Tres años después de ‘X-Men’, éxito de taquilla y la primera piedra del actual género de superhéroes, Bryan Singer pudo contar con más medios, más libertad y (no menos importante) con sus colaboradores habituales (John Ottman en la banda sonora y el montaje y Newton Thomas Sigel en la fotografía) para filmar una continuación. Una secuela que Singer se tomó como un reto. Sería todo lo que quiso y no pudo hacer en la primera parte.
‘X-Men 2’ (‘X2’, 2003) mantiene a los mismos protagonistas de ‘X-Men’, lo cual es una gran ventaja pues ya no era necesario ni introducirlos al público ni decirles porqué actúan así. Sin embargo, en lugar de dejarlos ahí, pasar un poco por alto sobre estos personajes, Singer aprovecha para ahondar más en ellos y jugar con todas las posibilidades que se quedaron fuera en la primera parte. De este modo, podemos disfrutar de una conversación entre Xavier y Magneto que se mantiene por más tiempo, conocer mucho más a los jóvenes mutantes de la escuela o seguir explorando el pasado de Lobezno, por poner un par de ejemplos.
Precisamente, a pesar de la gran variedad de personajes que aparecen en la película (más que en ‘X-Men’), Logan/Lobezno (Hugh Jackman) vuelve a ser el eje central de la historia, moviéndose básicamente en torno a dos necesidades: saber quién es y proteger a “sus” dos chicas (Pícara y Jean, por razones muy diferentes). Es el mismo personaje de la primera parte, con sus mismo comportamiento, salvo por el hecho de que ya no parece necesitar el estar solo, sino que acepta su pertenencia al grupo de Xavier.
Por otro lado, quiero reflejar aquí un pequeño gran problema que se va a originar (nunca mejor dicho) con el spin-off de Lobezno, ‘X-Men Origins: Wolverine’. Una vez que veamos ésta, cuya acción va antes que las de Singer, ¿no quedarán mal todas esas pesadillas y oscuros recuerdos sobre un pasado que, lejos de ser un secreto, ya hemos visto claramente en una película? Por no hablar de que Jackman esté más viejo y musculoso o que Dientes de Sable y William Striker tengan otro físico…
Hasta cinco personajes (importantes) nuevos se incluyen en esta ‘X-Men 2’, a cuál más interesante y mejor explotado; plenos aciertos del guión escrito por David Hayter, Zak Penn y Bryan Singer. Por un lado tenemos a Stryker, el principal villano de esta secuela, Jason (o mutante 143), su hijo, Dama Mortal, su guardaespaldas, Pyros, otro alumno de Xavier, y Rondador Nocturno, el primer mutante que veremos en la secuela. La presentación de este personaje puede haber dado origen, perfectamente, a uno de los inicios más espectaculares de la Historia del cine.
Si el principio de ‘X-Men’ estaba destinado a situarnos el fenómeno mutante en nuestro pasado y nuestro presente, presentándonos unos hechos fantásticos en un contexto real, para que entendiéramos desde los primeros minutos que estábamos viendo una película “seria” de ciencia ficción, el arranque de ‘X-Men 2’ tiene el propósito de romper todos los esquemas, sorprender al público, atarlo a la butaca y decirle “nos hemos superado”. De paso, de nuevo, se plantea la problemática de tener a mutantes con habilidades extraordinarias caminando libremente entre nosotros, el argumento de estas dos películas, casi dos mitades de una sola.
La secuencia nos presenta a Kurt Wagner, Rondador Nocturno (Alan Cumming), un mutante que está a punto de asesinar al Presidente de los Estados Unidos, pero que en realidad actúa de forma inconsciente bajo la influencia de Stryker. Éste aprovecha la ocasión y el temor del Presidente (que tiene un cierto parecido a Bush) para plantear una ofensiva sobre la raza mutante, especialmente, sobre Xavier y su escuela, tras descubrir que en ella se esconde, entre otras cosas, un jet de posibilidades desconocidas. En realidad, su objetivo es “Cerebro”, la máquina con la que Xavier tiene acceso a todos los mutantes del planeta.
Sin duda, los villanos se le dan bien a Singer. Si en ‘X-Men’, el Magneto de Ian McKellen era el personaje más atractivo y fascinante, en ‘X-Men 2’ destaca la interpretación de Brian Cox como Stryker, el humano más peligroso al que se hayan enfrentado los protagonistas. Los buenos y los malos. Porque en esta secuela, ambos bandos tendrán un mismo enemigo y, para combatirlo, deberán unir sus fuerzas. Es otro de los aciertos del enfoque de la segunda parte, y sigue en esa dinámica que comentaba antes, probarlo todo, jugar con todos los ingredientes y ver qué situaciones no se habían visto antes. De ahí sale también la escena humorística en la que Lobezno, aparentemente, comparte lecho con varias de las mutantes.
En síntesis, puede decirse que Bryan Singer consigue su propósito con ‘X-Men 2’, que ésta va un paso más allá que ‘X-Men’, al menos en lo que a espectacularidad, belleza y solidez se refiere. Hay más personajes, más acción, una trama más elaborada (con más conflictos) y más sorpresas incluso, sin que se haya descuidado, a cambio, ni el aspecto de las interpretaciones ni la coherencia a la hora de integrar elementos fantásticos en un contexto real.
Sin embargo, no estoy de acuerdo con los que señalan que ‘X2’ sea mejor que ‘X1’. Por lo pronto, esta secuela no puede funcionar sin la primera parte, y eso es un handicap; no ocurre lo mismo con ‘X-Men’, que funciona por sí sola. Por otro lado, me interesa más la trama de la primera parte, más centrada en la diferencia entre los hombres y los mutantes. Y por último, restar protagonismo a Magneto me parece, sencillamente, una mala idea.
En cualquier caso, ‘X-Men 2’ repitió y amplió el éxito de la primera parte. La crítica la trató mejor y en taquilla también obtuvo mejores resultados; la película costó unos 110 millones de dólares (35 más que la primera) y recaudó, sólo en Estados Unidos, más de 210. El final dejaba abierta la puerta para la tercera parte, y Singer, como queda de manifiesto en los comentarios del DVD de ‘X2’, tenía intención de hacerla. Sin embargo, Superman se cruzará en su camino y los planes sobre ambas películas darán un giro. ‘X-Men 3’ quedaría en manos de Brett Ratner y ‘Superman Returns’ en las de Singer. Los mutantes perdieron el rumbo, y sobre Kal-El hablaremos en unos días.
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