Las secuelas tardías cada vez se estilan más en el mundo del cine, pero reconozco que en ningún momento me vi venir que 'Camera Café' fuese a dar el salto a la gran pantalla. Fue en 2019 cuando se anunció su regreso en forma de película, recibiendo un pequeño aperitivo el año después con un vídeo lanzado durante la cuarentena para animar a los espectador a respetar las normas y quedarse en casa.
'Camera Café: La película' llegará finalmente a los cines españoles este viernes 25 de marzo. Habrá que ver si logra seducir al público para acudir a su sala más cercana, pero lo que sí os adelanto es que se trata de una comedia muy divertida que va más allá de los límites del formato original y brilla con luz propia al abrazar sin pudor el absurdo durante su última media hora.
Un afortunado reencuentro
Como recordaréis, 'Camera café' se centraba en un único escenario, el cual se recupera aquí con bastante acierto, pero en su secuela cinematográfica toca conocer en profundidad la oficina en la que trabajan sus protagonistas. A fin de excusas, el pretexto del que parte la película es la posibilidad de que sea cerrada, viéndose obligados a compartir con la sucursal portuguesa para ver cuál de las dos sobrevive.
El toque reconocible lo ponen los actores, todos ellos recuperando a la perfección esas señas de identidad que convirtieron a la serie original en un éxito. Sí que hay una ausencia muy importante -César Sarachu no ha podido repetir como Bernardo por un compromiso previo- que el guion firmado por Joaquín Reyes, Ernesto Sevilla y Miguel Esteban resuelve con más fortuna de lo esperado, pero lo importante es que el toque de familiaridad está muy conseguido para poder ir más allá con este universo sin que se sienta como una traición a su esencia.
De hecho, las licencias que se toma 'Camera Café: La película' van creciendo de forma orgánica, mientras que en paralelo el sentido del humor va resultando cada vez más absurdo, primero a partir de rasgos característicos de los personajes -inolvidable la rutina diaria de "trabajo" por parte de Quesada- para que luego, en parte por efecto acumulación, todo derive en una competición que abraza el dislate de forma tronchante.
Excesos controlados
Y es que 'Camera Café: La película' es una obra bastante más medida de lo que podría parecer a simple vista, desde ese toque más emotivo que humaniza hasta cierto punto al personaje de Arturo Valls hasta cómo se revoluciona el día a día en la oficina cuando hay un nuevo líder al frente de todo. Sí que hay una marcada tendencia al gag, pero sin convertir la película en una mera sucesión de chistes.
Ahí me he llevado una gran sorpresa como la eficacia que demuestra Ernesto Sevilla tras las cámaras en su primer largometraje como director. El mítico gañán de 'La hora chanante' controla la situación en todo momento, dando el brillo necesario a los momentos más cómicos y alocados, pero siempre demostrando qué es lo que necesita la película y cómo ponerlo imágenes. Las cosas podían haberse desmadrado fácilmente -y es que además se estira hasta el límite la suspensión de la incredulidad- pero eso nunca sucede, demostrando además una inventiva visual inesperada en varios momentos.
Por lo demás, es cierto que los viejos conocidos funcionan mejor que los nuevos personajes -aunque adiciones como las Javier Botet o Ingrid García-Jonsson no desentonan-, pero al final eso es algo natural, ya que tienen que ajustarse a material sin testar y, en su mayor parte, con una naturaleza puramente complementaria.
En resumidas cuentas
'Camera café: La película' es una de las comedias del año, ya que es cierto que parte de la familiaridad para conectar con el público, pero a la hora de la verdad no pone ningún impedimento a aquellos espectadores que lleguen de nuevas. Todo ello con un reparto que conoce como un guante a sus personajes, un guion que acierta llevándolo todo cada vez más al absurdo y un efectivo trabajo de Ernesto Sevilla para que la cosa no se descontrole. Ojalá secuela.
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