Hace poco que llegó a la plataforma y 'La fierecilla indomable' ya se ha convertido en uno de sus estrenos más vistos.
Dirigida por Anna Wieczur-Bluszcz, Netflix continúa su producción de películas románticas polacas, optando en esta ocasión por un argumento más clásico en comparación con el romance erótico y oscuro que fue '365 Días', su proyecto más exitoso de la misma nacionalidad.
Volver a empezar
La historia de 'La fierecilla indomable' arranca en EEUU donde Kaska, una joven científica, decide volver a su Polonia natal tras un desengaño amoroso. Allí se reencuentra con su hermano, que está a punto de cerrar la venta de los terrenos familiares a Agata, una empresaria cuyo negocio corre peligro de no firmar el trato. Ante la negativa de Kaska a ceder su parte del terreno, Agata decide recurrir a su hermano Patryk, un buscavidas hasta arriba de deudas que accede a seducir a la joven para que ceda en el asunto.
A pesar de tener un título similar, la película poco o nada tiene que ver con 'La fierecilla domada' (ni la de Shakespeare ni su adaptación al cine protagonizada por Elizabeth Taylor). Estamos ante una inofensiva comedia romántica que bien podría formar parte del catálogo de Hallmark (lo que viene siendo una película de sobremesa de toda la vida).
Comedia de enredos
La historia tiene su mayor baza en su tono humorístico, ya que consigue disimular la falta de coherencia que en ocasiones demuestra la evolución de la relación principal (¿el segundo encuentro en la lluvia?). Tampoco es de las que arranca la carcajada pero tiene un par de escenas curiosas, como el concurso de cortar madera.
No llega al nivel de escenas sonrojantes de algunas de las producciones similares de Netflix aunque no le hubieran venido mal para hacer el conjunto más entretenido, puesto que su estirado metraje de casi dos horas se termina haciendo excesivo.
A nivel de producción, el acabado es correcto, mostrando un derroche de planos del paisaje de montaña polaco que, desde luego, son agradables a la vista.
'La fierecilla indomable' es exactamente lo que promete: una comedia romántica de enredos sin demasiada complejidad que gustará a aquellos que disfruten del género y no sean excesivamente exigentes. Ahora bien, si buscáis un nuevo placer culpable, en ese sentido se queda un poco a medio gas.
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