Con cuatro producciones estrenadas entre 1999 y 2012, supongo que los más observadores del lugar —esos que lleváis las cuentas de lo que se ha cubierto y no en este especial de Cómic en cine— os habréis percatado de que el que esto suscribe no se ha molestado en cubrir nada más allá de la primera incursión en imagen real que el séptimo arte hizo sobre los tebeos de Astérix. Y eso se debe a una simple y contundente razón: el personaje de Uderzo y Goscinny NO funciona fuera de la animación.
Cualidad compartida por otros muchos personajes de cómic cuya peculiar idiosincrasia los convierte en poco o nada adaptables a las necesidades de una cinta con actores de carne y hueso —y aquí creo que todos señalaríamos a los mismos filmes, esos que suponen los momentos más bajos del maridaje entre fotograma y viñeta— que ninguna de las producciones en imagen real protagonizada por los irreductibles galos sabe captar el espíritu de las páginas originales es tan obvio como el que cualquiera de las aproximaciones animadas originales lo hacían con creces.
Es por este motivo que el estreno hoy de 'Astérix. La residencia de los dioses' ('Astérix: Le domaine des dieux', Louis Clichy, Alexandre Astier, 2015), por más que vaya a verse eclipsado por otra cinta de cómics, debería ser recibido con gran algarabía y necesaria atención por parte de los miles de aficionados de nuestro país que alguna vez se hayan acercado a alguno de los 35 álbumes que hasta el momento se han publicado de los geniales habitantes de ese pequeño pueblo de la Armórica.
'Astérix. La residencia de los dioses', la mejor
Una algarabía inicial que, de decidir dedicarle 85 minutos de vuestro tiempo, se tornará en júbilo final cuando déis cuenta de la espléndida adaptación del álbum original que supone una cinta divertida a rabiar cuya duración pasa en algo menos de un suspiro y deja claras dos cosas: la obvia, que es la animación el mejor formato para dar vida a los caricaturescos y excéntricos galos que traen de cabeza al César y, la inesperada, que estamos ante la MEJOR aproximación que se ha hecho a uno de los títulos creados por René Goscinny y Albert Uderzo.
Álbum 17 dentro de la numeración de la serie, y todavía con los guiones de Goscinny —cualquiera que haya leído todos los volúmenes de Astérix sabe del descenso de calidad de las historias que se observa a partir de 'Astérix en Bélgica'— 'La residencia de los dioses' narra otro de esos intentos de Julio César de poder llegar a conquistar la totalidad de la Galia y acabar de una vez con esos alocados habitantes que, gracias al poder de la poción de Panorámix, son capaces de acabar con las mejores legiones que Roma es capaz de entrenar.
Crítica nada velada al crecimiento desmesurado del sector mobiliario —y estamos hablando de un álbum que se publicó en 1971, ahí es nada— las 48 páginas del álbum que es objeto de esta nueva adaptación cinematográfica, son trasladadas aquí con espléndido tino, conservando Alexandre Astier, que también ejerce las labores de guionista, toda la esencia de la historia puesta en pie por Goscinny por más que las exigencias del medio provoquen ciertos cambios y adiciones al discurrir de lo que puede leerse en el tebeo original.
Entre ellas, las más llamativas son las que atañen al mayor protagonismo e interacción con Astérix y Obélix que se otorga a la familia ganadora del apartamento en el residencial que da título al cómic y la película — y, por supuesto, todo aquello que tiene lugar en los edificios elevados a mayor gloria del imperio romano en los bosques que circundan la aldea gala y que vienen a redondear la parte cómica con más referencias anacrónicas de la producción.
Animada de forma soberbia —el uso del 3D es estupendo por más que siga siendo un extra que creo que añade poco a la experiencia de ver cine—, con una espléndida partitura de Philippe Rombi y demostrando que el éxito de una cinta protagonizada por Astérix depende, y mucho, del respeto al material original publicado en papel, 'Astérix. La residencia de los dioses' no debería, como apuntaba algo más arriba, caer en el olvido aplastada por el mayor protagonismo que sin duda va a tener una de las dos películas más esperadas de este 2015. En serio, si se les pone a tiro, no se la pierdan, lo agradecerán.
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