Cinco años después de triunfar con 'Ida' (ganadora del Óscar a la mejor película de habla no inglesa), vuelve el polaco Pawel Pawlikowski con 'Cold War', un drama romántico que ha cosechado toda clase de elogios a su paso por grandes festivales, así como un premio tan prestigioso como el de mejor dirección en Cannes.
Es, por tanto, uno de los grandes estrenos del otoño (para cualquier amante del cine) y no decepciona lo más mínimo. Pawlikowski vuelve a recurrir a la fotografía en blanco y negro para crear una película increíblemente hermosa, un obra extraordinaria donde cada escena, cada plano, cada instante de esta trágica historia, es una obra de arte que podrías quedarte admirando durante horas. Sí, es así de buena. Un inmediato clásico.
Como aclara su título, el film tiene lugar durante los años de la Guerra Fría y gira en torno a un romance improbable e imposible que, a pesar de todas las dificultades que se presentan, se va desarrollando de forma dramática y apasionada a lo largo del tiempo. Durante unos 88 minutos que se pasan volando, asistimos al peculiar desarrollo de la relación, pasando por todas sus etapas, desde los momentos dulces a los amargos, desde su principio a su final.
A priori, nada nuevo. Sin embargo, Pawlikowski vuelve a demostrar que lo importante es la narración, cómo cuentas la historia. En este caso, la de dos personas que se conocen por accidente, intentan amarse y ser felices en unos tiempos donde no hay lugar para la belleza, el amor y el arte, a menos que se dedique a fines políticos, a la propaganda.
La acción parte del lado comunista, mostrando su terribles efectos en la vida de los protagonistas y su entorno, y cómo alguien astuto y fiel al partido, aunque incapaz de aportar nada realmente útil o bello al mundo, un hombre absolutamente gris, puede ascender y "triunfar" en la vida. Lo pongo entre comillas porque si has visto la película ya sabrás que su victoria sólo es superficial; en una brillante escena, comprueba que jamás podrá ganar en lo que importa.
'Cold War', un nuevo clásico del (mejor) cine romántico
Es interesante cómo el autor polaco, que comenzó en el documental, arranca su película rindiendo homenaje a la cultura popular y las canciones de amor, encontrando la belleza en los sentimientos de esas letras. Durante esa búsqueda de talentos, el pianista y culto Wiktor (Tomasz Kot) conoce a una desesperada chica de pueblo y pasado problemático, Zula (Joanna Kulig). Ella canta, él se enamora, y la vida de ambos cambia para siempre.
Da igual que hayamos visto cientos o miles de películas románticas, 'Cold War' es especial, te engancha enseguida y te atrapa, con recursos que aparentemente no parecen especiales, lo cual hace que sea aún más sorprendente. Al final, todo depende de la mirada, de dónde se sitúa la cámara y decide qué se muestra al espectador. Vamos viendo retazos de la vida de los protagonistas, capturados de la forma más natural, elegante y artística posible.
El ritmo, la composición y la dirección de actores, todo funciona para dar la sensación de estar viendo algo auténtico, no fingido o recreado. Se encadenan como hermosos cuadros en movimiento, cargados de detalles sutiles, interpretaciones y subtexto, que dicen mucho más de lo que parece a simple vista; quedémonos con el nombre del operador, Lukasz Zal ('Ida', 'Loving Vincent').
También impresiona cómo 'Cold War' nos lleva por un viaje a través de Polonia, Berlín, París o Yugoslavia, durante los años 50, y la ambientación no tiene nada que envidiar a las grandes superproducciones de Hollywood. Sin embargo, es una coproducción europea y sus opciones comerciales son limitadas, no llega con tantas copias como los churros industriales y quizá se convierta en otro de esos títulos de culto que se redescubren en formato doméstico, porque los nombres son polacos y desconocidos para el gran público.
Que así sea. Pero te digo una cosa: cuando la veas, vas a lamentar no haberla disfrutado en pantalla grande. 'Cold War' es una rotunda obra maestra, una de las experiencias cinematográficas más maravillosas del año. No te la pierdas.
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