-Sé reconocer una obsesión. Nunca traen nada bueno.-¿A usted no le han traído nada bueno?
-Al principio sí, pero hay que saber parar. Ahora soy su esclavo y un día acabarán por destruirme.
Un director que consigue su primer gran éxito en Hollywood suele tener dos opciones: La primera consiste en rodar lo antes posible una secuela de lo que acaba de estrenar para cimentar cuando antes su estatus en Hollywood. Es algo respetable, pero siempre tomar esa decisión siempre me ha parecido síntoma de cierta cobardía. La segunda es aprovechar la popularidad para conseguir sacar adelante un proyecto personal con un presupuesto más generoso de lo que hubieras conseguido con anterioridad, siendo esta lo que decidió hacer Christopher Nolan tras el notable éxito de ‘Batman Begins’. El resultado de ello fue lo que en España se conoce como ‘El Truco Final (El Prestigio)‘ (‘The Prestige’, 2006).
Lo cierto es que Nolan pensaba haber rodado esta película antes de la primera entrega de su trilogía sobre el justiciero de Gotham en lo que podríamos calificar como una simbiosis perfecta entre Christopher Priest y Nolan, ya que el primero quedó entusiasmado con los dos primeros trabajos del director de ‘Following‘, mientras que el segundo se enamoró de la novela de Priest al leerla durante la campaña promocional de ‘Memento‘. Eran tal para cual, y eso es algo que se nota al ver la película. Sin embargo, Nolan estaba ocupando con el rodaje de ‘Insomnio‘, por lo que confío en su hermano Jonathan para que lo ayudara con el proceso de adaptación, algo que se alargaría hasta tres días antes de comenzar el proceso de producción el 16 de enero del 2006.
Los hermanos Nolan optaron por prescindir de un par de tramas de la obra de Priest, pero éste quedó maravillado con el resultado, al cual no dudó en catalogarlo como una fascinante adaptación de su novela. El siguiente paso era hacer una película que supone la cumbre de Christopher Nolan a la hora de plasmar las constantes de su obra, aunque ello no quiera decir necesariamente que estemos ante su mejor trabajo hasta la fecha.
Las obsesiones de Christopher Nolan
Ya he apuntado en varias ocasiones que el gran constante dentro del cine de Nolan es el protagonismo de un hombre cuya obsesión lo lleva a al menos rozar la autodestrucción en su desenlace. Sin embargo, Nolan ya había explorado todo lo que esto podía dar de sí en la magistral ‘Memento’, pero en ‘Insomnio’ no había terminado de dar el máximo de algo ya presente desde su primera película: El antagonismo del protagonista con otro personaje fuerte que funciona a modo de némesis. Ése es el hueco que viene a llenar ‘El Truco Final (El Prestigio)’ en la carrera e su director, el cual aprendió mucho de la rivalidad entre Angier y Borden aquí para luego crear a la némesis definitiva con el Joker de ‘El Caballero Oscuro’, pero no adelantemos acontecimientos y mejor centrémonos en la cinta que ahora nos ocupa.
Otro punto habitual en el cine de Nolan es su preferencia por utilizar planos cerrados siempre que le sea posible e incidir en la sensación de opresión y aislamiento del personaje en pantalla cuando le toca abrir algo más la imagen. Es obvio que este elemento pierde cierta relevancia aquí, ya que son varios los momentos en los que alguno de los dos protagonistas realiza un truco con público de fondo, pero aún así Nolan hace lo posible por enseñar el truco durante los ensayos, centrarse en algún elemento de vital importancia que sucede en escena o simplemente alejarse del escenario en determinado momento del espectáculo. También recurre aquí a las posibilidades de los parajes helados/nevados, algo que utilizó por primera vez en ‘Insomnio’, como elementos de aislamiento social a la hora de presentarnos a Tesla y su criado, aunque en esta ocasión incide también en sus posibilidades para acercarse al suspense y casi al terror.
Además, Nolan incide con suficiente ingenio en las diferentes formas que tienen Angier y Borden a la hora de enfrentarse a sus obsesiones, siendo aquí clave la clase social a la que pertenecen. Es un poco triste reducirlo a esto, pero Angier está podrido de dinero mientras que Borden roza peligrosamente la pobreza. Este punto corría el riesgo de provocar ciertos conflictos de incidirse de forma directa en él (¿Cómo han acabado colaborando juntos dos magos que vienen de mundos tan diferentes?), pero Borden jamás se lamenta de su escasa capacidad, y Nolan sólo utiliza este punto para hacer avanzar la acción y definir la forma de ambos de abordar sus obsesiones y sus trucos de magia: Borden tiene una mente sagaz y trabajadora, siempre atento a los mínimos detalles para conseguir ser el mejor mago no por el prestigio, sino porque eso le permitirá salir adelante económicamente, mientras que a Angier le importan poco los mecanismos de la magia, pues sólo quiere llevarse la gloria sin importar el precio a pagar. Visto así podría parecer que Nolan usa a Borden como personaje referencia para empatizar con el público, pero a la hora de la verdad muestra a ambos como seres despreciables que van haciendo daño, de forma directa o no, a todo aquel con el que se cruzan.
Nolan recupera en ‘El Truco Final (El Prestigio)’ su aprecio por la narrativa no convencional al estructurar la acción en tres espacios temporales cuya progresión está íntimamente relacionada con el resto. De hecho, parece un intento de replicar las tres fases de las que consta todo truco de magia, saliendo totalmente airoso de tan ambiciosa tarea, algo a lo que también ayuda un brillante acabado técnico en el que todo está cuidado hasta el más mínimo detalle, incluida la critica banda sonora de David Julyan, la cual quizá no funcione muy bien de forma aislada, pero que encaja como un guante dentro de la película.
Además, la historia se sigue sin problemas al mismo tiempo que va dejando pistas por el camino sobre lo que está por llegar para que uno no pueda sentirse realmente estafado cuando el espectador recibe las grandes revelaciones, no teniendo problema en avisar de ello desde el mismo comienzo, por lo que casi sería culpa tuya por no prestar la atención suficiente. Y es que Nolan utiliza de forma magistral el imperativo de la suspensión de la incredulidad por parte del espectador al trabajar como nadie la anticipación de ciertos elementos argumentales harto discutibles por sí solo (el polémico desenlace, que yo creo que realmente sólo tiene una lectura, pero Nolan tiene el buen gusto de no excederse en su explicación final). Eso sí, Nolan le cogió el gusto a introducir elementos fantásticos en su repertorio, ya que no dudó en llevarlo al extremo en su siguiente proyecto personal.
Los protagonistas de ‘El Truco Final (El Prestigio)’
Con esta película queda confirmado que Nolan quedó muy satisfecho con el trabajo de Christian Bale en ‘Batman Begins’, al que no dudó en alabar por su profesionalidad y lo muy en serio que se tomaba su trabajo. Eso sí, fue el propio Bale el que se ofreció para el papel, ya que a Nolan no se le ocurrió esa posibilidad inicialmente, aunque a posteriori no dudó en afirmar que sería impensable que cualquier otro hubiese interpretado a Borden. Sin embargo, y con el riesgo de que algunos me llevéis la contraria, creo que si hay que elegir a un protagonista de ‘El Truco Final (The Prestige)’, ése no es otro que Hugh Jackman.
Ya he comentado la rivalidad que une a ambos personajes, pero el eje de la historia siempre es cómo se toma el personaje de Jackman algo que ha hecho el segundo, desde cierta tragedia inicial hasta su envidia posterior por el truco de ‘El hombre transportado’. Es cierto que ambos sufren de una obsesión patológica, pero es Angier el que la lleva hasta límites colindantes con la ciencia ficción. Sin embargo, una de las mayores sorpresas es que no hay ningún momento proclive a la sobreactuación o a resultar excesivo para Jackman, y eso es algo que él aprovecha para ofrecer una actuación pausada en la que notamos sus desajustes emocionales a través de diversas (y ligeras) reacciones gestuales ante ciertos acontecimientos que van sucediéndose.
Aún más impertérrito es el trabajo de un Christian Bale que siempre mantiene la compostura por difícil que sea la situación a la que se enfrenta. Hay una pequeña excepción, en una escena hacia el final en el que se produce un giro de guión (perfectamente medido de tal forma que uno podría predecirlo con facilidad, aunque sin ser tampoco demasiado evidente) que sirve para matizar que su exceso de seriedad viene a ser un escudo ante sus debilidades emocionales. Es cierto que hay otros momentos en los que realmente transmite sensación de sufrimiento en los que Bale demuestra una naturalidad indiscutible, pero la auténtica clave es ese otro momento en el que no puedo entrar en detalles, ya que sería entrar en el pantanoso terreno de los spoilers.
No obstante, es en los otros personajes en los que Nolan demuestra una madurez indiscutible. El caso más paradigmático es la inclusión de alguien real como Nikola Tesla, ya que las ficciones que utilizan a personas que realmente existieron como elementos catalizadores de la parte de intriga tienden a acabar siendo meros aprovechados que así consiguen llamar la atención de algo más de público. Sin embargo, Nolan utiliza a Tesla para varias funciones claves en el devenir de los acontecimientos: Es un reflejo de en lo que pueden acabar convirtiéndose los dos protagonistas si sucumben de forma plena a sus obsesiones, pero también funciona a modo de paralelismo de la rivalidad entre Angier y Borden sin la necesidad de profundizar demasiado en su auténtica rivalidad con Thomas Edison. Además, se da casualidad de que, y creo que aquí no hay discusión posible, él sería el Borden de este antagonismo cuando en la de la ficción ayuda a Angier.
Nolan hace también una confesión directa sobre su cine al espectador a través del breve diálogo con el que he dado comienzo a esta crítica de ‘El Truco Final (El Prestigio)’, ya que su cine se basa en personajes que ceden a sus obsesiones, saliendo muy malparados de haber cedido a sus instintos más primarios. Así convierte a Tesla en un equivalente de sí mismo. Vamos, que Tesla es un personaje mucho más interesante de lo que su relativamente breve aparición da a entender. Además, la actuación de David Bowie resulta magistral a la hora de que Tesla sea una sugestiva mezcla de inteligencia, misterio, carisma y elegancia.
Por su parte, Michael Caine es el fiel ayudante de Jackman, al cual no duda en servir en todo lo que puede con la salvedad de cuando su obsesión alcance unos límites excesivos. Lo cierto es que Borden también cuenta con un ayudante, pero este es un personaje siempre en segundo plano con el que no resulta justo establecer comparaciones, así que mejor dejarlo en que Caine vuelve a demostrar la solvencia de la que hacía gala en ‘Batman Begins’ en un personaje que guarda varios parecidos con su Alfred, aunque sin ese toque extra de distinción que convertía al criado de Bruce Wayne en una distinguida brújula moral. Aquí es lo mismo, pero mostrando un lado más mundano y cercano.
No es la primera vez que comento las dificultades que tiene Nolan a la hora de crear personajes femeninos fuertes, algo que a veces deriva en que las actrices cuenten con unos personajes algo limitados que dificultan la posibilidad de brillar como sus compañeros de reparto. No obstante, en ‘El Truco Final (El Prestigio)’ logra un equilibrio que parecía imposible de conseguir: Todos los personajes femeninos no son más que meros accesorios (algo especialmente evidente en el caso de Piper Perabo) para explicar y dotar de mayor profundidad a las obsesiones y dualidades de los dos protagonistas. El caso más representativo es el de una notable Rebecca Hall que sabe hacer de las dudas sobre los sentimientos de su marido el eje sobre el que construir su personaje. También es llamativo el caso de Scarlett Johansson a la hora de mostrar que el hecho de sentirse por encima del resto puede hacerte perder a tus aliados más cercanos, y ella logra mostrarlo de forma harto convincente.
En definitiva, ‘El Truco Final (El Prestigio)’ es la cumbre estilística de Nolan a la hora de explorar sus obsesiones habituales, logrando además que le hecho de que los personajes femeninos sean meros accesorios no llegue a resultar para nada molesto. Una puesta en escena magistral con un gran trabajo de los diversos apartados técnicos y un reparto que borda sus papeles son la guinda de una película con la que Nolan demostró ser fiel a sí mismo y no un vendido tras el éxito de ‘Batman Begins’. No obstante, eso no quiere decir que no dudara en retomar dicho personaje para intentar el más difícil todavía con ‘El Caballero Oscuro‘, próxima parada de este especial.
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