Clint Eastwood se encontraba en un momento bueno de su carrera a pesar de que sus últimas películas no habían sido un éxito ni de lejos. Pero sí estaba teniendo una buena aceptación crítica como director a nivel mundial, sobre todo gracias a trabajos como ‘El jinete pálido’ (‘Pale Rider’, 1985) y ‘Bird’ (id, 1988), films que sorprendieron a propios y extraños, algo totalmente incomprensible si tenemos en cuenta que a esas alturas ya había realizado joyas como ‘Escalofrío en la noche’ (‘Play Misty for Me’, 1971), ‘El fuera de la ley’ (‘The Outlaw Josey Wales’, 1976) o ‘El aventurero de medianoche’ (‘Honkytonk Man’, 1982). Y aún así, no sería hasta 1992 cuando todos verían lo que era obvio desde hacía muchos años, aunque ya hablaremos de eso.
‘El principiante’ (‘The Rookie’, Clint Eastwood, 1990) fue la película con la que el famoso actor/director saldaría una especie de cuenta con la Warner por el fracaso comercial de su anterior film, la mucho más íntima y personal ‘Cazador blanco, corazón negro’ (‘White Hunter, Black Heart’). Eligió un guión muy simple, obra de Boaz Yakin y Scott Spiegel, expertos en escribir guiones de terror o fantasía, algo que se nota viendo una película que le sirvió a Eastwood para ser altamente provocativo. Una especie de Harry Callahan a lo bestia.
Clint Eastwood da vida al policía Nick Pulovski, quien pierde a su compañero en el proceso de una investigación sobre un delincuente, Strom (Raul Julia), jefe de una banda que se dedica al robo de coches lujosos. Enseguida le asignan un nuevo y joven compañero, David Ackerman—evidentemente el principiante del título— que le acompañará a todos lados, con el inconveniente de que el muchacho no está lo suficientemente rodado en la calle, lo cual acarreará graves consecuencias para ambos. Cualquiera podría pensar que estamos ante una nueva entrega de Harry el sucio, pues Pulovski guarda numerosos parecidos con el famoso detective. Ambos utilizan métodos poco ortodoxos, y sus compañeros, siempre más inexpertos que él, acaban malheridos o muertos.
De hecho ‘El principiante’ puede emparejarse en ese aspecto con la tercera entrega de las aventuras de Callahan, ‘Harry el ejecutor’ (‘The Enforcer’, James Fargo, 1976), en la que a Harry le encasquetaban a una mujer policía con muy buenas notas en la academia, pero al igual que Ackerman totalmente torpe. El hecho de que al final, Ackerman, ya todo un experto, tenga una compañera nueva, es otro dato que acerca esta película al trabajo de Fargo. Ahora bien, a diferencia de la saga Callahan, en ‘El principiante’ el compañero de Pulovski va ganando en protagonismo y su relación con el veterano policía se estrecha hasta límites de amistad. Era la época en las que las buddy movies estaban de moda, sobre todo gracias a la saga de ‘Arma letal’ (‘Lethal Weapon’), aunque dicho subgénero fue inaugurado por Walter Hill, tema que ya comentaremos en su momento.
Por otro lado Pulovski está más domesticado por sus jefes y cree más en el sistema que Harry Callahan. Incluso el departamento de policía pone en marcha un espectacular dispositivo para salvar la vida a aquél, que ha sido secuestrado por Strom que pide una recompensa de dos millones de dólares por él. Eso sí, cuando tiene que tomar la iniciativa, Pulovski toma decisiones extremas que ponen en tela de juicio su sentido de la justicia. Eastwood viste todas sus acciones con un claro sentido del humor, pero sin llegar a lo chabacano. Para ello nos presenta varias set pieces a lo largo y ancho de su historia —muy simplona y a ratos ridícula, sobre todo en lo que respecta al retrato de los malvados de la función— en las que la exageración es la marca de la casa.
Momentos como el del secuestro de Nick, el regreso de Ackerman al bar en el que le dieron una paliza, el salto del coche, el encuentro sexual entre la novia de Strom, Liesl (Sonia Braga) y un Pulovski maniatado —escena que le valió al film la calificación ‘R’ en Estados Unidos—, o el clímax final en el aeropuerto que culmina con lo que son prácticamente dos ejecuciones, son instantes llenos de provocación que llevan al límite, a ratos con una crueldad inesperada, todos los tópicos de los films de acción. Afortunadamente, Eastwood sabe lo que hace y filma con una precisión única, ofreciendo secuencias llenas de ritmo y emoción. Así lo demuestran la extraordinaria persecución nocturna de Pulovski a un tráiler que va soltando coches —Michael Bay haría algo parecido en ‘Dos policías rebeldes II’ (‘Bad Boys II’, 2003) con resultados muy diferentes—, o la intensa persecución final a pie —otro paralelismo con los films de la saga de Harry el sucio, pero por partida doble— en el aeropuerto, filmadas con un elegante gusto en la planificación y el montaje.
En lo que respecta a lo actores, Clint Easwood parecía estar en el momento en el que más explotaba su sentido del humor, y viste a su Pulovski con cierta socarronería que le aparta de otros papeles similares. Para potenciar entre la juventud la película, el director echó mano de un actor como Charlie Sheen, para un servidor el gran fallo de la cinta. El actor realiza una interpretación muy floja de su rol, desaprovechando por completo las situaciones cómicas y sobre todo por no transmitir nada el sufrimiento que Ackerman padece por culpa de un trauma del pasado. El actor no está a la altura que requiere el drama que provoca un punto de inflexión en su personalidad. Simplemente uno no se cree a Sheen en esa tesitura.
Llama la atención en los secundarios ver a Raul Julia dando vida a un delincuente con acento alemán, un personaje a ratos absurdo sobre todo por sus decisiones. Sonia Braga dota a su personaje de un halo misterioso que la hace fascinante. Tom Skerritt realiza un muy previsible papel de padre de Ackerman, el típico millonario con la típica relación difícil con su hijo. Y una jovencita Lara Flynn Boyle da vida a la esposa de Ackerman, a la que también le salpicará la drástica situación de Pulovski y su compañero. Todos ellos están muy por encima de un Sheen incapaz de transmitir emoción alguna.
‘El principiante’ fue número uno el fin de semana de su estreno pero se quedó por debajo de lo que se esperaba de ella, puede que su calificación tuviese algo que ver pero el caso es que el público no respondió tanto como antaño. Para su siguiente película Clint Eastwood cambiaría totalmente de tercio, y volvería sobre el género que le dio a conocer. Y haría historia.