era, en términos mensuales, la cabecera que DC había comenzado a publicar al mismo tiempo que el arranque de la emisión con el nombre de 'Las aventuras de Batman' ('The Batman Adventures', 1992-1995). La popularidad del personaje era incuestionable, y los ejecutivos de la Warner, impresionados por el éxito que había tenido la primera temporada de la serie, encargaron a Alan Burnett la escritura de una historia para un largometraje que se editaría directamente en formato doméstico.
Pero dicha intención inicial fue trastocada en las primeras etapas de la producción cuando Warner decidió intentar sacar más partido a la cinta estrenándola en los cines. Lo que ello supuso, al margen de un aumento del presupuesto inicial hasta alcanzar 6 millones de dólares, fue que los responsables de la cinta iban a tener menos de un año para poder completarla, un periodo de tiempo muy escaso que obligó a una completa reestructuración de los recursos que si pudo llevarse a cabo fue gracias al enorme control creativo que los estudios cedieron a Timm, Radomski y todo el equipo de animadores.
Con la firme intención de hilvanar un relato que se alejara de lo que se había visto en la primera temporada de la serie, las dos ideas iniciales de Burnett para con el guión de 'La máscara del fantasma', fueron no utilizar la galería regular de villanos del personaje y trazar una historia de amor con la que humanizar a Bruce. Con ambos parámetros en mente, y aunque no deja de ser cierto que el Joker juega un papel fundamental en el transcurso de la trama, la historia de la cinta se desarrolla en dos tiempos diferentes, el "presente" en el que Batman ya es un nombre con el que todo Gotham está familiarizado, y el pasado, con Bruce intentando equilibrar su vida personal amorosa con la deuda adquirida con sus padres a través de la promesa que les hizo cuando fueron asesinados.
Estructurada a través de flashbacks, la cinta se beneficia de un tratamiento de los mismos que sus responsables quisieron acercar a los postulados de 'Ciudadano Kane' ('Citizen Kane', Orson Welles, 1941) en lo que a la historia de pérdida y el paso del tiempo se refiere. Que una cinta de animación mire a tan elevados referentes ya es un mérito, pero que consiga que esos momentos en los que la acción salta al pasado se eleven como los más intensos y reveladores, es algo que está al alcance de muy pocos, trabando el libreto una serie de ideas que concretan un Bruce Wayne como pocas veces se ha visto en la gran pantalla, algo que puede observarse en ese momento en el que el personaje se dirije a sus padres afirmando que "no contaba con ser feliz" o, aún más, en la secuencia en la que el millonario playboy viste la máscara por primera vez —atención a la reacción de Alfred—...pura genialidad en "dibujitos".
A potenciar el dramatismo de la historia vienen tanto la simpleza del estilo de animación como lo efectivo de una dirección que sabe sacar partido del misterio que envuelve a ese Fantasma que va cometiendo asesinatos por Gotham sin que nadie sepa quién está destrás de la máscara, quedando rubricada la cinta por dos factores que dicen mucho acerca del mimo que se tuvo con ella y con la serie de televisión en general: las voces y la banda sonora.
En lo que a las primeras respecta, el trabajo de Kevin Conroy es tan espectacular, que una vez se han visto la totalidad de los episodios, resulta harto complejo identificar a Batman con otra voz que no sea la suya. Junto a él, destacan aquí Dana Delany como Andrea, el interés romántico de Bruce, Stacey Keach como el padre de ésta y, cómo no, un alucinante Mark Hamill como el Joker, en un trabajo vocal sólo superado por lo que Heath Ledger compuso en 'El caballero oscuro' ('The Dark Knight', Christopher Nolan, 2008).
Colaboradora habitual de Danny Elfman —que había compuesto, tras varios dimes y diretes, el tema principal de la serie de televisión—, Shirley Walker fue la elección obvia para poner alma musical a 'La máscara del fantasma', ya que ella, junto a otros nombres como Lolita Ritmanis o Michael McCuistion, era la responsable de componer las partituras de las entregas semanales del hombre murciélago. Con unos créditos iniciales que no arrojan sombra de duda acerca de su idoneidad para el trabajo, el score de Walker se ajusta como un guante a la cinta, y nada tiene que envidiar a lo escrito por Elfman para el 'Batman' de Tim Burton.
Completada en un tiempo récord de ocho meses, 'Batman: la máscara del fantasma' se estrenó en cines el 25 de diciembre de 1993 y, como le pasaría seis años más tarde a 'El gigante de hierro' ('The Iron Giant', Brad Bird, 1999), el impacto en taquilla de la producción se vió disminuido ostensiblemente por la parquedad con la que Warner acometió la campaña publicitaria, alcanzando sólo 5 millones y medio de recaudación que se quedaban lejos de convertir la producción en un éxito.
Por supuesto, el que su rendimiento en taquilla fuera insuficiente no es bajo ningún punto de vista indicativo del mal funcionamiento de una cinta que ofrece una sólida historia de Batman —y aún más de Bruce Wayne—, con espléndidas referencias al 'Batman: Año uno' ('Batman: Year One', 1987) de Miller y David Mazzuchelli y a su continuación y homenajes a etapas clásicas como las de Dick Sprang, con ese (atención spoiler) enfrentamiento entre Batman y el Joker en una Gotham de miniatura sacado directamente de las páginas del cómic de un señor de la noche que esa misma década transitó en imagen real por severos eriales creativos.
Pero ya habrá tiempo para hablar de eso...
Ver 15 comentarios