Hubo un tiempo en el que Disney producía con regularidad películas en imagen real de presupuesto contenido orientadas a lo más pequeños de la casa. Ninguna de ellas arrasaba realmente en taquilla, pero la mayoría sí que daba beneficios a la compañía. Entre ellas encontramos títulos no tan lejanos en el tiempo como ‘Princesa por sorpresa’, ‘Un canguro superduro’ o ‘Papá por sorpresa’.
Sin embargo, llegó un punto en el que fue perdiendo el interés por ese tipo de títulos al contar con otros proyectos que sobre el papel iban a resultar más rentables. Eso no suponía que dejase de haber público para esas cintas y parece que Netflix ha sido la más lista intentando llenar ese vacío. El último ejemplo de ello lo tenemos con ‘Cambio de princesa’, un funcional pasatiempo navideño principalmente por el encanto de Vanessa Hudgens.
Sencilla, muy sencilla.
A poco que uno haga memoria recordará varios títulos con puntos en común más o menos importantes con ‘Cambio de princesa’, siendo ‘Tú a Londres y yo a California’ probablemente el primero en venir a la mente. Sería fácil hacer una suma con otros títulos para resumir la película dirigida por Mike Rohl -no deja de ser un cliché continuo- y que cuida de forma regular los detalles, pero lo que importa es que sabe cómo cumplir su cometido.
La gran culpable de ello es una Vanessa Hudgens que se nota que está disfrutando con los dos personajes que interpreta, por lo que uno pronto se olvida de su mejorable acento británico y se deja llevar por la aventura que emprende cada una de ellas. Resulta sorprendente que pueda llegar a funcionar cuando todo resulta tan básico -no hace falta ni empezar a verla para saber prácticamente todo lo que va a suceder-, pero no recrearse nunca en nada ayuda a que no se te empache.
Además, el relato resulta fluido, centrándose más en la panadera convertida en princesa por dos días que en el otro personaje. El guion nunca se desmarca del camino establecido, pero al menos evita desarrollar las escenas con esa tendencia a la estupidez muy presente en producciones similares orientadas al mercado televisivo. De hecho, lo más llamativo al respecto es el momento en el que básicamente Netflix hace promoción de otra película suya de corte similar.
‘Cambio de princesa’ cumple su objetivo
Sí es cierto que el resto de personajes son meras comparsas para que los dos interpretados por Hudgens lleguen a una previsible conclusión, pero Rohl sabe crear un razonable clima que no describiría como magia -para eso hace falta mucho más talento del que él exhibe aquí-, pero sí de favorecer la predisposición del espectador que simplemente quiere pasar el rato. Eso sí, a poco que uno se ponga a buscar fallos los encontrará y mejor no hablemos de verla desde el cinismo.
También merece la pena apuntar que el elemento navideño está bien dosificado y tampoco hay ningún personaje que represente lo más molesto de este tipo de producciones –un aspecto que me molestó muchísimo de ‘Crónicas de Navidad’, otra cinta reciente de Netflix-. En su contra que se conforma con llegar al mínimo razonable para que uno pase el rato sin llegar a desesperarse, pero bueno, es un peaje aceptable teniendo en cuenta a qué público va destinada realmente.
En definitiva, ‘Cambio de princesa’ es una opción aceptable para quien quiera ver una película de corte navideña que no haya desgastado ya después de tantos visionados y también para aquellos que echen de menos ese tipo de cine que Disney hace años que dejó atrás. Es también una propuesta blanca y de corte familiar, por lo que no esperéis que sea incisiva en aspecto alguno.
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