'Capitán América: Brave New World' es un entretenimiento clásico de Marvel, pero simplificado para que hasta el público que está más pendiente del móvil se enganche

'Capitán América: Brave New World' es un entretenimiento clásico de Marvel, pero simplificado para que hasta el público que está más pendiente del móvil se enganche

Ni para tirar cohetes ni para meter la cabeza bajo el suelo de la vergüenza: lo nuevo del Capitán América nunca aburre, pero esa es su única gran virtud

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Randy Meeks

Editor

La campaña publicitaria de 'Capitán América: Brave New World' se ha basado en tres puntos de venta que, se supone, deberían ser infalibles para el público. En primer lugar, la marca Marvel, que aunque está algo desgastada sigue demostrando, con películas como 'Deadpool y Lobezno', que aún puede reinar en Hollywood. En segundo, el escudo del Capitán América, un símbolo heroico que representa a un personaje, sin importar quién está detrás de la máscara. Y en tercero, Harrison Ford transformándose en Hulk Rojo, el equivalente marvelita a hacer malabares con cuchillos en llamas y con los ojos cerrados: si no sientes, al menos, un poco de curiosidad por ver qué está pasando, es que estás totalmente fuera de todo esto. ¿Lo malo? Que, en realidad, fuera de esos tres puntos no esconde mucho más.

No podría hacer esto todo el día

Desde los tiempos de Stan Lee, los editores de los cómics Marvel han ido variando cada poco tiempo, y todos traían algo diferente a la mesa. Mejor o peor, pero al fin y al cabo un cambio de rumbo y tono para varios de los personajes principales de la editorial que los lectores acogían a veces con extrañeza y otras con euforia. Sin embargo, en el UCM seguimos encasillados en un mecanismo tan perfecto en sus inicios como rutinario ahora: el método Kevin Feige. Y 'Capitán América: Brave New World' no es precisamente un punto y aparte, sino una simple coma más en la cosmogonía de la saga.

Pese a cerrar tramas abiertas desde 2008 y unirse con decenas de películas y series dentro de su ya famosa interconexión eterna, esta cuarta parte no se quita nunca la sensación de aventurilla de grapa, de miniserie que no viene a cambiar nada, sino a mostrar una historia más de tus héroes favoritos. Ojo, no lo digo como algo negativo: tras una fase centrada en la epicidad, el multiverso y que ponía el foco continuo en el largo plazo, se agradece una película donde nadie tiene que salvar el mundo ni otros universos. Simplemente tenemos una mezcla perfecta formada por Sam Wilson, un colega, un par de villanos de andar por casa y un complot para acabar con el presidente de los Estados Unidos. Tiene el sabor a típico cómic de leer en verano bajo un árbol y olvidar inmediatamente. El problema es que la película está convencida de que es algo más.

'Capitán América: Brave New World' quiere ser una estupenda película de espías al estilo de 'El soldado de invierno', pero no confía en su propio público y se vuelve excesivamente obvia, con unos aparentes enigmas cuya resolución no sorprenderá a nadie y unas peleas que abandonan casi del todo lo tangible para centrarse en lo digital que, aún funcionando, siempre se parecen (en cuanto a planos, ritmo y estilo) a otras que hemos visto a lo largo de estos años. Efectivamente, y como estaréis intuyendo, esta cuarta parte adolece de una terrible e insípida falta de personalidad. Funciona, sí, pero igual que lo haría una sopa de sobre o unas croquetas congeladas: funcional, pero sin sorpresas ni hallazgos.

Volaré, oh, oh

No todo van a ser palos: esta nueva entrega da pasos hacia delante, siendo, al menos, una película hecha y derecha más que un revoltijo de escenas más o menos graciosas, como pasaba en 'The Marvels', 'Ant-Man y la Avispa: Quantumania' o, en menor medida, 'Deadpool y Lobezno'. Eso sí, la falta de confianza en el público (que hace una década no existía y, de hecho, cimentó gran parte de la confianza hacia la saga) hace que la trama se vuelva terriblemente simple y sencilla de seguir, más allá de las conexiones habituales con productos como 'Eternals', 'Falcon y el Soldado de Invierno' o 'El increíble Hulk'. Estas son más cosméticas que en otras ocasiones pero al menos resultan funcionales y, por momentos, nos recuerdan por qué seguimos aquí después de tanto tiempo.

Brave

Además, aunque a veces las escenas de acción no siempre son necesarias y muchas veces caen en el efecto videojuego (el villano se marcha por la puerta y deja tras de sí a unos cuantos malos secundarios que los héroes deben vencer antes de continuar), hay que reconocer que el uso del escudo es fantástico y las alas cortantes dan momentos espectaculares. De hecho, la frustración por la falta de poderes reales de Sam Wilson, la comparación con Steve Rogers y el enfrentamiento constante consigo mismo es, probablemente, la parte más interesante de 'Capitán América: Brave New World', aunque nunca la explotan en demasía, quedando en un simple barnizado. Claramente, el UCM tiene miedo de mostrar a su nuevo héroe como alguien vulnerable y en ningún momento dudamos por su vida ni por su integridad (ni física, ni moral). Y al final, los héroes perfectos dejan tras de sí historias prescindibles.

Por muchos artificios que Marvel quiera poner encima de la mesa (¡Hulk Rojo! ¡Un nuevo Halcón! ¡La Sociedad Serpiente!), al final la única forma con la que el público va a dejar de sentir que es "más de lo mismo" es con un cambio radical de tono e intenciones. El estudio necesita un director que tenga ideas creativas y no se deje avasallar por la fábrica de contenido casi siempre decente pero nunca increíble en la que se ha convertido a estas alturas. Por ponerlo en plata, precisa de un autor, un nuevo James Gunn que vaya más allá del esquema básico y trate de dejar siempre su impronta personal. 'Capitán América: Brave New World' no es una mala película, pero está claramente hecha con plantilla por unos ejecutivos convencidos de que arriesgarse es peor que un lento deterioro que acabe afectando a crítica y público.

Sopa de sobre marvelita

Como folletín de aventuras y divertimento, la película cumple de sobra. Si le pides algo más, como una crítica al sistema o cualquier tipo de riesgo político que vaya más allá de "Si Estados Unidos hace algo mal, debe ser cosa de un infiltrado o de una oveja negra", esta no es tu película, más parecida ideológicamente a la simpleza de 'Top Gun' que a la fabulosa etapa de Nick Spencer y Daniel Acuña.

Se podrían haber hecho mil cosas con Sam Wilson, desde mostrar el rechazo de la sociedad a un nuevo Capitán (poniendo un espejo delante de ciertos fans racistas) hasta meterle en una trama seria de espionaje donde tenga que tirar de imaginación porque su traje no es suficiente. Sin embargo, el resultado final parece tener miedo de comprometer lo más mínimo a este personaje, dejando un regusto lejano a la Marvel del pasado pero poniendo en primer plano la sobriedad, el guirigay de tramas y la planicie argumental dirigida a los que ven la película en Disney+ mientras tuitean a la que últimamente nos tienen tan acostumbrados.

No es una exageración: casi parece, por momentos, que 'Capitán América: Brave New World' se haya hecho siguiendo a rajatabla un (hipotético) PowerPoint que sitúe a los espectadores casuales que miran el móvil más que a la película como público prioritario al que es necesario explicarles todo varias veces y que no son capaces de seguir una trama compleja más allá de las escenas de lucha. El cine mainstream en general está virando hacia este tipo de visionado, no es algo exclusivo de Marvel, pero es una pena que el estudio que en su día confió en que el público general seguiría con atención 'El soldado de invierno' haya aguado tanto una historia de geopolítica internacional y espionaje como esta hasta dejar un simple esquema, una papilla fácil de tragar pero sin ningún tipo de poso. Si quiere seguir liderando y no ser considerada un vestigio del pasado, la mega-franquicia necesita tirar de freno de mano urgentemente y pararse para redefinir lo que quiere ser. No es fácil salirse del entretenimiento simplón (que no simple), pero, lamentándolo profundamente, este no es el camino para llegar a nuestros corazones de nuevo.

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