Muy a pesar de la enorme riqueza que atesora, la suerte del cómic español en la gran pantalla ha sido, como poco, desigual. Tanto, que hasta el momento, éste especial de Cómic en cine sólo se ha hecho eco de una producción salida de la página impresa, aquella que se centraba en dar cuenta de lo que Javier Fesser perpetraba con los personajes de Ibáñez y en la que ya avisábamos que sólo una de las cinco producciones que han servido al cine patrio para incursionar en el mundo de los tebeos se salvaba en su totalidad de la quema más justificada.
Huelga decir que esa una es 'Arrugas' (id, Ignacio Ferreras, 2010), traslación muy fidedigna a cine de animación del cómic que en 2007 ponía patas arriba el mundillo y colocaba a Paco Roca, su autor, en el punto de mira de una marea mediática que, de repente, pareció darse cuenta de algo que los lectores de tebeos de "toda la vida" sabíamos de sobra desde años atrás: que como medio de expresión artística el cómic es tanto o más válido que cualquiera de sus hermanos mayores y que, puestos a calificarlo, me parece la forma narrativa por antonomasia del s.XXI. Ahí queda eso.
'Arrugas', el cómic
Empezó como una pequeña brisa, que se transformó en vendaval y tornó en auténtico tornado de fuerza EF5 —o T11, según la escala que queráis utilizar— arrasando el panorama nacional del tebeo allí por donde pasaba. Se llevó de calle los premios al Mejor Guión y Mejor Obra Española en el Salón de Barcelona de 2008 y a nadie le sorprendió cuando consiguió lo propio con la segunda edición del Premio Nacional del Cómic, galardón éste último que no hacía sino subrayar con todo el énfasis posible que lo que Paco Roca había conseguido con su historia sobre la vejez y el Alzheimer no estaba al alcance de cualquiera.
Publicada allende los Pirineos por Delcourt y a este lado por Astiberri, por mucho que 'Arrugas' pareciera salir de la nada, no era más que el siguiente paso lógico en la tremenda evolución como autor que Paco Roca había experimentado desde sus comienzos en 1994 en las páginas de la revista 'Kiss Comics': durante los trece años que separaban a la laureada obra de aquellas viñetas de corte erótico, Roca había dejado atrás el vehículo que lo "vio nacer" para, primero, adentrarse en la psique de Dalí con la fascinante 'El juego lúgubre'.
Después de ella llegarían el único álbum de una pretendida serie de aventuras sobre un ficticio personaje llamado Alexandre Ícaro y 'El faro', una pequeña historia con elementos fantásticos que sirve de perfecta antesala a lo que vendrá en las páginas de 'Arrugas' de la mano de Emilio, Miguel y todo el plantel de personajes que desfila ante nuestros ojos por ese lugar en el que terminarán muchas de nuestras existencias, el asilo de ancianos —o residencia de la tercera edad, cómo ahora se le insiste en llamarlo para suavizar su condición.
La forma de Roca de tratar a tan olvidado grupo social, la delicadeza y elocuencia con la que afronta la gravedad del Alzheimer, el humor que destilan muchas de las surrealistas situaciones en las que se ven envueltos los protagonistas y el poso de reflexión acerca de nuestra mortalidad que queda toda vez se cierran las páginas del volumen se unen a la briilante simpleza de formas del artista para demoler todo prejuicio que muchos de los que se acercaron a ella movidos por los típicos cantos de sirena de la prensa albergaban hacia la lectura de un "simple" tebeo.
Pero como terminaría demostrándose por activa y pasiva, 'Arrugas' no tiene nada de simple y si MUCHO de tebeo. De tebeo del que hace grande al medio por mucho que la excesiva atención que despertó —que provocó un interminable goteo de invitaciones hacia Roca por parte de toda clase de instituciones— terminara ahogando parcialmente la grandeza de las páginas. Una páginas que, con los derechos adquiridos por parte de la productora Perro Verde en 2009, tenían poca o nula necesidad de verse trasladadas a la gran pantalla.
'Arrugas', brillante e innecesaria adaptación
Quizás no por exactos valores pero igual de válido en cuanto a la argumentación que aquí podría enhebrar, todo aquello que comentaba hace unos días acerca del por qué 'Tamara Drewe' (id, Stephen Frears, 2010) no era un cómic susceptible de ser trasladado al cine podría ser aplicado a 'Arrugas' con un matiz agravante en el caso del filme que hoy nos ocupa, que al tornarse en producción animada supervisada muy de cerca por su autor, la personalidad visual del mismo iba a diferir tan poco de las viñetas que leer el cómic o ver la película sería prácticamente lo mismo.
Esta línea de reflexión, realizada por servidor antes de asistir al estreno del filme hace cuatro años, tuvo precisa respuesta en hora y media que, lejos de aportar algo a las maravillosas cien páginas en las que Roca desarrollaba su historia, quitan aquí y allá pequeños detalles de la misma que, hasta cierto punto, no hacen sino empobrecer la fuerza del mensaje que dejaba la página impresa y demuestra, mejor que cualquier otra apreciación, lo innecesario de una película sobre 'Arrugas'.
Dicho esto, y aislando por completo el resto de la entrada de tales disquisiciones, si hay que valorar a 'Arrugas' de forma exclusiva como hecho cinematográfico, lo cierto es que estamos ante una producción soberbia que, para empezar, al respetar el estilo gráfico de Roca, hace gala de una personalidad arrebatadora. Un gran acierto éste que se une a un reparto de doblaje impecable —genial la decisión de hacer argentino a Miguel— y a una partitura de gran sensibilidad de Nani Gaitan y que queda rubricada por la excelente dirección de Ignacio Ferreras —atención al flashback centrado en Dolores y Modesto...sublime.
El trabajo de éste último —y de los animadores detrás de cada fotograma— de tomar las páginas de Roca e insuflarles movimiento es merecedor de aplauso en términos generales, como también lo es el pausado ritmo que caracteriza a todo el metraje y que parece querer servir de vehículo a una primera reflexión de la producción acerca de cómo transcurren las cosas cuando uno es viejo. Una reflexión sobre la que después se abunda a lo largo del metraje y que, mezclada con aquellas que se enuncian en torno al Alzheimer, convierten en vehículo de imprescindible visionado a este espléndido filme.
Un filme que nunca llega a superar al original por muchos motivos pero que, al igual que éste, encontró el reconocimiento de la industria cinematográfica española en la forma de dos Goyas, uno más que merecido para rubricar el que fuera la Mejor Película de Animación del 2011 —aunque bien cierto es que las competidoras eran muy irregulares— y otro, más discutible por lo mucho que tiene de copia directa, que fue a parar al Mejor Guión Adaptado superando a los impresionantes trabajos que Almodóvar o Benito Zambrano habían llevado a cabo en dicha categoría.
Ahora bien, si 'Arrugas' el cómic supuso un paso de relevancia extrema en la aceptación del tebeo como forma "noble" de narrativa, y mucho se ha hablado de la madurez definitiva del medio desde entonces —un discurso, por cierto, más cargado de sensacionalismo que de verdad—; 'Arrugas' la película no encontró respuesta directa en un masivo interés del cine español por el cómic o, como veremos, en servir de ejemplo de cómo ha de tratarse un tebeo a la hora de trasladarlo a 24 fotogramas por segundo.
Otra crítica en Blogdecine | 'Arrugas', una joya a descubrir
Ver 8 comentarios