De una parte, varios de mis mejores amigos en la capital andaluza llevaban meses insistiéndome en que tenía que ver, sí o sí, "una película de chinos repartiendo estopa como no había visto ninguna hasta la fecha". De la otra, el reciente avance de la inminente segunda entrega que, sin revelar nada de la trama ni, menos mal, dar detalles acerca de lo que se podía ver en su predecesora hace tres años, era capaz de elevar los niveles de adrenalina hasta extremos poco convencionales para un simple trailer.
Con ambos extremos presionando a su manera para que me atuviera a razones, pocas eran las excusas que podía poner ya para no ver 'Redada asesina' ('The Raid' o 'Serbuan Maut', Gareth Evans, 2011) —no me negaréis que el título parece sacado de cualquier tvmovie de cierta cadena privada de nuestra televisión—, un filme de origen indonesio que llegaba a nuestro país el pasado verano y del que lo primero que tengo que decir ha sido expresado, creo que con suficiente claridad, en el titular: estamos ante una película que, en ausencia de epítetos más rebuscados, es una auténtica burrada...en todas las posibles acepciones que una cinta de acción pueda serlo.
La premisa de partida de la cinta es tan simple como efectiva: un grupo de las fuerzas especiales de la policía de Jakarta tiene que infiltrarse en un edificio de los barrios bajos protegido por incontables maleantes para capturar al criminal que lo gobierna con mano dura dejando a gran parte de la escoria de la ciudad alojarse en él. Lo que tan sucinto hilo conductor dará de sí durante los 101 minutos de duración de la cinta sería fácilmente descrito con uno de esos emoticonos del Whatsapp que tiene los ojos como platos.
"Ojiplático" se queda el espectador ante el asombroso despliegue de ingenio narrativo que Gareth Evans, un realizador galés afincado en Indonesia, realiza en una cinta que es un prodigio de tempo, planificación y escenas de lucha coreografiadas con mimo y maestría que vuelca todos sus esfuerzos en sacar el máximo partido del escueto —claro eufemismo— presupuesto de 1,1 millones de dólares con el que se rodó.
Con ese claro objetivo en mente, y volviendo a contar con los dos artistas marciales de pencak silat —una disciplina originaria del país asiático— que protagonizaron su primer filme, Evans no tiene arredros en plasmar la violencia de la forma más cruda posible, y desde los primeros minutos de proyección, en los que asistimos a la ejecución sin piedad de varios hombres por parte del "malo" de la función, el metraje queda definido como todo un festival de miembros rotos, cuellos partidos, sangre y, por supuesto, unos golpes capaces de traspasar la superficie de la pantalla.
Combinada la soberbia coreografía de Iko Uwais y Yayan Ruhian —el protagonista principal y la mala bestia con la que éste se enfrenta en el que es probablemente el mejor combate de artes marciales que he visto rodado en celuloide— con una labor de montaje de la que mucho tendrían que aprender en cuanto a términos de claridad de exposición la gran mayoría de los mal llamados gurús del género en occidente, 'Redada asesina' sólo deja un breve descanso intermedio al espectador para que recobre el resuello y pueda seguir asistiendo impávido al festival de "tortas" mejor construido y filmado que he tenido el placer de disfrutar.
Poco importa pues ante los constantes desencajes de mandíbula que la cinta va provocando cada pocos minutos, la polémica que se generó alrededor de las claras concomitancias entre este título y la también enérgica 'Dredd' (id, Pete Travis, 2012), un filme que, casualidades, comparte premisa de partida con 'Redada asesina'. Una polémica absurda que se dirime si atendemos al perfecto funcionamiento de sendos títulos dentro de los parámetros que caracterizan los géneros a los que se adscriben: la primera a la acción, la segunda a la ciencia-ficción... pero la verdad es que, ahora que lo pienso, tanta ciencia-ficción hay en asistir al despliegue de tiros y drogas que ralentizan la percepción del tiempo como contemplar con la boca abierta las imposibles proezas físicas que se llevan a cabo en 'Redada asesina', ¿no creéis?...
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