Ciencia-ficción: 'Virtuosity', de Brett Leonard

Como tantos otros filmes de los noventa —no así de los ochenta, que en su mayoría han sido revisados de forma extensiva—, no me acercaba a 'Virtuosity' (id, 1995) desde aquel viernes de octubre de 1995 en que acudí al cine para ver si lo nuevo de Brett Leonard, el cineasta que nos había dejado patidifusos con 'El cortador de césped' ('The Lawnmower Man', 1992), era algo más inteligible que su predecesora.

Las impresiones que mi memoria guardaba de aquél único acercamiento no eran del todo malas, y recordaba que la cinta protagonizada por Denzel Washington y un primerizo Russell Crowe me había entretenido una barbaridad. Lo que puedo decir ahora, al haberla revisitado veinte años después, es que espero que dentro de otros veinte, cuando me acerque a alguna de las producciones actuales, éstas se mantengan mejor que el filme que hoy ocupa nuestro tiempo.

Estupendo arranque

Y lo cierto es que, atendiendo a su comienzo, no hay (casi) nada en él que pueda hacer pensar que 'Virtuosity' va a terminar discurriendo por esquemas trillados y soluciones que se alejan de la ciencia-ficción para integrarse de lleno en el thriller de tintes policíacos en el que mejor queda enmarcada una considerable parte de la segunda mitad del metraje.

Hasta entonces, la cinta ha comenzado presentándonos un futuro no muy lejano en el que la realidad virtual es un concepto que pretende utilizarse para entrenar a las fuerzas del orden en entornos ficticios en los que habiten criaturas como SID, un personaje creado a partir de las personalidades de los 150 asesinos más salvajes de la historia. Pero antes de que la tecnología de el salto a la policía, la empresa encargada de desarrollarla está utilizando a convictos para ir puliendo diferentes aspectos de la misma.

Uno de ellos, el ex-policía interpretado por Washington, se las tendrá que ver con SID, primero en el mundo virtual, después en la realidad cuando el programa convenza a su creador de aprovechar una tecnología investigada en paralelo a la que le ha dado vida y que le permitiría convertirse en un ente "de carne y hueso" gracias a implantar su matriz en una suerte de androide que puede regenerarse al contacto con vidrio.

Tan extensa premisa de partida, que como digo es aprovechada en un tramo inicial que abarca desde el prólogo en el mundo de realidad virtual del que SID es casi amo y señor, hasta el momento en que éste consigue dar el salto al mundo real; comienza a desvirtuarse cuando el histriónico personaje encarnado por Crowe —no sabría como calificar a la escena de la discoteca— empieza a asesinar de forma indiscriminada y a ser perseguido por un Washington que sabe que entre sus personalidades está la del asesino que acabó con su familia.

'Virtuosity', prefigurando 'Matrix'

Tornado entonces el metraje en una constante persecución sin más elementos de ciencia-ficción que los instantes en que el SID herido regenera su cuerpo, lo cierto es que como thriller, 'Virtuosity' no aportada absolutamente nada al género, y aunque el clímax intente arreglarlo, y se acuda a una solución curiosa, lo que realmente lo mueve es tan desangelado como la dirección de Leonard durante toda la duración de la cinta o la interpretación de Kelly Lynch, que no hay quién se la crea como aguerrida psicóloga criminalista a la que encarna.

Otro tanto habría que afirmar de los personajes de William Forsythe, Louise Fletcher o William Fitchner, que se pasean como si nada y consiguen terminar de sacar al espectador de una función que, dato curioso, supuso el primer papel para Kaley Cuoco —la Penny de 'Big Bang Theory' (id, 2007- )—, y a la que es tan tremendamente sencillo anticiparse que el desinterés del espectador decae a un ritmo de vértigo cuando el guión ha agotado todos sus cartuchos novedosos.

No obstante, si algo puede salvarse de tan poco agraciado conjunto, es que, en cierto modo, y sumándose a las incontables referencias que conformaron el universo ideado por los Wachowski, cabría aventurar que esa realidad virtual que pretende ser tan auténtica como la vida misma está en la base de lo que los hermanos terminarían usando para ese puntal de la ciencia-ficción cinematográfica en el que, cuatro años después de 'Virtuosity', se alzará 'Matrix' ('The Matrix', Larry & Andy Wachowski, 1999).

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