Fin de semana de transición sin ningún estreno que destacar especialmente —y sí, en ellos incluyo a esa secuela española que pinta aún peor que su mediocre predecesora— el acercamiento a la cartelera que solemos hacer los viernes en Cine en el salón dirige hoy su mirada a través de 'Grandma' (id, Paul Weitz, 2015) al tercer filme que el guionista, productor y director ponía firma después de haberse encargado de iniciar la saga de 'American Pie' (id, 1999) y haber perpetrado junto a su hermano el horrendo remake de 'El cielo puede esperar' ('Heaven can Wait', Warren Beatty, 1978) protagonizado por Chris Rock.
El varapalo de crítica y público que se llevó éste último pareció servir de revulsivo para que los Weitz dirigieran sus miras a la adaptación de la novela 'About a boy', firmada por Nick Hornby a finales de los noventa y que versaba sobre la extraña relación de amistad que surge entre un treintañero vividor que nunca ha trabajado en su vida gracias a los jugosos royalties que sigue percibiendo de una canción navideña que compuso su padre, y un adolescente con problemas de adaptación y una madre de tendencias suicidas.
'Un niño grande', estupenda "feel good movie"
Comedia de las que mantiene la sonrisa en el rostro pero no llega a arrancar sonoras carcajadas, la espléndida efectividad que lucen los poco más de cien minutos de metraje de 'Un niño grande' ('About a Boy', Paul & Chris Weitz, 2002) recae de lleno, no en una dirección correcta que no se esfuerza en exceso por acaparar protagonismo, sino en el preciso trabajo de adaptación que los hermanos Weitz hacen del texto original, trasladándolo de principios de los noventa a una década más tarde y, por supuesto, en un reparto especialmente inspirado del primero al último de sus miembros.
Eliminando referencias al abuso de sustancias poco recomendables, a la obsesión de uno de los personajes por Kurt Cobain y Nirvana —el encarnado por Natalie Tena— y alterando el final para hacerlo más "peliculero", el libreto de los Weitz, que estuvo nominado al Oscar al Mejor Guión Adaptado, luce sus mejores galas en los diálogos que se ponen en boca de Hugh Grant, Nicholas Hoult, Rachel Weisz y Toni Collete, los cuatro intérpretes que son los principales responsables de hacer de 'Un niño grande' un filme de tan agradable personalidad.
Las dos mujeres, en papeles diametralmente contrapuestos, sirven en uno y otro sentido como perfecto marco en el que Hoult y Grant se explayan a placer. Hoult, que afrontaba aquí su primer papel de relevancia antes de que, con unos añitos más, se convirtiera en la Bestia de los X-Men o en el Nux de 'Mad Max: Furia en la carretera' ('Mad Max: Fury Road', George Miller, 2015), encarna a la perfección las complejas emociones a las que tiene que hacer frente su personaje, un chaval que es hostigado en su colegio, que tiene que copar con una madre depresiva y que encuentra una inesperada tabla de salvación en ese adulto con síndrome de Peter Pan que es Hugh Grant.
El británico es, sin lugar a dudas, lo mejor de 'Un niño grande'. Y lo es porque, consciente de que la edad ya pasó para dejar atrás las patochadas que lo hicieron mundialmente famoso a principios de los noventa, afronta aquí con honestidad y sin amaneramientos molestos la construcción de un personaje que bien podría tratarse de él mismo. Grant lo sabe, y la naturalidad con la que se expresa, mueve y gesticula en la piel de Will Lightman hace que éste sea, junto al Primer Ministro al que daría vida un año después en la encantadora 'Love Actually' (id, Richard Curtis, 2003), el mejor papel de cuantos le hemos visto interpretar hasta el momento.
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