Vamos, alégrame el día
La carrera de Clint Eastwood se vio un poco perjudicada por el fracaso económico de 'El aventurero de medianoche' ('Honkytonk Man', 1982), en la que el público no quiso ver a su estrella favorita componiendo un personaje de alta envergadura dramática, por lo que el actor lo tuvo fácil, volver a su personaje más famoso y tener contentos a la mayoría de sus fans, que curiosamente con el paso de los años se han vuelto menos simples. La ocasión surgió al presentar la Warner una encuesta en su promoción de 'Nunca digas nunca jamás', que consistía en responder a la sencilla pregunta de cuál sería el actor y personaje que más gustaría al público para regresar a la pantalla. La respuesta no se hizo esperar, Harry el sucio. Hacía siete años que Eastwood no empuñaba su Magnum y era un buen momento para volver a hacerlo.
El resultado sería el film más taquillero de la saga, permitiéndole seguir haciendo algo que ha caracterizado su carrera: hacer films comerciales —algunos de una calidad impresionante— para así poder realizar proyectos más personales. También es la única película de la serie que fue dirigida por el propio Eastwood, logrando una nueva dimensión sobre el personaje y filmando la que es la mejor de las secuelas con diferencia. Y aunque no puede renunciar, por evidentes motivos comerciales, a algunas concesiones, Eastwood filma un inteligente thriller que guarda parecidos formales con su ópera prima 'Escalofrío en la noche' ('Play Misty For Me', 1971).
'Impacto súbito' sigue narrando las andanzas del Inspector de policía Harry Callahan en la ciudad de San Francisco, aunque en esta ocasión la mayor parte de la acción transcurre en una pequeña localidad a las afueras, a la que Callahan ha sido destinado por sus superiores para investigar las ramificaciones de un caso que encierra varios asesinatos con una firma muy personal: un disparo en los genitales y otro en la cabeza de las víctimas. Estructuralmente la película es muy cercana al primer film de la saga, 'Harry el sucio' ('Dirty Harry', 1971) de Don Siegel, de quien Eastwood aprendió una buena parte de lo que sabe como director. Presentación con el primer crimen del asesino, examen del escenario por parte de Callahan, acercamiento y alejamiento del Inspector al asesino, varias muertes por el camino, y clímax final por medio de una persecución en escenario solitario.
Pero 'Impacto súbito' sigue otros derroteros a la hora de presentar la figura del asesino. Esta vez se trata de una mujer, Jennifer Spencer, que junto con su hermana fue violada hace años por un grupo de personas a las que ahora está asesinando, por culpa de un error que permitió que saliesen indemnes. Es el personaje de Spencer, interpretada por una perfecta Sondra Locke, y su tratamiento lo que la empareja en cierta medida con el de Jessica Walter en 'Escalofrío en la noche' colocándola en la finísima línea que separa el bien del mal, y que no siempre coincide con el de la justicia. A ambos personajes les une una obsesión, y Spencer es retratada magistralmente por Bruce Surtess como una especie de ángel de la muerte, sobre todo en el momento que recuerda lo sucedido, mostrado a través de un morboso y escalofriante flashback.
Sin embargo y a pesar de las muertes que realiza Spencer, no nos encontramos ante un ser tan demencial como el de Scorpio en 'Harry el sucio'. Ella sólo mata por venganza y para terminar algo que la justicia no terminó, e incluso cuando descubre que uno de los participantes en la violación ha quedado en estado de shock de por vida debido a ello, decide no matarlo. Cuando Callahan descubre que ella es la asesina, comprende que meterla en la cárcel no mejoraría las cosas, sino más bien todo lo contrario, por ello no la delata. Se podría ver esto como una contradicción del mensaje de 'Harry el fuerte' ('Magnum Force', Ted Post, 1973) en el que se subrayaba que un hombre debe conocer sus limitaciones, y en la que un grupo de policías al margen de la ley se encargaban de hacer desaparecer a aquellos criminales que la justicia dejaba en libertad. Aquí hablamos de una víctima resentida, al fin y al cabo Callahan siempre había sostenido que el sistema nunca pensaba en los derechos de las víctimas, y en 'Impacto súbito' esto es llevado hasta sus últimas consecuencias.
Ejercicio de estilo
Eastwood deja bien claro su sello personal a la hora de afrontar a su personaje más famoso, haciéndolo por primera vez tras las cámaras. Una vez más se rodea de gente como Bruce Surtess, extraordinario director de fotografía que abrió un camino más tarde explorado por Jack N. Green y Tom Stern. Imágenes tenebrosas que hacen parecer a Eastwood una especie de Caravaggio cinematográfico. Sus personajes siempre están entre sombras, y aquí Callahan semeja ser por momentos un ser fantasmagórico mientras Eastwood juguetea con el fantastique una vez más. Sirvan como ejemplo, la resurrección del personaje apareciendo de la noche tras ser apaleado y tirado al mar, para acto seguido surgir como una especie de justiciero más allá de su condición de policía. Su repentina aparición en el parque de atracciones supone uno de los mejores momentos del film, excelentemente adornado por la partitura de Lalo Schifrin que hace aumentar la emoción.
'Impacto súbito' es la más extraña de todas las películas de Callahan, y esa extrañeza nace de las inquietudes de Eastwood como director quien se atreve a ir más a allá del thriller policíaco. No obstante, no hablamos de una película perfecta pues ésta decae en subtramas que encierran asesinos que quieren cargarse a Callahan, y a la hora de retratar al villano encarnado por Paul Drake se cae en exageraciones que rayan la caricatura, lo que resta puntos a una película más personal de lo que parece a simple vista. Incluso algunos de los secundarios están prácticamente de adorno, como Albert Popwell que había aparecido en las entregas anteriores en distintos papeles, aquí es un amigo de Callahan que tiene la atrevida idea de regalarle un perro a éste para que sea su nuevo compañero. Los veteranos Pat Hingle y Bradford Dillman cierran un reparto que salvo alguna salida de tono, queda perfecto. Como curiosidad, uno de los violadores ajusticiados está interpretado por Wendell Wellman con mucha convicción, mucha más que la que demostró cuando escribió el guión de 'Firefox'.
'Impacto súbito' fue una de las películas más taquilleras de aquel año, manteniendo el estatus de estrella del actor que pronto se vería inmerso en una de las películas más fascinantes de su carrera, un título no dirigido por él pero que encaja de lleno en su visión como director.
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