‘Cars’ y su secuela están muy lejos de ser las películas más queridas de Pixar por la mayoría de los cinéfilos. Ninguna de ellas está al nivel de sus mejores trabajos y en mi caso no tengo problemas en señalar que la segunda entrega me parece el peor largometraje de la compañía, mientras que la primera iría justo después. Eso sí, no creo que sea muy inferior a títulos como ‘Brave’, ‘El viaje de Arlo’ (‘The Good Dinosaur’) o ‘Buscando a Dory’ (‘Finding Dory’).
Con esos antecedentes, el anuncio de que iba a hacerse ‘Cars 3’ no me despertó ningún tipo de entusiasmo. Lo que sí hizo fue pensar que Pixar quería más dinero gracias a los millonarios ingresos que consiguen gracias al merchandising de la franquicia. Sin embargo, apareció el primer adelanto y el giro dramático nos reconquistó. Una vez vista, la mejora es clara respecto a su predecesora, pero también sigue siendo una película de la franquicia que no revoluciona nada.
Los tiempos cambian
Uno no puede ser el campeón eternamente, ya sea porque la edad te hace bajar el nivel o simplemente porque aparece alguien mejor que tú. Rayo McQueen se tiene que enfrentar a esa dura realidad en ‘Cars 3’ cuando aparece un nuevo competidor en la Copa Pistón. Jackson Storm -muy acertado Armie Hammer- no deja de ser el primero de muchos coches mejorados que van provocando la retirada de los veteranos, dejando paulatinamente sin amigos a nuestro protagonista y provocando una decisión precipitada que da pie a ese momento tan comentado en el avance.
A partir de ahí sobrevuela en todo momento la duda sobre si Rayo podrá recuperarse o si se verá forzado a retirarse. Sin embargo, ‘Cars 3’ dista mucho de ser un drama, optando por recuperar un tono más cercano al de la primera entrega. La vuelta a las raíces para aprender lo necesario con lo que continuar adelante vuelve a ser uno de los grandes ejes temáticos, siendo ahí donde la recuperación del personaje al que da voz el ya fallecido Paul Newman cobra sentido.
De hecho, en todo momento está presente la idea de la necesidad de pasar el testigo, pero ‘Cars 3’ presenta en todo momento a Storm como alguien chulo y antipático, siguiendo un poco la línea del Chick Hicks de la aventura original, y relega a una posición intrascendente al resto de competidores, dejando así a Rayo como la única opción razonable a la que apoyar.
Reconduciendo la situación
Asistimos a su frustración con la entrenadora que le asignan -un acierto de personaje, sobre todo porque ayuda a que la presencia del cansino de Mate se reduzca a casi la mínima expresión, y es que su excesivo protagonismo fue uno de los grandes fallos de la segunda entrega- y vemos cómo intenta dar lo mejor de sí mismo, pero también que eso debería ser insuficiente. Es un viaje, tanto físico como emocional, repleto de obstáculos y que luce mejor cuando se centra en las carreras, ya que los diálogos nunca tienen auténtica chispa y cuando todo se calma para deleitarse en ellos es cuando eso más se nota.
La cuestión es que vuelve a haber un punto ligeramente rancio -nada imperdonable, pero ahí está y algo resta- en esas charlas con otros veteranos, mientras que con Cruz se crea una dinámica agradable, pero el arco de esa historia es demasiado obvio, incluyendo un detalle que, seamos justos, es muy tramposo, tanto que para algunos quizá se cargue toda la película. Por mi parte, creo que lo que sucede al menos encaja con lo visto previamente, pero las formas importan y aquí, por mucha emoción que intenten darle al asunto, fallan, así de sencillo.
‘Cars 3’, aceptable pero intrascendente
Por el camino quedan algunas escenas divertidas -la competición en la que participan Rayo y Cruz sin saber de antemano cuáles son exactamente las reglas- y un gran acabado visual, un punto en el que dan un paso adelante respecto a las anteriores entregas. El debutante Brian Fee es consciente de ello y lo potencia siempre que puede, ya sea para los escenarios de fondo o para intentar dar un toque más vibrante a las escenas de acción.
Además, esa vuelta a las raíces se aprovecha para volver a dar algo de corazón a la historia, lo cual se perdió totalmente en esa absurda aventura de espías que fue la segunda entrega. No faltan lugares comunes y el tratamiento de la misma tampoco es memorable, pero al menos se abordan también algunos temas más adultos en una franquicia que hasta ahora los tenía olvidados más allá del espectáculo de las carreras.
Con todo, la sensación de que no hacía falta nunca abandona nuestras cabezas, pero al menos ‘Cars 3’ es un cierre bastante digno para la historia de Rayo McQueen y nunca llega a resultar cansina o absurda. Simplemente han optado por pisar sobre seguro, no acelerar demasiado y contarnos la historia que nos querían hacer llegar. ¿Piloto automático? Sí, y mucho, pero al menos lo resuelve con relativa solvencia.
En definitiva, ‘Cars 3’ no es ese giro radical a la saga que parecía vender el primer tráiler. De hecho, es una vuelta a los orígenes de la misma para dar cierre a la historia de Rayo McQueen. Esto lo hace de forma aceptable y es una película que no molesta, pero tampoco aporta nada memorable y que, aunque poco poco, ni siquiera llegar al nivel de la primera. Para pasar el rato junto a los más pequeños de la casa sin acabar un tanto desesperados, cosa que sí nos pasó a muchos con la segunda entrega.
Ver 17 comentarios