'Brigada Costa del Sol': Telecinco propone una buena dosis de acción y polis canallitas en la Torremolinos de los setenta

Cuando normalmente hablamos de grandes apuestas, pocas veces nos lo creemos. Sobre todo viniendo de las principales cadenas de televisión española. Sin embargo, con 'Brigada Costa del Sol' se ve unas ganas, por parte de Telecinco, de ir más allá de lo que nos ha tenido acostumbrados durante mucho tiempo. De avanzar y no quedarse en "lo de siempre".

Ya sonaban campanas cuando se anunció que habían planificado comenzar la serie a lo grande con un gran estreno de dos horas y pico (tres contando publicidad) enclavada en una noche temática. Desde Mediaset se les hacía la boca agua con esta producción conjunta con Netflix y Warner Bros.

Y, la verdad, es que la audiencia respondió (2.47 millones de espectadores en simulcast y un 18.4% de audiencia) ante el estreno el pasado 6 de mayo del doble episodio inaugural. Como es habitual, el tercero ya pinchó algo, pero mantuvo a flote una propuesta que me ha parecido, cuanto menos, interesante.

Hachís y fachas en Torremolinos

Ambientada en Torremolinos del año 1977, 'Brigada Costa del Sol' está narrada desde el punto de vista de Bruno, uno de esos polis duros que parecen haberse formado más viendo a Clint Eastwood que en la Academia de policía pertinente. Bruno está malherido, es el final de su historia... por lo que vamos a retroceder ocho meses para ver por qué ha acabado así.

Con este truco tan viejo como efectivo nos vamos al comienzo de la historia, en el que cuatro jóvenes policías (interpretados por Silva, Álvaro Cervantes, Miki Esparbé y Jesús Castro) deciden formar una brigada especial de estupefacientes en la Costa del Sol en un momento en el que el tráfico de hachís empezaba a cobrar importancia pese a la aparente ignorancia de las autoridades.

Con cuatro pinceladas nos dan a conocer a cada uno de los protagonistas: son temerarios, jóvenes, canallitas pero deseosos de hacer cumplir la ley y atrapar a los malos. Son machos alfa de la España de la transición que fuman, beben y se acuestan con la primera que pillan.

En este sentido Pablo Barrera, Juanjo García y Fernando Bassi, creadores de 'Brigada Costa del Sol' nos ofrece una mirada algo nostálgica a las pelis y series de polis de los setenta y ochenta. Una serie con tipos duros (pero con corazoncito) en los que se respira testosterona con acción clásica.

El mayor problema es que, si bien el tema de acción creo que lo resuelven bien, clavando todo "lo policiaco", es en el "todo lo demás" donde falla. Y ahí hay que meter desde el tratamiento del resto de personajes como las tramas secundarias. Estamos en 2019 y, en este sentido, la propuesta es insuficiente.

Es, un poco, como cuando vemos ahora algún episodio de 'El Equipo A' o similares y notamos que hay cosas que rechinan y que han envejecido algo regular. Pero a diferencia de tener cuarenta años y, por tanto, es acusada por el cambio en la sociedad, esta nueva serie es de ahora.

Que ojo, que no estoy diciendo que caiga en la trampa de implantar artificialmente en la serie un discurso sociopolítico actual (como suele pasar en la hornada actual de series de época), pero sí que se echa de menos algún personaje femenino potente (está "La buhíta" encarnada por Sara Sálamo pero no termina de calar). Aunque sea solo por compensar.

En el lado positivo, creo que es la serie con mejor factura técnica que ha hecho Telecinco en tiempo. Se nota que Warner ha metido dinero y este ha sido bien invertido porque, a nivel de realización, no hay ningún pero. Ayuda también el reparto, con un Hugo Silva al que no recordaba tan carismático.

Con 'Brigada Costa del Sol' nos encontramos con una serie que respira esa acción de los setenta que nos encantaba; que logra hacer una buena ambientación e impregnarnos del calor malagueño; pero que deja con un sabor agridulce. Quitando eso, es un buen paso en la buena dirección en prácticamente todos los niveles.

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