'Cometas en el Cielo' es la penúltima película de Marc Forster (recordemos que actualmente está trabajando en una nueva entrega de la saga de James Bond), sin duda uno de los realizadores más polifacéticos que hay en la actualidad. Sin un estilo reconocible, Forster nos ha regalado películas tan distintas entre sí como 'Monster´s Ball', 'Descubriendo Nunca Jamás', 'Tránsito' (para el que suscribe su peor trabajo) o 'Más Extraño que la Ficción' (para el que suscribe su mejor trabajo). Ahora con la adaptación de la exitosa novela de Khaled Hosseini, vuelve a hacer algo completamente distinto.
'Cometas en el Cielo' ('The Kite Runner', 2007) narra una historia de amistad entre dos niños afganos, separados por pertenecer a dos clases sociales distintas. Ahora, uno de ellos vive en California, donde acaba de publicar su primer libro, cuando recibe una llamada que le obliga moralmente a volver a Afganistán para ayudar al hijo de su amigo de la infancia.
A pesar de que está ambientada en Afganistán, por lo menos un parte importante del relato, no hay una sola connotación política en toda la película. Sí, aparecen afganos, sí aparecen talibanes, sí, el país pasa por el momento de la invasión rusa de principios de los 80, pero el film evita meterse en fregados de ideologías o denuncias de cualquier tipo. Ni lo pide, ni creo que la historia dé para eso. Forster se centra sobre todo en uno de los dos personajes, curiosamente el que peor cae de todos. Un niño cobarde, al que un miedo atroz le impide ser mejor persona. Por mucho que intenten vendernos la moto viendo como se ha convertido en un hombre de provecho en los USA, publicando un libro y demás, es un personaje totalmente horrible, que sí está bien interpretado cuando es un niño, pero cuando ya es mayor, el trabajo del actor que le da vida es más bien mediocre.
Porque si hay algo que brilla con luz propia en esta película son los dos actores infantiles que dan vida a los personajes centrales cuando éstos son niños. Zekeria Ebrahimi y Ahmad Khan Mahmidzada están estupendos en sus roles. Ambos se estrenan como actores en esta película, y lo cierto es que logran una comunicación con el espectador increíble. En el caso del primero vemos perfectamente como su cobardía va haciendo mella en él, y como sólo por su culpa una amistad inquebrantable se puede romper definitivamente. En el caso del segundo es simple y llanamente una delicia de niño, con expresiones y gestos muy naturales, todo un portento de actor joven del que mucho me temo no podremos disfrutar en demasiadas ocasiones.
La película tiene tres bloques muy diferenciados: la infancia en Afganistán, la vida en USA y la vuelta a Afganistán años después. Se me hace mucho más interesante la primera de ellas,en la que vemos el progreso de la amistad de ambos niños, no se separan jamás, van juntos al cine a ver la misma película (curioso homenaje a 'Los Siete Magníficos'), viven prácticamente en la misma casa, y sobre todo hacen volar una cometa juntos, compitiendo con los demás niños en un juego que consiste en tumbar todas las demás cometas que surcan los cielos. Por cierto, hay que decir que las escenas de las comentas son de lo más inspirado visualmente del film, aunque por momentos da la sensación de que no vemos cometas, sino una persecución de cazas. Algo así como escenas bélicas aéreas, pero en vez de aviones, cometas. Una escena muy metafórica, haz la guerra, pero de buen rollo. Competitividad en el sentido más positivo de la palabra.
Los otros dos bloques me resulta muchos menos interesantes, sobre todo el de la vida en los USA, de lo que apenas se cuenta nada. Al igual que la vuelta al país natal, donde se supone que vamos a asistir a un viaje de redención por parte del protagonista y resulta que comprobamos que es el mismo cobarde e inútil de siempre (nótese al final, quién salva realmente a quién), un viaje nada agraciado, que termina de ser redondeado en el soporífero epílogo, en el que la ñoñería más repelente hace acto de presencia, dejándonos con un sabor de boca repulsivamente dulce. Habría que decir que la película, en su larga duración, raya lo ñoño de forma descarada, algo extraño en Forster.
Al final tenemos una floja película bastante descompensada por culpa de esos tres bloques mal definidos y unidos. Dejo para el final la banda sonora de nuestro compatriota Alberto Iglesias, y a pesar de haber realizado una excelente partitura, son bastantes las veces en las que la música aparta de lo que estás viendo. Y es que el señor Iglesias es demasiado bueno para que su música vaya acompañada de imágenes. Una pena que este artista sólo sea reconocido por el público únicamente por sus trabajos para el cine.
Otra crítica:
En Blogdecine | Marc Forster, Cometas en el Cielo, Alberto Iglesias