Finalizamos hoy el breve homenaje que Cine en el salón ha querido rendir a la comedia estadounidense de los años ochenta y lo hacemos, igual que la semana pasada, con una producción protagonizada por el versátil Tom Hanks. Un actor sobre el que ya comentábamos todo lo que había que comentar en los primeros párrafos de la entrada correspondiente a 'Despedida de soltero' ('Bachelor Party', Neil Israel, 1984) y que aquí, en 'Esta casa es una ruina' ('The Money Pit', Richard Benjamin, 1985) resulta aún más hilarante y efectivo que en la locura que repasábamos hace 7 días.
Remake de ese delicioso clásico que es 'Los Blandings ya tienen casa' ('Mr. Blandings Builds His Dream House', H.C.Potter, 1948), una cinta que lo debía —casi— todo al genial trabajo de Cary Grant y Myrna Loy, que Hanks y Shelley Long lo tenían harto difícil para calzarse tan enormes zapatos es tan cierto como que, gracias a la sorprendente química que se establece entre ellos, y al desenfadado tono que Benjamin imprime a los 91 minutos, estamos ante una película de esas que, da igual cuántas veces la veas, siempre terminas riendo a mandíbula batiente con los mismos chistes.
'Esta casa es una ruina', un gran slapstick
Aunque haya momentos durante la duración de la cinta para otras acepciones del humor que no queden acotadas por lo meramente físico, recordar lo mejor que 'Esta casa es una ruina' ofrece al espectador pasa, sin duda alguna, por traer a colación secuencias como la de la escalera, la de los andamios —la más compleja y espectacular de cuántas hay en el filme—, aquella en la que Hanks se queda atrapado en un agujero del suelo y hace aviones con billetes o, por supuesto, la de la bañera.
Cualquiera que haya visto la cinta sabe a qué me refiero. Para los que no, hacéos un favor, pasaros por aquí, y después seguimos hablando. ¿Ya? Venga, aquellos que la hayan visto por primera vez, que tengan el valor de afirmar que no se han reído algo, por mínimo que sea. Pues el resto de la cinta, con sus altos y sus bajos, ofrece más o menos lo mismo, un humor que se basa en los golpes, las caídas, y las caras de espanto de Hanks y Long y que, a todas luces, sigue funcionando tan bien como lo hiciera por primera vez hace treinta años.
Por supuesto, que la cinta funcione no implica que sea un dechado de constantes virtudes y se alce como un clásico indiscutible del género. Antes bien, entre esos bajos que comentaba cabría destacar sobre todo el irregular ritmo que atesora el metraje, que decae sobremanera cuando la trama se aparta de aquello que nos hace reir y se acerca al sesgo "dramático" que tiene que encarar la pareja formada por los protagonistas cuando su relación comienza a erosionarse debido a las mil y una vicisitudes que les hace padecer su "idílico" hogar.
De todas formas, creo que dichos descensos en lo efectivo de la producción no terminan jugando tan en contra de la misma como para alterar drásticamente la percepción que de ella se sigue teniendo tras incontables visionados a lo largo de los años: 'Esta casa es una ruina', al igual que 'Entre pillos anda el juego' ('Trading Places', John Landis, 1983) y 'Despedida de soltero' es digna hija de una década que, por supuesto, tuvo sus muchos momentos infumables pero que pervive en el recuerdo de los que la vivimos como una de las mejores de la historia del cine.
Quizás este argumento, que ya comienza a estar manido de boca del que esto suscribe, resulte ajeno a aquellos que nacisteis después de esos maravillosos años. Pero os puedo asegurar que para aquellos que tuvimos la suerte de transitar de nuestra infancia a nuestra adolescencia en tan fértiles lustros, cintas como ésta que hoy os hemos traído tienen mucha más validez que todas las comedias de Judd Apatow y Adam Sandler juntas.
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