'Cinturón Rojo' ('Redbelt'), la integridad en un mundo sin ideales

Cuando me tocó aventurar sobre qué podíamos esperar de esta película, el día del aún reciente estreno en nuestro país, dije que, con David Mamet a bordo, era complicado que como mínimo no nos encontráramos ante un producto muy entretenido. Suelo meter la pata, muchas veces, casi siempre a propósito, para hacer más entretenida la tarea del post, pero en este caso acerté (cuando es fácil, sí). 'Redbelt', 'Cinturón Rojo', no es una gran película, pero sí me parece que se merece un notable, si tuviera que calificarla. Y a los que creen que sólo se trata de una película con combates de artes marciales, que cambien el chip. Precisamente, no es eso lo central de la película. Si el protagonista fuera, por ejemplo, cazador, lo central, la esencia de la historia sería prácticamente la misma.

Lo importante, tal como yo lo entiendo, es la defensa de la integridad del ser humano. La defensa y la reivindicación, en un mundo donde ya no se cree en nada, corrputo, sin ideales, que sólo habla de dinero, de posesiones, de propiedades, egocéntrico, donde lo importante es estar por encima de los demás, especialmente gracias a ese dinero y a la utilización de las personas que aún conservan su inocencia. Ricos y pobres... pero de alma, de conciencia, de valores, de integridad. Que una película quiera hablar de todo esto, hoy en día, es muy de agradecer. Por eso, entre otras cosas de las que hablaré a continuación, recomiendo ir a ver 'Cinturón Rojo'.

La película tiene dos protagonistas, el inteligente puzzle ideado por David Mamet en el guión, que recuerda a las anteriores 'Casa de Juegos' o 'La Trama', y la interpretación de Chiwetel Ejiofor, impresionante. A Mamet no lo vamos a descubrir ahora, tiene ya unos cuantos trabajos magistrales en su carrera (sobre todo, los guiones de 'Los Intocables de Elliot Ness' y 'Glengarry Glen Ross'). En su nuevo film, vuelve a jugar con el espectador de forma gloriosa, manejando su atención y sus expectativas, sorprendiéndole con una serie de certeros giros que explotan en el último tramo de la historia. Esto, por otra parte, no es la gran baza de la película, no estamos ante uno de esos thrillers que se basan exclusivamente en un sorprendente desenlace. Estamos ante un drama sobre los valores y la integridad de un ser humano, con sorpresas argumentales tan disfrutables como justificadas. Son necesarias porque contribuyen al desmoronamiento del protagonista y a que reaccione cómo lo hace.

A Chiwetel Ejiofor tampoco lo vamos a descubrir ahora, aunque su carrera hasta el momento no era tan fiable como la de Mamet (que sin ser brillante, sí que te asegura cierta calidad en los guiones, como mínimo). Ejiofor es uno de esos actores que empiezan a ser "usados" como secundarios en bastantes títulos, haciendo que su rostro comience a ser popular, pero cuyo nombre resulta tan poco conveniente para la memorización que finalmente se le reconoce como "el de tal película". Hasta ahora, yo mencionaba 'Melinda y Melinda' o 'Hijos de los Hombres'. A partir de ahora, cuando le nombre y tenga que poner un título para que mi interlocutor lo pueda identificar, mencionaré 'Cinturón Rojo'.

Ejiofor no sólo demuestra que es un excelente actor, también que es capaz de comprometerse con el personaje todo lo que sea necesario para lograr una excelente interpretación. Aquí tiene la dificultad de encarnar a un maestro de la lucha, por lo que debe imitar los movimientos de un experto en artes marciales, lo más cercano a la perfección (para un público no experto en la materia, claro, seguro que alguien que domine la cuestión le encuentra fallitos, sutiles pero identificables, a sus movimientos). En este doble sentido, ya digo, Ejiofor está inmejorable. Su intensidad, sus miradas, sus reacciones, su presencia, es una de las razones para ver esta película, su interpretación es digna de levantarse y aplaudir con fuerzas. Personalmente, que me gusta quedarme con detalles, creo que su mejor momento en el film es cuando, tras el dramático suceso que afecta a un amigo suyo, se encuentra solo en su gimnasio, frente a un saco, y lo golpea un par de veces, con fuerza, pero una fuerza muerta, resultado de que la mente está en otra parte. Ya vendrá el momento de la fuerza viva... Por cierto, todo esto me recordó muchísimo a las (buenas) películas sobre samurais, en calma todo el tiempo justo hasta que ya no hay otra salida, salvo la de empuñar la espada.

Pero 'Redbelt' tiene problemas, serios, que la bajan del nivel al que, por momentos, parece llegar. ¿Qué le falta a esta película para ser grande, para ser magistral? Bajo mi punto de vista, lo peor, lo más mejorable, es el comienzo y el final. De hecho, cuando empecé a ver la película, me encontré con ese desagradable situación en la que sólo te ves a ti sentado, no consigues entrar en la historia de la pantalla; creo que la culpa la tiene una secuencia de combate demasiado estirada, con un personaje secundario que si bien es interesante y tiene importancia en la trama, no es lo crucial y no engancha, no te atrapa. Por otro lado, se acumulan demasiados diálogos repetitivos entre el protagonista y su mujer, sobre los problemas económicos de ambos. Con unas frases y un par de vistazos (sin frases) a cosas concretas, creo que habría sido más que suficiente. Afortunadamente, la película mejora tras ese inicio irregular, como puede suponerse por el resto de este artículo.

En cuanto al final, ha sido lo más criticado de la película y con razón. No sólo porque termina de forma brusca, dejándote con la miel en los labios, estampando una pantalla en negro en plena cara, como un puñetazo, no sólo porque suceden una serie de cosas que no tienen demasiada lógica, que no son verosímiles a primera vista (ahora digo porqué), sino, al menos en mi caso, sobre todo por una mala utilización, mala planificación, del momento cumbre del tercer y último acto. Realmente, más aún por saber que Mamet estaba detrás, me llegó a molestar lo mal que está rodado el último combate del protagonista. No tiene sentido alguno. El montaje de la secuencia es horrible, alternando todo el tiempo breves escenas del mismo con los rostros de todos los personajes que están en la escena, con una cara que perfectamente puede producirse tras decir "intenta dividir mentalmente 567814 entre 467" (exacto, el truco de Joey en 'Friends'). La que, en mi opinión, debería haber sido la mejor pelea de la película, en una secuencia para deleitarse con los movimientos de los luchadores, acaba convertida en una insoportable sucesión rápida de planos que no casan entre sí, que destruyen la magia.

Sobre los sucesos del final, cuya verosimilitud ha provocado bastantes críticas negativas (no sigas leyendo este párrafo si no viste la película, no revelo nada pero es mejor que pases al último párrafo), a mi parecer todo forma parte del espectáculo dispuesto ante la mirada del espectador, es decir, Mamet no intenta que ocurran cosas creíbles, sólo que todos los elementos coincidan como un rompecabezas y, al igual que el protagonista descubre los hilos de su "verdad", nosotros, como espectadores de cine, como asistentes a la lucha "televisada", también descubramos otros hilos. Es decir, hay un montaje para el protagonista y para los espectadores ficticios, y otro para nosotros, los reales, un montaje hacia dentro de la ficción y otro hacia fuera. Pero nunca se pretende que todo parezca real, al contrario, la teatralidad es la nota dominante, tanto de esos combates, como de la parte final de la película. Y Mamet quiere que seamos conscientes de ello, no nos quiere engañar. Es como lo veo, sin que pretenda con esto hacer cambiar la idea que otros espectadores tengan sobre esa parte en cuestión, ni muchísimo menos.

No creo que a final de año vaya a repasar la lista de estrenos y 'Cinturón Rojo' esté entre los diez mejores (quizá soy muy optimista), pero ahora mismo, con la cartelera como está, y con lo que apetece ir al cine, a pasar el rato viendo una película que merezca realmente la pena, que valga la entrada y el tiempo, que refresque tanto como el aire acondicionado de la sala, no puedo sino recomendarla muy seriamente. Si ya viste 'Wall-e' y 'El Caballero Oscuro', dale una oportunidad a lo último de David Mamet, no es fácil encontrar en la cartelera películas como ésta, tan cuidada, tan bien escrita e interpretada, con una historia tan conmovedora. Una buena película, en definitiva, poco corriente de encontrar en los cines actuales.

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