Poco menos de un año ha transcurrido desde que servidor aceptara de buen grado la propuesta que ofrecía esa nueva distopía de tono juvenil basada en una saga de novelas que era 'Divergente' ('Divergent', Neil Burger, 2014) y henos aquí de nuevo dispuestos a revisar la primera de las tres secuelas que terminará generando la franquicia apadrinada por Lionsgate y Summit Entertaiment, los mismos que, allá por el próximo mes de noviembre darán cierre a esa gallina de los huevos de oro que ha demostrado ser la traslación de 'Los juegos del hambre' a la gran pantalla.
Y si bien 'La saga Divergente: Insurgente' ('The Divergent Series: Insurgent', Robert Schwentke, 2015) no parece que vaya a seguir el camino forrado de dólares que han recorrido hasta ahora las cintas protagonizadas por Jennifer Lawrence —después de cuatro semanas en cartel la secuela no ha igualado a la taquilla conseguida por su predecesora en el mismo tiempo— creo que tal hecho no es debido a la mayor o menor calidad de las franquicias sino, probablemente, al agotamiento que tanta saga adolescente está provocando en el respetable.
Dicho esto, no soy yo de los que cabría meter en el extenso grupo de público al que ya cansan las múltiples iteraciones de las reducidas fórmulas de las que dimanan tales series de películas si, como es el caso, lo que podemos encontrarnos es un filme que mantiene con dignidad la corrección que ostentaba su antecesora y que, incluso, se eleva algunos enteros por encima de lo que nos ofrecía la despersonalizada aproximación que Neil Burger efectuaba a esa Chicaco futurista y semi-derruida imaginada por Veronica Roth en su trilogía de novelas en la que la sociedad está dividida por facciones.
'La serie Divergente: Insurgente', mejorando lo presente
Cabría afirmar pues que el cambio de Burger a Robert Schwentke le ha sentado bien a un filme que, con veinte minutos menos de metraje que la primera parte —curiosamente, los veinte que parecían sobrarle—, resulta mucho más efectivo en lo que, más allá de ulteriores disquisiciones, tiene que cumplir una cinta de estas características: entretener. Y cuando de ello se trata, el cineasta de origen alemán se muestra bastante más hábil que el estadounidense y, sobre todo, menos inocuo y monocorde, algo que no debería extrañar a nadie que se haya acercado bien a 'Plan de vuelo: desaparecida' ('Flightplan', Robert Schwentke, 2005) bien a la hilarante 'RED' (id, Robert Schwentke, 2010).
De acuerdo, el teutón también es el irresponsable que firmó esa chorrada capital que resultó ser 'R.I.P.D. Departamento de Policía Mortal' ('R.I.P.D', 2013), pero un desliz lo tiene cualquiera y en ciertos momentos de 'Insurgente', el cineasta da visos de reencontrarse ya con el que nos mantuvo en tensión con la cinta protagonizada por Jodie Foster ya con el que nos llevó a todo ritmo por los tiros que pegaban Bruce Willis, John Malkovich y Helen Mirren, y tanto el buen avanzar de la acción del filme como sus esporádicas y bien rodadas secuencias de acción superan a lo visto en la primera parte de la franquicia.
Ahora bien, que nadie se piense que, más allá del cambio de director, los patrones por los que se mueve 'Insurgente' varían sobremanera lo que podíamos ver en 'Divergente', algo lógico por otra parte si tenemos en consideración que, a fin de cuentas, se trata del mismo universo con (casi) los mismos personajes y exacta ambientación: notándose pues el aumento de presupuesto —la primera parte se financió con 85 millones, esta con 110— en una mayor espectacularidad de los efectos visuales, la tónica reinante en las dos horas de proyección es la de mantener ese halo de extraña frialdad que rodeaba a actores y acontecimientos en la anterior entrega.
En ese esfuerzo —no sabría decir si consciente o no por mucho que me incline por lo primero—, y como ya ocurría en 'Divergente', los actores no sobresalen de la apreciación media, ya estemos hablando de esa insulsa pareja protagonista que son Shailene Woodley y Theo James ya de los nombres de peso de la función que conforman Kate Winslet y Naomi Watts, ambas poco convincentes en sus aproximaciones a sendas féminas ávidas de poder y dispuestas a hacer lo que sea y a pisotear a quien sea por conseguirlo.
Lo dicho, ni es la película del año —todos sabemos a qué segunda parte va destinado tal honor este 2015— ni, la verdad, creo que pretenda serlo. Eso sí, si uno acude al cine con las ideas claras, y sabiendo lo que va a encontrarse —y para eso, claro está, nada mejor que el visionado previo de la anterior cinta— 'Insurgente' no defrauda, ofreciendo un entretenimiento correcto que se pasa en un suspiro y que funciona perfectamente como ese capítulo intermedio que deja el terreno planteado para las dos secuelas en que se dividirá 'Leal'. ¿Se le puede debe pedir más a una producción de este estilo? Lo dudo.
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