1985 fue un año de lo más fructífero para Clint Eastwood. Filmaba y estrenaba ‘El jinete pálido’ (‘Pale Rider’), la película que probablemente marcó el primer punto de inflexión en su carrera, pues a partir de entonces muchos críticos empezaron a tomárselo en serio —otros seguirían ciegos hasta el estreno de ‘Sin perdón’ (‘Unforgiven’, 1992)—, siendo precisamente los europeos los primeros en caer de la burra. Por otro lado cineastas de la talla de Steven Spielberg o Jean-Luc Godard expresaron siempre su admiración hacia el cine de Eastwood. El Rey Midas intentó contar con él como actor en ‘Tiburón’ (‘Jaws’, 1975), pero al final no pudo ser y su sueño de verle como actor en alguna de sus películas parece haber desaparecido con el paso de los años, lo mismo que le ocurrió a cineastas como Sam Peckinpah —lo quería para ‘Pat Garrett y Billy The Kid’ (1973) y ‘Convoy’ (1978)—, Richard Brooks, que lo quiso para ‘Muerde la bala’ (‘Bite the Bullet’, 1975) o Francis Ford Coppola, que lo quiso para ‘Apocalypse Now’ (id, 1979).
Sea como fuere lo cierto es que en estos momentos la relación de Spielberg con Eastwood es bastante buena, siendo el primero productor de algunas de las películas del segundo, tal es el caso de las dos producciones bélicas dedicadas a la batalla de Iwo Jima, ‘Los puentes de Madison’ (‘The Bridges of Madison County’, 1995) o la recién terminada ‘Hereafter’, un drama de terror con Matt Damon a la cabeza. El inicio de esta relación hay que buscarlo allá por el 85, cuando Spielberg llamó a Eastwood para que dirigiese uno de los episodios de la serie ‘Cuentos asombrosos’ (‘Amazing Stories’), la cual duró dos temporadas y que en nuestro país conoció incluso un estreno en salas de cine de un compendio de tres episodios. A principios de los 90 fue emitida por tve y pudimos comprobar cómo se desenvolvía Eastwood en terreno televisivo con una historia no actual y muy distinta al resto de los episodios.
‘Vanessa en el jardín’
Clint Eastwood tuvo un primer periodo de fama en el campo televisivo gracias a la serie ‘Látigo’ (‘Rawhide’), pero como director fue en la serie apadrinada y escrita por Spielberg la primera vez que manejaba material para la televisión. ‘Cuentos asombrosos’ fue la respuesta de Spielberg a su admirada ‘En los límites de la realidad’ (‘The Twilight Zone’) de la que también realizó su adaptación cinematográfica en 1983 acompañado de Joe Dante, George Miller y John Landis, directores unidos al género de la Sci-Fi. En ‘Amazing Stories’ —que vista hoy día no ha perdido nada de su frescura— Spielberg logró reunir a un buen número de realizadores de prestigio, tales como Martin Scorsese, Robert Zemeckis o Joe Dante, y escritores como el maravilloso Richard Matheson cuya contribución al género habla por sí sola.
Evidentemente, Eastwood fue uno de esos realizadores que aceptaron gustoso la propuesta de Spielberg, y lo hizo en el episodio titulado ‘Vanessa en el jardín’ (‘Vanessa in the Garden’) que protagonizaron Harvey Keitel, Sondra Locke y Beau Bridges. La historia nos lleva a la América de finales del siglo XIX; Byron Sullivan (Keitel) es un pintor que está a punto de conocer la fama gracias a la inestimable ayuda de su amigo y representante Teddy (Bridges). Antes de realizar una importante exposición, la mujer de Byron, Vanessa (Locke) muere en un accidente y aquél entra en una profunda depresión que le aleja de la pintura. Pero los deseos de volver a ver a su esposa con vida logran lo increíble, devolver la vida a Vanessa a través de los cuadros que pinta.
Dejando a un lado que la serie ya tiene unas determinadas pautas y elementos que se repiten en prácticamente todos los episodios, Eastwood logra imprimir su estilo en esta pequeña pieza con no pocos aciertos. Para empezar el personaje interpretado por Keitel no se aparta en demasía del universo de personajes del cine de Eastwood, un hombre solitario que parece estar por encima del bien y del mal. El tono fantástico de la trama sirve a Eastwood para juguetear una vez más con un género con el que equivocadamente no se le relaciona; el carácter onírico de muchas de las secuencias nos hacen pensar que tal vez todo esté en la cabeza del personaje central. Pero sobre todo ‘Vanessa en el jardín’ pone de relieve el hecho de que en los trabajos de Eastwood los personajes femeninos son vitales, a pesar que de que muchos cegatos han definido su cine como “de hombres”. Sondra Locke, por aquel entonces compañera sentimental del actor, da vida —y muerte— a una Vanessa con ecos de la Jennie de William Dieterle, otro cuento romántico sobre lo intemporal del amor.
Dentro de la filmografía de Eastwood ‘Vanessa en el jardín’ es cuanto menos una curiosidad, muy aceptable, entretenida y a ratos fascinante. Dentro de la serie ‘Cuentos asombrosos’ es uno de los cinco mejores episodios de toda la serie, lo cual no es poco.
‘Detective’
Creo que Jean-Luc Godard no necesita presentación para muchos de vosotros. Debutó en el cine con ‘Al final de la escapada’ (‘À bout de souffle, 1960) en la que participaron François Truffaut y Claude Chabrol, a los que un servidor prefiere infinitamente más que a Godard. Este tipo siempre se me ha atragantado con sus trabajos, los cuales el paso del tiempo ha revelado como poses artísticas, berrinches culturales con los que ir de listo. Anarquía pura y dura dentro de un cine que fue considerado vanguardista —cada vez que oigo esa palabra aplicada a cualquier cosa me entra la risa— debido a jugar con los elementos clásicos del cine. Por ejemplo, Godard siempre gustó de hacer un montaje en sus films con el que romper toda relación de espacio y tiempo. Historias caóticas en las que —dicen, yo no— los personajes respiraban pura emoción y fuerza.
Disiento. Y el ejemplo de hoy me sirve perfectamente para decir lo que quiero. ‘Detective’ (Détective, 1985) es un intento de homenajear al cine negro americano por parte de alguien que representó como nadie ese timo llamado Nouvelle Vague, en el que se pretendía romper con todo lo establecido, huyendo del cine convencional o de formas narrativas clásicas. ¿Y por qué esta película en un especial dedicado a Clint Eastwood? Muy sencillo, Godard tuvo la brillante idea de dedicar esta película a John Cassavetes, Edgar G. Ulmer y Clint Eastwood, pues consideraba que estos tres directores eran los máximos representantes del cineasta independiente. Totalmente de acuerdo, películas como ‘Detour’, ‘Faces’ o ‘Honkytonk Man’ confirman dicha aseveración, pero es una pena que ‘Detective’ no esté a la altura de lo homenajeado, el cine negro y la aportación de los mencionados directores al género.
‘Detective’ es uno de los trabajos más pretenciosos de su autor, lo cual a mí me toca especialmente las narices. Sí, en ella se pueden reconocer todos los elementos del cine negro. Un caso de difícil solución, perdedores en busca de su última oportunidad, mujer fatal, etc. Pero ni uno sólo de ellos me importa lo más mínimo, lo cual creo que es una diferencia importante con otras películas del mismo género —subrayemos que Godard siempre huía de etiquetas o de géneros— pues que el espectador sienta empatía con alguno de los personajes creo que es vital. Aquí no me interesan las andanzas de unos vividores que quieren timar a la mafia, o lo intrigante de unos personajes obsesionados con la misteriosa muerte de un hombre en un hotel. No encuentro la más mínima pasión en sus vidas, sólo me parecen tópicos con los que Godard juega a capricho intentado tal vez provocar.
Aburrida, soporífera y con unos actores más perdidos que los protagonistas de ‘Lost’ —sí, es un chiste muy facilón— entre los que podemos encontrar a Johnny Halliday o Jean-Pierre Léaud, uno de los actores fetiche de Truffaut con quien desde luego era mejor actor, no aporta absolutamente nada al género. Y afortunadamente no influye ni lo más mínimo en la trayectoria de Eastwood, un cineasta totalmente alejado —para fortuna de todos— de las inquietudes de Godard. Me gustaría saber qué opina el director de ‘Million Dollar Baby’ de ‘Detective’.