El reciente post en este ciclo de ciencia-ficción sobre una de las películas de la factoría Corman, ‘Los 7 magníficos del espacio’ (‘Battle Beyond the Stars’, 1980), película en la que el mítico director realizó trabajo tras las cámaras al lado de Jimmy T. Murakami, me hizo recordar todo lo que contribuyó Roger Corman a la historia del cine, sobre todo en los géneros de la ciencia-ficción y el fantástico. ‘El hombre con rayos X en los ojos’ (‘X’, 1963) es una de esas contribuciones, uno de los clásicos indiscutibles del género.
Fue realizado en la época de mayor apogeo de su director, cuando entre otras cosas realizó una serie de películas adaptando las obras del conocido Edgar Alan Poe –a las que les dedicaré un especial en cuanto concluya el de Alfred Hitchcock−. Bien es sabido que Corman recibía dinero para financiar el rodaje de una película, y con ese dinero filmaba tres, demostrando numerosas veces que el presupuesto no es óbice para filmar una buen película. O se tiene talento o no se tiene, y a Corman le sobraba por todos lados.

La película narra la historia del Doctor James Xavier, quien con sus experimentos intenta probar que los ojos podrían ver más allá de lo que tenemos delante, esto es, rayos X. Una idea que, sobre el papel puede resultar algo estúpida y risible, pero que en manos de Corman adquiere terroríficas posibilidades. Cuando el experimento se le escapa de las manos, por utilizar sus descubrimientos en exceso, el mundo se convierte en un lugar horrible para Xavier, un mundo en el que terminar no viendo nada porque su vista traviesa absolutamente todo.
Esa fantástica idea es mostrada por Corman a través de un crescendo dramático absolutamente embriagador, en una película que no llega a la hora y media, demostrando una vez más lo bueno que era el director de Detroit con la síntesis, sobre todo en la puesta en escena. Cuando el doctor se somete a la prueba de tomar unas gotas para los ojos, Corman realiza un travelling alrededor de Ray Milland –con el que ya había trabajado en ‘La obsesión’ (‘Premature Burial’, 1962)− hasta ponerse detrás de su cabeza, y adentrarse en ella hasta llegar a sus ojos.

El doctor que jugó a ser Dios
Ese movimiento de cámara hace que sea ya no el personaje el que tenga el punto de vista en todo momento, sino el espectador, al que le dará la oportunidad de ver lo que Xavier ve pero desde nuestra perspectiva, decisión de lo más arriesgada, y en cualquier caso, anecdótica. De esa forma asistimos a secuencias como la de la fiesta, en la que el protagonista descubre, no exento de humor, las posibilidades de su invento, filmando una de las orgías más sutiles de la historia, uno de los detonantes de Xavier para seguir utilizando las gotas.
Y lo que en un principio parece una alegoría sobre el uso de las drogas y sus consecuencias, nada desdeñable dada la época en la que se filmó el film, va tornando en cuento de terror puro y duro, superando incluso las posibilidades de la premisa en sí. Xavier, huyendo de un homicidio, y para seguir experimentando, primero adivinará cosas sobre la gente en una especie de espectáculo circense, en el que el obligado Dick Miller protagonizará un número cómico. Luego se aliará con una buscavidas de mala muerte para montar un negocio en el que Xavier puede ver las enfermedades de la gente y advertirles antes de que sea demasiado tarde.
Pero el peso de la justicia, junto al hecho de que es un científico que ha osado jugar a ser Dios –uno de las señales de identidad de mucha de la ciencia-ficción de años previos−, y debe pagar por ello, serán determinantes en el angustioso tramo final, con Xavier perdiendo el control. Filmado donde Steven Spielberg filmaría años más tarde su impresionante ‘El diablo sobre ruedas’ (‘Duel’, 1971), Corman concede a su criatura un destino claro y al mismo tiempo irónico. La solución más fácil para su sufrimiento –ve continuamente a pesar de tener los ojos cerrados y más allá que cualquier ser humano− la tiene delante de sus ojos, y sólo se da cuenta de ello gracias a una cita bíblica.
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13 comentarios
loula2
OJOO!! SPOILER!! ;-)
...."arráncatelos, arráncatelos!!"
Impresionante final para una película muy conseguida. Consigue ser de verdad inquietante y malsana.
Una de mis favoritas del genio Corman.
Txentxubros
Una de mis películas favoritas de la infancia, y sí, digo infancia. Recuerdo verla en blanco y negro en una pequeña televisión en la cocina de mi padres, y me impactó muchísimo. Es uno de esos filmes que puedes volver a ver sin miedo porque siendo igual de potente que antaño. ¡Y el final es tan revelador como atroz!
lectora-
Vaya miedo que pasé, me tapé los ojos tantas veces que al final mi padre tuvo que contarme como terminaba. jeje , era asustadiza.
multifilm
Favorita de colección, en una época donde todo era posible !
dmortimer
Aunque no es de mis favoritas, sin duda es de las más arriesgadas de su director.
arodrigomartin
El final es poco apto para gente impresionable. Aún guardo en la memoria la última escena de la pelicula y la vi hace 20 años como mínimo.
Harry Powell
Peliculón.
filmman
Magnífica película.
Hemos chupado tanto programa doble en los años 50 y 60 de Corman que en la aldea le tenemos cariño. Hace pocos años vino.
http://media.tumblr.com/dec6788846f38dac43026ca0afa6a52a/tumblr_inline_mzmazsVofd1s6a8kw.jpg
Pero antes de hacerlo ya tenía en una plaza una placa con su nombre. Los que vengáis en el festival encontraréis la plaza al lado del lugar donde se instaló el Brigadoon en 2014.
Un día un pesado le llamó para pedirle que no hiciera una película, un remake (o una adaptación libre inspirada más bien) de ‘La fortaleza escondida’ de Kurosawa (Corman y Kurosawa llevan su historia juntos). El hombre llevaba siete guiones de la película, nadie la quería hacer, Corman le hizo caso y no la filmó, y llamó a otro para que se interesase.
El pesado era George Lucas, la peli ‘Star Wars’ y al que llamó fue a Alan Ladd, Jr de la FOX. Lo de Corman es incríble.
Después miro de dejar algún docu sobre él, que no sea el de Alex Stapleton que está ya muy visto, pero ahora mismo no los llevo encima :)