'Caza de brujas' ('Heksejakt') llegó a Filmin con el aval de ser "la serie del año" en Noruega. Un thriller financiero de ocho episodios firmado por Anna Bache-Wiig y Siv Rajendram Eliassen, el dueto detrás de la también destacada 'Utoya-22'.
Tenía ganas de verla, más que nada porque el recuerdo reciente de la danesa 'La ruta del dinero' sigue en mi cabeza y quería ver cómo abordaban los noruegos este tema. Pero esta serie, más alla que los terrenos comunes, poco tiene que ver. Comenzando ya no con la nacionalidad sino que desde la misma sinopsis de la serie.
La trama arranca cuando Ida (Ingrid Bolsø Berdal), la directora financiera de un importante bufete, descubre una cuenta que no cuadra en un presupuesto. Algo a lo que le quitan hierro sus socios pero que resulta ser el hilo del que tirar para destapar un gran escándalo nacional.
Comienza así un drama de ocho episodios en los que vemos las implicaciones de este descubrimiento que si bien en apariencia es pequeño acaba teniendo consecuencias graves. El reparto se completa con Christian Skolmen, Axel Bøyum, Charlotte Spakmo Boe, Gard B. Eidsvold y Mads Ousdal.
Un drama ágil pero de paso firme
Es casi paradójico que, si bien los episodios son ágiles y van pasando cosas, las serie tarda en arrancar. O, al menos, en poner todos los mecanismos en marcha. Sus capítulos son breves (de 45 minutos) y sobrios, con lo que ello implica para el desarrollo de una trama compleja de corrupción empresarial y prácticamente hasta el cuarto episodio no comienza realmente el nudo.
Lo que sí que creo que se preocupa bastante la serie es en mostrar esa toxicidad que, a menudo, se genera en un entorno de trabajo. Esas envidias, esa formación de manada en la que o entras o se te hace bastante difícil encajar y, también, la creación de un clima idóneo para que el acoso laboral —y sexual— prospere.
A los guionistas les interesa sumergirnos en esa necesidad de pisar o ser pisados cuando se maneja clientes de alto nivel y nos jugamos altas sumas de dinero. Algo que no se limita a este bufete. Y vemos sendos antagonistas a esta dinámica, por llamarlo de alguna manera, en los personajes del policía y de la periodista.
Gente que tiene claras las cosas y “el enemigo a batir” pero que ven que cuanto más alto apunten, más trabas tienen a la hora de seguir adelante con este escándalo. Es David contra Goliat. Lo honrado contra lo podrido del mundo.
Pisar o ser pisados
‘Caza de brujas’ tiene muy buenos ingredientes y, de hecho, sus episodios transcurren con un paso firme, sin crear demasiado ruido pero con las ideas muy claras. Sin embargo, acusa de problemas a la hora de desarrollar unos personajes que no logran trascender. Por no decir, que la conexión con la mayoría de ellos no termina de surgir por culpa de que están dibujados con brocha gorda.
En líneas generales, 'Caza de brujas' funciona. Pero su tramo inicial tarda tanto en despegar que creo que queda algo corta en su promesa de ser la nueva gran serie de corrupción. Es discreta, sólida y una buena opción para el que quiera un buen thriller de este tipo.
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