El otro día os hablaba del actor irlandés Robert Sheehan, quien me ha llamado mucho la atención en la recomendable serie 'Misfits'. Curioseando en su filmografía, encontré el título 'Cherrybomb' que, ni se ha estrenado en España ni creo que se vaya a estrenar, al menos en salas.
Este título, que proviene de la canción de las Runaways —de la que ya expliqué el significado de la letra— es el primer largometraje del tándem de directores formado por Lisa Barros D'Sa y Glenn Leyburn y está escrito por Daragh Carville. El reparto lo completan Rupert Grint, famoso por 'Harry Potter'; James Nesbitt y Kimberley Nixon.
'Cherrybomb' aspira a ser un estudio sobre la adolescencia, los comportamientos temerarios típicos de esta edad y las malas influencias adultas que sufren los jóvenes. Dos amigos (Sheehan y Grint) conocen a una chica (Nixon) por la que se sienten atraídos y ella les reta a comportarse de la manera más alocada posible porque les da a entender que elegirá al menos comedido. A partir de ahí, se suceden los hechos en un crescendo de locura hasta llegar a un punto de no retorno.
El papel que interpreta Sheehan es exacto al Nathan de 'Misfits', como si hubiese nacido para ese personaje. Pero su reacción ante las acciones de su padre y su hermano no se aprecia tan auténtica como su paso por el centro de reinserción social, ya que tiene momentos en los que sobreactúa y exagera el nerviosismo, lo que también puede ser fruto de un torpe montaje que ha abusado de planos suyos en una actitud inalterada. Grint también desfasa, aunque su aspecto lo pida menos, creando un papel ligeramente más interesante. La joven provocativa está lejos de poseer el físico necesario para parecer una femme fatale en miniatura. Nesbitt, como padre de ella, no tiene ningún problema de credibilidad.
'Cherrybomb' es un despliegue de bellos planos, encuadrados y fotografiados con buen gusto, al que se suma la utilización muy moderna de tipografías y recursos vistos más habitualmente en videoclips que en cine: destellos, congelados, montaje musical… Un ejercicio muy destacable en lo que a su estética se refiere, tanto que podría servir de referencia para realizadores publicitarios que busquen ejemplos de trabajos.
Dejando a un lado su aspecto externo, encontramos una película demasiado vacía y tópica. Y, a pesar de ello, no está exenta de pretenciosidad y altisonancia. Los autores encuentran en su relato una gravedad que en vano se esfuerzan por transmitir. Flota la creencia de que se ha realizado una observación tan inteligente que se convertirá en un discurso sobre la generación.
'El diario de Carlota'
Con la misma temática — un retrato de la adolescencia—, pero en el extremo diametralmente opuesto en cuanto a su estética, nos topamos con 'El diario de Carlota'. Y como ya opuse dos películas juveniles de las que una llevaba la palabra «diario» en el título, me dispongo a efectuar aquí una nueva comparativa.
Se trata también de una opera prima: José Manuel Carrasco debuta con la adaptación de la novela de Gemma Lienas en la que una niña de dieciséis años elabora un manual para afrontar con mayor sabiduría y sin sufrimientos la pérdida de la virginidad. En paralelo a su historia, veremos las de dos de sus amigas —una de ellas calcada de 'Un chico como todos' ('Just one of the guys', 1985)—, la de su hermano y la del divorcio de sus padres. Con esto, para empezar, ya se puede observar que este film tiene más contenido argumental que el anterior ya que, en lugar de estirar escasos sucesos, prefiere combinar varios, con lo que se consiguen más puntos de vista sobre la misma cuestión.
Realizado con nulas aspiraciones estéticas, 'El diario de Carlota' cuenta con el humor como mejor baza. Se perciben los hechos con una mirada muy infantil, lo que en mi opinión se corresponde más con los sentimientos de esas edades que los comportamientos adultos de jóvenes que se muestran en otras series o películas. Sin embargo, este tratamiento desenfadado, que lo banaliza absolutamente todo y que se me antoja lo que da valor al film, probablemente haya supuesto su sentencia de muerte en taquilla, a pesar de que contaba con actores de tirón como Maxi Iglesias. Las personas de esta edad, pensando que su ombligo es el centro del universo, quieren que se traten sus problemas como si fuesen hecatombes mundiales.
Sin negar que 'El diario de Carlota' disimula muy mal sus pobrezas de producción y resulta fea, me quedo con ésta, si tengo que elegir entre ella y 'Cherrybomb', pues al menos, me entretiene. No la recomendaría a los lectores, ya que su visionado es prescindible, pero como mínimo me gusta reivindicar que contiene un guion en el que se ha hecho el esfuerzo por entrelazar tramas y desarrollar con todas ellas un avance constante. Celebro en ella, asimismo, la tranquilidad con la que trata un tema como la pérdida de la virginidad, sin intención de dar lecciones ni de censurar ningún comportamiento.
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