La Edad Oscura. La tierra estaba dividida y sin rey. De estos siglos perdidos surgió una leyenda. Del mago Merlín. De la llegada de un rey. De la espada de poder.
Dejando atrás el especial que ha copado mi tiempo los diez últimos días, y retomando el normal discurrir de mi actividad por Blogdecine, incido de nuevo en recuperar un título pasado relacionado con alguno de los estrenos que nos llegan cada viernes. Y si lo lógico hubiera sido en el caso que nos ocupa recurrir a 'Esperanza y gloria' ('Hope and Glory', John Boorman, 1987) por cuanto es antecesora de esa tardía secuela que es la 'Reina y patria' ('Queen and Country', 2015) que se estrena hoy en nuestros cines, tiempo ha que quería traer a este rincón del blog a la fascinante 'Excalibur' (id, 1981).
Fascinante sí, pero también compleja e irregular, fue esta producción con la que el séptimo arte volvía a acercarse a los mitos y leyendas que rodean al Rey Arturo. Ya lo había hecho con anterioridad en casi veinte ocasiones en títulos que van desde el 'Parsifal' (id, 1904) mudo de Edwin S. Porter a 'Los caballeros de la mesa cuadrada y sus locos seguidores' ('Monty Python and the Holy Grail', Terry Gilliam, Terry Jones, 1975) pasando por aquél espléndido filme de caballería llamado 'Los caballeros del rey Arturo' ('Knights of the Round Table', Richard Thorpe, 1953) o la adaptación de 'El príncipe Valiente' ('Prince Valiant', Henry Hathaway, 1954). Pero en ninguna de ellas habían sido tratadas las supuestas hazañas del legendario regente británico como lo serían aquí.
Rostros para las leyendas

Más ambiciosa que cualquiera de las que la habían precedido en el tiempo, y más fiel al que se tiene por canon sobre el Rey Arturo —el romance recopilador de relatos tradicionales alrededor de la figura del rey que es 'La muerte de Arturo' de Sir Thomas Mallory— que todas ellas, 'Excalibur' es una extraña mezcla entre magia y leyenda, mito y realidad que fundamenta su incuestionable atractivo en lo ocasionalmente alucinógeno de su planteamiento y puesta en escena, en lo hipnótico de sus elecciones musicales, en el impresionante partido que la fotografía de Alex Thomson saca a la Irlanda en la que se rodó la totalidad del filme y en un reparto plagado de nombres hoy de sobra conocidos.
Al frente de éste último, y siguiendo el orden de aparición que plantea el filme, nos encontramos primero a un irreconocible Gabriel Byrne en la piel de Uther Pendragon, padre que será de Arturo llevado por la lujuria hacia Igraine, la esposa de su jurado enemigo. A que yazca con ella y, en consecuencia, engendre al futuro rey que unificará Inglaterra, viene en ayuda el muy peculiar Merlín que Boorman pone en manos de un soberbio Nicol Williamson en el que es el mejor personaje de todo el filme, una afirmación ésta a la que viene a respaldar la ingeniosa mezcla de humor y seriedad que confluyen en el impresionante trabajo que hace el actor británico.
Toda vez Excalibur, la espada forjada en el origen de los tiempos, está a punto de ser recuperada de la piedra en la que Uther la hundirá para que sus herederos la reclamen, conocemos al Arturo al que da convincente vida Nigel Terry desde que es un adolescente imberbe hasta que, anciano que carga con el peso del malestar de su pueblo, vuelve a enfundarse su armadura y a blandir el arma con la que una vez unificara su tierra para enfrentarse a la amenaza de Mordred, el hijo de su hermanastra Morgana, aquí una bella, joven y muy enigmática Helen Mirren.
Historia, literatura y cine

Completado el cásting con actores que entonces no eran "nadie" como Liam Neeson, Ciaran Hinds o Patrick Stewart, no reside no obstante la fuerza de 'Excalibur' en la dispar convicción con la que los intérpretes asumen sus roles, sino en la intensidad con la que Boorman arremete contra nuestros sentidos durante las dos horas y veinte de duración de la cinta. Una cualidad que dimana, para empezar, de la titánica tarea que se adivina tras la concreción de los veintiún libros que componen el manuscrito de Mallory en un guión de estructura lógica y cinematográfica.
Llevándola a cabo con tremenda efectividad, tanto Boorman como Rospo Pallenberg, co-guionistas de la cinta, consiguen dar unidad fílmica al cuerpo central de la historia de Arturo, Merlín, Morgana, Ginebra y Lanzarote, éstos dos últimos actores fundamentales en el drama que envuelve al monarca y que, cada uno de su lado, representan de una parte la faceta más humana y terrenal del regente y, de la otra, aquella que más interesa a las novelas de aventuras y caballería que se han acercado a tan fascinante personaje histórico.
Como decía, el trabajo de Boorman y Pallenberg es, en su faceta de guionistas, de una complejidad asombrosa y de ahí que la traducción a 24 fotogramas por segundo del libreto ostente una bipolar personalidad a caballo entre el típico cine blockbuster hollywoodiense y el que podríamos denominar de autor. Del primero, 'Excalibur' hereda su sentido del espectáculo y la épica, valores ambos que quedan enmarcados en las asombrosas secuencias de batalla —explicitas y sanguinolentas— y puestos en valor por las muy acertadas elecciones de 'El funeral de Sigfrido' de Wagner o el 'O Fortuna' del 'Carmina Burana' de Orff como piezas musicales claves en el devenir de la historia.
'Excalibur', épica wagneriana

Ya en su tercer acto, cuando la historia vira hacia su vertiente más inquietante y dura, es dónde podemos ver claros retazos de ese tipo de cine que se alejaría de los estándares hollywoodienses y se acercaría a los del cine independiente o "de autor": imprimiendo en el espectador un desasosiego permanente y llevándolo de la mano por parajes que se alejan del esplendoroso verde que hasta entonces había reinado en la fotografía de Thomas; el barro, la podredumbre y la extrema tristeza que inunda la acción en la búsqueda del Grial por parte de los caballeros de la mesa redonda es, sin duda, la más dura prueba a la que debe someterse el espectador que se acerca a 'Excalibur'.
Trascendida la misma, que se puntualiza de forma muy obvia en los momentos clave con la belleza lírica del 'Parsifal' wagneriano, lo que resta es contemplar con suma fascinación como Boorman, que durante todo el metraje ha dado claras muestras de insigne talento, visualiza teñido de rojo el amanecer del ocaso del Rey Arturo. En esos minutos finales, en los que la música de Wagner inunda la pantalla, damos cuenta de la asombrosa comunión entre violencia y poesía a la que accede el cineasta. El elegíaco y vikingo plano final, preñado de belleza y melancolía es de esas imágenes que nunca pueden olvidarse.
Imperfecta, porque lo es —notables son, por ejemplo, sus anacronismos—, 'Excalibur' es la más valiente aproximación que se haya hecho nunca desde el cine al Rey Arturo. Comparada con la ridícula versión que protagonizó Sean Connery, la chorrada producida por Bruckheimer, la aventura de talante clásico rodada por Thorpe o con lo que sea que Guy Ritchie esté filmando ahora mismo —mira que me gusta el cineasta, pero temo lo que pueda hacer con su particular revisión del personaje— la cinta de Boorman nadó y sigue nadando a contracorriente. Quizás no haya envejecido en su más óptima forma, pero ahí sigue dando lecciones de personalidad a quien quiera recibirlas.
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26 comentarios
epic
Hombre, no puedes criticar esta película por sus anacronismos cuando todo el canon artúrico, y sobre todo la "Muerte de Arturo" de Mallory, es un enorme anacronismo, en el que unos supuestos celtas del siglo VI se comportan, luchan y visten como caballeros del siglo XII, o más bien como pensaban en el siglo XV que debían ser los caballeros. Boorman, muy juiciosamente, no intenta hacer un Arturo "realista" (lo que sería absurdo), sino llevar el anacronismo y la idealización un paso más allá.
Otros defectos sí que tiene la película, la verdad. Los actores, en general, no están impresionantes. Pero mucho se compensa con la música. Si quieres algo ÉPICO, nadie lo hará nunca mejor que el viejo Wagner, y encima sin derechos de autor.
Si parece que ha envejecido, yo creo que es en buena parte porque ahora los héroes tienen que ser oscuros y sucios, y esas armaduras cromadas como que cantan mucho. Pero las modas cambian, y creo que con el tiempo será más apreciada.
pilar62
"Disponeos a la batalla. Los caballeros cabalgarán con su rey a la cabeza. Ya he vivido suficiente a través de otros. Lanzarote se llevó mi honor y Ginebra mi culpa. Mordred pagó mis pecados. Mis caballeros lucharon por mi causa. Ahora, hermano, sabré ser rey.” Mientras el O Fortuna va sonando de fondo in crecendo.
Mítica. No se cuantas veces habré visto esta película. Creo que me se todos sus diálogos de memoria.
agege
«Now, once more, I must ride with my knights to defend what was, and the dream of what it could be.»
Nunca me canso de verla. Creo recordar que Boorman dijo que rodó esta cinta porque no pudo hacerse con los derechos de 'El señor de los anillos', qué bien.
brown_brown
Llevo viendo esta pelicula desde que era un mico y mis padres me mandaban a la cama en la escena de Uther e Igraine (y luego me escabullia para verla desde el pasillo), y cada visionado me daba cuanta de un matiz nuevo y me calaba mas hondo alguno de sus pasajes. Ahora confieso que hay dos o tres escenas que me ponen los pelos como escarpias y otro par en las que soy incapaz de retener alguna lagrima.
fruvituso
Enorme película. Un dato que quizás sea de interés, Boorman quería rodar "El señor de los anillos" y preparó gran parte de los diseños y decorados con ese propósito ( si se fijan bien entre las armaduras de los soldados de Mordred se asoma algún ojo de Sauron), ante la negativa por los derechos optó por la leyenda artúrica que era su segunda opción y una inspiración de toda la vida. Menos mal
brokenmachine86
Una obra maestra, no solo la mejor versión del Rey Arturo jamás puesta en film, sino una de las cumbres más altas alcanzadas por el cine de fantasía y épica.
Recuerdo que la veía cuando era muy niño, acostumbrado a ver películas de tono más liviano y de duración más corta, "Excalibur" me causaba una sensación sumamente inquietante y envolvente, hasta me daba un poco de miedo, pero era tan embriagante que no podía quitarle los ojos de encima. Y todavía no puedo.
loula2
Como me gusta esta película!!
Desde cría me ha fascinado todo lo relacionado con el Rey Arturo, y esta versión es muy especial.
Qué ganas de volver a verla!!
Gracias, Sergio, por volver a traermela a la memoria!! :)
portalpa
Un apunte respecto del formato de la película, parece ser que la película se estrenó en los cines europeos en formato 1.66:1 y en formato 1.85:1 en los cines americanos, la intención de filmarla en 2.35:1 se descartó por la subida de costes que supondría.
aritsu
Yo buscare un hombre y de mi nacerá un dios.
Peliculon con frases memorables a tutiplén.
dmortimer
En ocasiones, la fotografía de esta película recuerda a las de Argento, Fulci, etc. Al giallo italiano.
Para mí esta película está por encima de ese otro peliculón boormaniano que es Deliverance.
pepe perez
Todos tenemos el recuedo de cómo fué la primera vez que la vimos. Lo que significa que nos impactó. Yo la vi en el cine, y aún recuerdo cómo salí de la sala: asombrado!!. Lo mismo que recuerdo la escena final con "El Funeral de Sigfrido" sonando de fondo y, aún a pesar de los años y de las veces que ya la he visto, los pelos se me erizan cuando veo esa escena. Lo mismo que cuando se repaso la escena en la que suena "O Fortuna". Desde luego, nunca se ha hecho una mejor elección de la banda sonora y de las escenas que la acompañan como en esta película.
Pero sí es cierto que tiene fallos, pero no por su "anacronismo" sino por el flojo trabajo de algún actor que otro. En especial, para mí gusto, la actriz Cherie Lungui (Ginebra) no transmitía nada, no me encajaba como la reina que volvía loco de amor (y un traidor) al mismísimo Lanzarote.
En fin, espero que no intenten un reboot de esos que tan de moda están y la fastidien otra vez.
rafamaquina
Sorpreson recibí con esta película una tarde en san Fernando haciendo el servicio militar.... Me quede alucinando con su fotografía, su guion, pero sobre todo su vestuario... Increíbles armaduras ( como se podían mover con ellas?). Fue una elección acertada ya que mis compañeros de armas decidieron ver ese peliculón llamado el guerrero americano ( sarcástico estoy hoy)... Lo dicho, clásico del cine de espada y brujería y por supuesto la cinta VHS original todavía la tengo por ahí... Ya es hora de pasarla a digital.
manuelcr
A mí me impacto cuando la vi de niño, sobre todo en el principio donde apunta a épica para luego decaer en su ritmo, para recuperarlo al final.
Por eso recuerdo bien que me fascinó pero también se me hacia pesada de seguir en algún momento.
Eso sí, tiene escenas memorables como la del final que mencionas (joder, cuanto transmite esa imagen y cuantas emociones hace aflorar), pero también esa imagen de la Dama del Lago... ¿Quien no quiso buscar ese lago para ver a la dama con sus propios ojos?
soldieryan
No suelo escribir mucho en el blog, pero leo a diario y sigo bastante las noticias que aquí se publican, y las críticas obviamente también.
Esta película, igual que para muchos de vosotros, marcó mi infancia. Tengo grabada a fuego la escena previa a la batalla final de Arturo y sus caballeros -o lo que queda de ellos- cabalgando mientras suena el Carmina Burana y la primavera llega a Camelot.
Habéis puesto palabras a un sentimiento que ni yo mismo sabía describir: lirismo, lisergia, magia...y básicamente si, no saber que tiene, pero no poder apartar los ojos de la pantalla. Creo que es la película que mejor ha sabido capturar el mito artúrico (mito en toda su extensión) y que mejor ha representado en pantalla el ideal medieval que tenemos todos en mente. Algo parecido al término fantasía "adulta" que consiguió El Señor de los Anillos, más allá de ser plato de buen gusto para todos.
klatu
Gran película. Debí verla con unos 17 años y recuerdo perfectamente la impresión porque ya entonces conocía la música que se utilizó. El lirismo naturista, las armaduras, la suciedad de los combates, la ironía de Merlín y sobre todo, el mágnífico final, mi preferido en el cine.
Esa trompeta que va subiendo a medida que Percebal arroja la espada después de ver el brazo de la reina del lago asomar sobre las aguas, y cuando se unen brazo y espada, el fortísimo orquestal y el cambio de plano con el sol al fondo y el brazo sumergiéndose.
El vello siempre de punta. Aunque la vea mil veces.
Saludos.