Ya quedan apenas unos días para que Netflix estrene la cuarta temporada de ‘La casa de papel’ este viernes 3 de abril. Es sin duda su gran estreno del mes y a su manera se va a ver beneficiada por el coronavirus, ya que el obligado encierro en casa nos deja con más tiempo libre para ver series o películas. Siendo ya un éxito histórico para la plataforma, el bombazo que podría ser esta nueva tanda de episodios se sale de la escala.
En Espinof ya hemos tenido la oportunidad de ver los cinco primeros episodios y la serie sigue siendo igual de entretenida y adictiva que hasta ahora. El contundente final de la tercera ha dado pie a una serie de interesantes conflictos que han dado una energía diferente al robo del Banco de España, aunque justo es reconocer también que la naturaleza más excesiva de ‘La casa de papel’ también ha hecho que se acerque más que nunca a saltar el tiburón de forma irreversible.
A toda mecha
‘La casa de papel’ ha sido en todo momento una serie que juega con los equilibrios de poder. El Profesor había demostrado estar en casi todo momento un paso por delante de la policía, lo cual ayudaba incluso a que la imagen del banda entre el público jugase a su favor. El gran cambio que se introdujo al final de la temporada es que el personaje interpretado por Álvaro Morte perdía por completo el control y se desataba el caos.
En la cuarta toca lidiar con eso e intentar reconducir la situación para poder encontrar la forma de salir con vida del Banco de España y además salvar a Lisboa de una vida entre rejas prácticamente asegurada. Eso sí, no esperéis que vaya a ser un camino fácil, porque todo se complicará aún más, incluso dentro de la dinámica marcada hasta ahora en la banda de atracadores, antes de que empiece a haber luz al final del túnel.
Todo eso da pie a que la cuarta temporada sea vibrante desde el mismo comienzo de la misma pese a que las relaciones entre policías y atracadores darán pie a un momento de calma que en realidad ambas partes intentarán aprovechar para ponerse en una situación ventajosa, ya que Sierra se revela una vez más como una adversaria temible para El Profesor y los suyos.
Lo que no me termina de convencer tanto es que entiendo que la serie vive del conflicto para enganchar al espectador, pero en esta cuarta temporada quizá se abusa demasiado del recurso y se crean algunas tramas que al espectador le puede costar asumir. Hay un límite para lo que le puedes pedir que asuma como posible y Álex Pina, creador de ‘La casa de papel’, siempre había jugado con ello, pero llega un punto en el que no en vez de intentar superarte a ti mismo deberías buscar otros enfoques.
Luces y sombras de la temporada 4
Esto afecta tanto a la actividad de la banda dentro del Banco de España como a lo que sucede en el exterior, ya que se va saltando de forma fluida de un lado a otro para que aburrirse sea imposible. Quizá no te lo creas, pero te lo sigues pasando pipa y simplemente quieres que todo siga avanzando. Ya valoraremos después hasta qué punto se sostiene, pero no creo que aquellos que opinen que lo importante es el viaje tengan mucho de lo que quejarse más allá de ciertas actitudes de algunos personajes.
Además, los responsables de ‘La casa de papel’ se han reservado alguna sorpresa como el crecimiento del personaje de Belén Cuesta, a quien ya vimos brevemente al final de la tercera temporada. Al respecto es mejor no saber nada y tener cierta paciencia en lugar de estar pensando qué hace ella allí. Todo llega.
Un detalle concreto -tranquilos que será el único que comente y además no creo que sea para nada un spoiler- que sí me gustaría destacar es la mayor importancia del personaje de Marsella, ya que tenía muy poca presencia en la tercera y aquí crecen sus minutos en pantalla y Luka Peros sabe aprovecharlo. Por no hablar de la extraña pareja que forma con El Profesor, donde impera lo cómico pero también hay tiempo para apuntes más dramáticos bastante inspirados.
Más allá de eso, se aumentan las dosis de acción, a veces quizá de forma un poco artificial pero no por ello funciona peor. Eso va unido a una evolución de la historia más visceral en muchos casos, optándose por llevar las cosas a situaciones límite para evitar que el interés decaiga. Lo curioso es que luego quizá funcionen hasta mejor otros momentos más pausados, como esos flashbacks que se siguen utilizando para poder volver a contar con Berlín, aunque al final es el equilibrio entre ambas lo que realmente convierte a ‘La casa de papel’ en una propuesta tan entretenida.
En resumidas cuentas
‘La casa de papel’ sigue siendo una garantía de pasárselo bien en esta cuarta temporada, aunque quizá más que nunca confíe en una serie de giros de guion que piden demasiado al espectador. Habrá a quien ya le pareciera que eso sucedía en anteriores tandas de episodios, pero a mí ha sido aquí cuando he empezado a ver que la serie podría venirse abajo. Por suerte no ha sido el caso.
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