Es curioso lo poco que tardó Netflix en renovar su primera serie original en España por dos temporadas. Pero así fue y hoy mismo se estrena la temporada 3 de 'Las chicas del cable' con la máxima de que si algo funciona, por qué cambiar.
Muchas veces hemos hablado en esta página sobre Bambú Producciones y esa fórmula que les va magníficamente y que ejecutan en gran parte de las series que producen. En el caso de 'Las chicas del cable' yo diría que lo hace especialmente bien ya que, a pesar de estar viendo las costuras continuamente, la trama es adictiva.
Pero vayamos a la temporada que toca, de la cual hemos podido ver dos episodios de los ocho que la componen. Tras el impactante final de la segunda temporada, nos encontramos con un "prólogo" que se dedica a salvar a Lidia (Blanca Suárez) después de su aparatosa caída. El verdadero inicio de la temporada lo encontramos con la boda de esta con Carlos Cifuentes (Martiño Rivas).
Pero la desgracia se cierne durante la celebración: un feroz incendio (que, la verdad, parece demasiado repentino y acelerado) reduce a cenizas la iglesia y algunas de las víctimas son muy cercanas al grupo de telefonistas. La que desencadenará la trama será la desaparición de Eva, el bebé de Lidia.
A juzgar por estos dos primeros episodios, esta tercera temporada de 'Las chicas del cable' ofrecen tramas más interesantes que sus predecesoras. O, por lo menos, se ve potencial tanto en la trama de las feministas como en la de la investigación policial en torno al personaje de Luis Fernández y sus conexiones con una organización criminal.
Si bien en la parte argumental sí que parece que se pone más interesante, en lo que la serie le cuesta avanzar es en lo referido a las actuaciones. Ni siquiera el dúo "villanesco" interpretado por Concha Velasco y Ernesto Alterio sobresale en medio de un reparto mediocre. Y es algo que sorprende porque solían ser los actores más sólidos de la producción.
Que no es que el resto ese temporadas hayamos tenido lecciones magistrales de interpretación, pero por lo general los actores parecen menos inspirados y comprometidos con sus personajes. Y la verdad es que es una lástima porque en series como esta, donde no hay grandes ambiciones dramatúrgicas ni una producción monumental, son estas cosas las que pueden marcar la diferencia.
Sin embargo creo que si, como parece, tiran hacia tramas algo más complejas o "ambiciosas" (o menos culebronescas), sí que puede verse algo torpe a la hora de entrelazar las diferentes subtramas y que el conjunto no se resienta. Lo importante es cuidar a los personajes y que yo, como espectador, quiera saber más de ellos.
Con 'Las chicas del cable' uno ya sabe a lo que va, más aún si ya llevamos dos temporadas a las espaldas. Es la típica serie que, sin tener nada especialmente bueno, su visionado es agradable. Es una ficción simple y no necesita ser de otra manera.
En conclusión, podríamos considerar que la tercera temporada de 'Las chicas del cable' ha aumentado la intensidad pero por otro lado no hay indicios de que suban a un nuevo nivel. Casi que al contrario: la serie se encuentra bastante cómoda como es y no busca complicarse.
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