He de reconocer que no esperaba demasiado de 'La casa del dragón'. En mi mente, la nueva producción de HBO Max apuntaba a ser una explotación algo genérica y desganada del gigantesco fenómeno que resultó ser 'Juego de tronos', pero nada más lejos de la realidad; porque la toma de contacto con ella la semana pasada se tradujo en una sorpresa gigantesca que ya me hace esperar los lunes como en mi primera visita a Westeros.
No obstante, pese a las magníficas sensaciones que me transmitió el piloto, decidí tomarme las cosas con precaución, ya que contó con un director de la talla de Miguel Sapochnik al frente —responsable de capitulazos como 'La batalla de los bastardos' o 'Casa austera'—. Un nombre que sugería que la satisfactoria toma de contacto podría haber sido únicamente un espejismo.
Nada más lejos de la realidad, porque con su segundo episodio, titulado 'El príncipe canalla', la adaptación de 'Sangre y fuego' continúa demostrando que no tiene nada que envidiar al show de D.B. Weiss y David Benioff; y lo hace apuntalando tramas, desarrollando personajes y articulando giros —más o menos sorprendentes— de un modo tan preciso como adictivo.
De huevos y matrimonios
La toma de contacto con 'La casa del dragón' fue poco menos que empezar de cero; una experiencia un tanto abrumadora en lo que respecta al aluvión de nombres, rostros y referencias que poblaron su metraje. Ahora, con las cartas ya puestas sobre la mesa y con los protagonistas suficientemente definidos, la serie puede permitirse avanzar en su narrativa y anticipar las jugadas que se llevarán a cabo por el dominio del trono de hierro.
'El príncipe canalla' demuestra que, al igual que ocurrió con su predecesora, el motor que mueve la producción, más allá de batallas y espectáculos audiovisuales de primer nivel, es el uso del diálogo; que se utiliza como el arma más afilada que podamos imaginar, y que vuelve a hacer apasionante ver a gente sentada en habitaciones hablando, urdiendo conspiraciones y jugando a dos bandas con la traición por bandera.
En esta ocasión, tras una elipsis de varios meses desde la muerte de la reina Aemma Arryn, el episodio continúa explorando el luto de Viserys Targaryen, dejando más muestras del deterioro físico que se sugirió la semana pasada —ahora está a punto de perder uno de sus dedos— y planteando un gran dilema para el rey, quien es invitado por sus asesores a sopesar la idea de volver a casarse para reforzar su poder y linaje.
Bajo esta premisa, y aprovechando la situación hostil con el misterioso Benefactor de los Cangrejos, Corlys Velaryon, cuya casa está estrechamente ligada con los Targaryen, sugiere a su hija Laena, de tan solo doce años, como candidata para unir lazos y convertir el reinado de Viserys en prácticamente indestructible.
Finalmente, tal y como era de esperar, el monarca termina eligiendo a Alicent Hightower, hija de la Mano del Rey, como su futura esposa; todo ello tras la inteligente manipulación de su padre y para enfado de Corlys Velaryon y Rhaenyra Targaryen, que abandona la sala ante la traición de su amiga —y posible amante, según se ha dejado entrever muy levemente hasta ahora—.
Esto no ha hecho más que recrudecer el otro gran frente abierto de la trama llegados a este punto: un Daemon Targaryen fuera de control que se ha adueñado de Rocadragón y que ha robado un huevo de dragón para provocar a su hermano y continuar presionando para convertirse en el único heredero al trono por encima de su sobrina Rhaenyra.
El incidente obliga a la Mano del Rey a reunir a un grupo de soldados y trasladarse a Rocadragón para recuperar el huevo y dejarle las cosas claras a Daemon, que no duda en hacer gala de su dragón para inclinar la balanza a su favor en un más que probable enfrentamiento. Por suerte, Rhaenyra hace acto de presencia para igualar las cosas, recuperar el bien sustraído y continuar postulándose como la gran heroína de 'La casa del dragón'.
El enfrentamiento verbal con su tío no sólo se eleva como la mejor escena de todo el capítulo, sino que también recrudece el conflicto familiar sobre el que, parece, girará la temporada —si no la serie— y añade más capas a una Rhaenyra que batalla con su condición de ser una heredera mujer en un mundo de hombres.
Con estas dos subtramas cerradas —por el momento—, 'El príncipe canalla' culmina uniendo a los dos personajes despechados. En su última escena, Corlys Velaryon —dolido por el desplante matrimonial de Viserys— y Daemon Targaryen forjan una alianza para poner contra las cuerdas al actual rey de Poniente. Es pronto para saber si es lo suficientemente sólida para triunfar, pero no cabe duda de que tenemos por delante unas semanas electrizantes.
Ver 37 comentarios