Con dos años de demora, y tras una tentativa de estreno hace varios meses, el viernes, 12, nos llega la penúltima película de Renny Harlin, ‘Cleaner’, para demostrar que, como ya hemos dicho en otras ocasiones, este tipo de retrasos no suele ser una buena señal. ‘Cleaner’ nos cuenta la historia de Tom (Samuel L. Jackson), un ex policía que limpia escenas del crimen, una vez se han retirado los cadáveres. Tom es especialmente bueno en su trabajo, pues nunca deja pruebas de lo que ha ocurrido. Por ello, un día le engañan para que sanee una escena de un crimen que todavía no ha sido denunciado y se convierte así en cómplice del asesinato.
El arranque de ‘Cleaner’ nos muestra a un Renny Harlin particularmente inspirado. Pese a ser un director criado en el cine comercial de acción de los ’80, los planos de ‘Cleaner’ muestran una sensibilidad más actual, una puesta al día de su estética realmente afortunada, ayudada por una magnífica fotografía de Scott Kevan y un estético montaje de Brian Berdam (‘Asesinos natos’). Todos los procesos que realiza Samuel L. Jackson a la hora de limpiar las casas son rodados minuciosamente con un gran sentido plástico que logra que, como espectadores, disfrutemos el estar descubriendo una profesión que nunca nos habíamos planteado tan en detalle. Nada que ver con la torpeza de productos como ‘Tú asesina, que nosotras limpiamos la sangre’.
El problema de la premisa es que, evidentemente, una vez se nos ha mostrado todo lo que cabalmente se puede mostrar de la profesión del protagonista, hay que desarrollar la historia por algún sitio y, a partir de ahí, ‘Cleaner’ se convierte en una película terriblemente convencional: Samuel L. Jackson había dejado la policía tras haberse visto obligado a ocultar corruptelas de otros compañeros y, de pronto, todo ese pasado vuelve, cuando es él el que tiene que ocultar que ha limpiado una escena del crimen no denunciada a la policía.
De cualquier modo, el problema principal del desarrollo de la trama de ‘Cleaner’ no es tanto lo trillada que está, como lo predecibles que son los giros del guión. El argumento se ve venir con media hora de antelación, los secundarios son tan planos en su diseño de personaje que parecen de cartón piedra – pese a contar con actores tan solventes como Ed Harris o Eva Mendes – y la niña que hace de hija de Samuel L. Jackson crea una trama de una ñoñería insufrible. Desde luego, estamos a siglos luz del Renny Harlin que, en una película de entretenimiento gamberro como ‘Deep Blue Sea’ conseguía divertidísimos giros de guión que iban en contra de cualquier convención de género que esperase el espectador.
Creo que Renny Harlin es un director de cine comercial muy infravalorado. Cuando cuenta con guiones mínimamente solventes en los que plasmar su macarra visión del mundo, logra películas honradas y entretenidas – ‘Memoria letal’, ‘Máximo riesgo’, ‘La jungla 2’, ‘Deep Blue Sea’ – en las que siempre es capaz de introducir algo medianamente sorprendente. Obviamente, cuando el guión no acompaña, tenemos desastres como ‘La isla de las cabezas cortadas’, ‘Driven’ o la última entrega de ‘El exorcista’. ‘Cleaner’, pese a la brillantez y esteticismo de sus minutos iniciales, termina figurando en este último grupo. Pero sería de justicia destacar que no es por culpa de Renny.
Dicen que en su nueva película, pendiente aún de estreno – ’12 rounds’ – Harlin vuelve a la pura acción, pero haciendo avanzar su estilo visual en una dirección más sucia, realista y documental. Además, ha tenido el valor de que el protagonista fuese un luchador de lucha libre – John Cena – así que, pese a que este tipo de productos no suelen ser del agrado de la crítica mayoritaria, recomendaría esperar a ver de lo que es capaz el director con esta película, antes que decepcionarse con ‘Cleaner’. Porque, pese a todo el mimo que se ha puesto en la historia del limpiador de escenas del crimen, la película no es capaz de reanimar un deficiente y anémico guión.
Más información en Blogdecine sobre ‘Cleaner’.
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