'La cocinera de Castamar', la nueva serie de Antena 3 que preestrena Atresplayer Premium, comienza un poco tropezada. Vemos la desgracia que se cierne ante el duque de Castamar (Roberto Enríquez) por la prematura y accidentada muerte de su esposa. Un prólogo forzoso que se siente algo fuera de sitio pero que, afortunadamente, es un traspié del que se logra reponer este drama de época.
Basada en la novela homónima de Fernando J. Múñez, la serie nos traslada a las tramas palaciegas del Madrid del siglo XVII a través de los ojos de Clara Belmonte (Michelle Jenner), joven con un pasado algo oculto que llega para servir en el palacio de este duque, cuyo duelo está durando demasiado. Su pericia con la cocina en seguida la destaca a ojos de los nobles.
Esto pasará en unos días concurridos, cuando el rey Felipe "obliga" a salir al duque de este luto y, por tanto, el de Castamar dará una fiesta en el que se invitará a la aristocracia madrileña y del resto de España. Entre ellos Enrique de Arcona (Hugo Silva), rival del duque en búsqueda de venganza personal.
Iñaki Peñafiel y Norberto López Amado dirigen la serie, cuyo equipo de guionistas está formado por Ramón Tarrés Reguant, Camino López Lozano, Arantxa Cuesta y Victor Pedreira, con Tatiana Rodríguez Vázquez como coordinadora de guion. El reparto de 'La Cocinera de Castamar' se completa con Maxi Iglesias, Silvia Abascal, Nancho Novo, María Hervás, Paula Usero, Fiorella Faltoyano, Jean Cruz, Jaime Zataraín, Marina Gatell, Mónica López y Agnés Llobet.
Un ligero y entretenido drama de época
Más allá de ese tropezado comienzo (que, insisto, se podría haber realizado de otra manera), 'La cocinera de Castamar' se recupera nada más aparecer Jenner en la pantalla. O, más concretamente, en lo que el palacio se va llenando de gente llegada de multitud de sitios, adornando lo que bajo el papel (y a juzgar por el tráiler) podría ser un drama romántico más gracias a las intrigas palaciegas.
Gran mérito de esto, más que por el guion, lo tiene un reparto que se ve cómodo y juguetón, por lo menos durante la hora inaugural de la serie. Sus personajes enseguida son amigables para el espectador incluso cuando sabemos que son pérfidos conspiradores que trastean con la vida de un protagonista que se muestra, de lejos, el más frío y áspero de todos.
En líneas generales la serie es bastante ligera e incluso luminosa, huyendo, más allá de las tragedias habituales del pasado de los protagonistas, de un tono oscuro y complejo. Va, por lo menos en principio, bastante de frente: presentaciones claras de los personajes, de sus intenciones y de sus circunstancias. Quien busque aquí algo más complejo u oscuro, este no es su sitio.
Lo cual, por otro lado, es bastante de agradecer ya que tengo la sensación de que de reforzar más esos aspectos la serie no se sostendría tan bien. Es una cuestión de equilibrio a la hora de mezclar las intrigas y los romances palaciegos que, simplemente, funciona.
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