Con una filmografía que ha alcanzado ya los cincuenta títulos y que todavía nos ofrecerá alguno más antes de que sus ochenta años terminen pasándole factura, es muy evidente que los amantes del cine de Woody Allen tienen mucho dónde elegir a la hora de apuntar a su título favorito de la singular trayectoria del neoyorquino. Obvio es que, por ser referentes de la historia del séptimo arte, todos citaríamos sin pensarlo a 'Annie Hall' (id, 1977) y 'Manhattan' (id, 1979) como las dos cumbres indiscutibles de lo que el cineasta ha producido hasta la fecha y también que, más allá de ellos, la variedad de nuestros preferidos llegaría a cubrir probablemente la totalidad de sus títulos.
En mi caso, y aprovechando la oportunidad que hoy brinda el estreno de 'Irrational Man' (id, 2015), la elegida para situarse justo por debajo de las dos obras maestras anteriormente citadas sería 'Misterioso asesinato en Manhattan' ('Manhattan Murder Mistery', 1993), un filme que he revisado incontables ocasiones en las dos décadas que han transcurrido desde su estreno, que sigue haciéndome reír tanto o más que el primer día y en el que continuo encontrando motivos para volver en unos diálogos que aún guardan matices que sólo la edad y/o la experiencia acumulada va siendo capaz de traducir.
Citas, citas y más citas
De hecho, más allá de una trama muy simple que apunta de forma obvia a cierto clásico de Hitchcock protagonizado por James Stewart y Grace Kelly —y no es la única que se incluye hacia el orondo británico—, donde reside la auténtica fuerza del guión de Woody Allen para este filme de suspense es, no cabe duda, en las constantes puyas, réplicas, contra-réplicas e ingeniosos instantes que acumulan los diálogos que el cineasta, guionista y actor pone en boca de sí mismo, Diane Keaton, Alan Alda, Angelica Huston y el resto de intérpretes que desfilan por esta comedia que, como suele pasar en la mejor faceta de su cine, utiliza a la Gran Manzana como preciso y precioso telón de fondo.
Con los recovecos de las calles residenciales del bajo Manhattan como fuente de inspiración, es 'Misterioso asesinato...' una de las cintas de Allen de las que más frases memorables rescataría. Tanto es así, que podría comenzar a reproducir aquí algunas de ellas y, probablemente, llenaría tres o cuatro párrafos de artículo. Pero como no es ese el objetivo de esta entrada, y para disfrutar de ellas tan sólo hay que acercarse al filme, apuntaré aquí a un pequeño puñado que, entiendo, hablan de forma indefectible del asombroso talento del artista para la ironía y ese humor que tan esquivo ha sido siempre de cara al "gran público".
"...mató a doce víctimas, las descuartizó y se las comió. ¿En serio? Bueno, es un estilo de vida alternativo". "No puedo escuchar tanto Wagner, ¿sabes?, me dan ganas de invadir Polonia". "Ted se ve a sí mismo como Rick en Casablanca. Yo lo veo más como Peter Lorre". "El ejercicio cambió mi vida. Yo prefiero atrofiarme". "¡No tienes que ir al psiquiatra" No tienes nada que no pueda curarse con una tortilla de calmantes y un bate de béisbol". "¡Claustrofobia y un cadáver...el colmo de un neurótico!". Y así podría seguir durante bastantes líneas más. Pero os hacéis una idea, ¿no?
'Misterioso asesinato en Manhattan', en gracia
Huelga afirmar que de no haber contado con unos actores a la altura de las circunstancias, los esfuerzos humorísticos del libreto se habrían quedado en agua de borrajas y perdido gran parte de su efectividad. Pero, afortunadamente, la compañía que se busca Allen para la cinta cubre de sobra las necesidades que se derivan del guión hasta tal punto que me atrevería a afirmar que, de toda su filmografía —y siempre al margen de las dos "grandes"— 'Misterioso asesinato...' es el filme del cineasta que más en el clavo da con las diversas elecciones de reparto.
Junto a un Woody Allen que hace lo que siempre mejor ha sabido hacer en la gran pantalla —interpretarse a sí mismo, por supuesto— encontramos a una Diane Keaton que disfruta tanto o más que el propio cineasta en su reencuentro con él después de los catorce años que habían pasado desde que la que fuera su musa protagonizara 'Manhattan': papel reescrito a su medida inicialmente pensado para Mia Farrow, la química que ambos intérpretes demostraron poseer a finales de los setenta no sólo se mantiene intacta aquí sino que, como el buen vino, ha ido en aumento con el paso del tiempo y son las escenas que ambos comparten lo mejor del metraje.
Y si de química hay que hablar también es obligado citar la que se da entre un espléndido Alan Alda y la Keaton, entre éste y Angelica Huston y entre la hija del legendario director y Woody Allen —atención a la escena en la que ella intenta enseñarle a él cómo jugar al póker. Amparadas todas ellas bajo el soberbio libreto y la naturalidad y ritmo con el que Allen rueda todo el conjunto, es normal que a la hora de hablar de 'Misterioso asesinato en Manhattan' lo hagamos en los términos de favoritismo personal con los que abríamos esta entrada.
Unos términos que además habrían de detenerse de forma obligada en el clímax final en el cine con ese espectacular homenaje al desenlace de 'La dama de Shanghai' ('The Lady from Shanghai', Orson Welles, 1947) y que se ven inesperadamente refrendados por el hallazgo de que, de toda su filmografía, es 'Misterioso asesinato en Manhattan' uno de los cinco títulos favoritos de Woody Allen. Por algo será...
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