Netflix dio un gran golpe encima de la mesa al conseguir que Shonda Rhimes concluyese su vinculación con Disney y pasase a trabajar de forma exclusiva para la plataforma. Lo que quizá no esperaban es que iban a tener que pasar más de tres años para poder estrenar 'Los Bridgerton', la primera serie de televisión que Shondaland ha hecho para Netflix.
'Los Bridgerton' es la adaptación de una saga literaria creada por Julia Quinn de lo más longeva, por lo que Netflix tiene entre manos una serie de muy largo recorrido si el público responde bien ante ella tras su llegada a la plataforma este viernes 25 de diciembre. Personalmente, no era una propuesta que me atrajera demasiado a priori, pero una vez vistos sus cuatro primeros episodios debo decir que es un culebrón de primera.
Ágil
Sobre el papel, resulta sencillo ver 'Los Bridgerton' como una especie de 'Gossip Girl' escrita por Jane Austen. De la primera hereda el hecho de que haya un personaje desconocido contando la vida de la clase alta, y tanto su ambientación como su personaje protagonista remiten a la obra de esa célebre autora. El resultado es un cóctel que engancha fácilmente por la frescura que transmite y por la innegable química entre Phoebe Dynevor -su persona en estos primeros episodios recuerda además bastante a las heroínas de Austen- y Regé-Jean Page.
Al respecto conviene destacar que quizá 'Los Bridgerton' se olvida de dar la suficiente entidad a los personajes secundarios como para que el interés no se resienta ligeramente cuando el foco de atención se aleja momentáneamente de sus dos personajes principales. Y es que parece que su función principal es servir de complementos en lugar de tener algo que aportar por sí mismos a la serie.
No es algo especialmente grave y viene a ser un peaje necesario para evitar ralentizar la historia, porque puede que los episodios duren todos alrededor de una hora, pero es que, al contrario que en 'Las escalofriantes aventuras de Sabrina', se pasan volando. Para eso resulta clave el ritmo vivo y el hecho de no recurrir a la racanería narrativa para estirar la trama. Aquí todo sucede con cierta celeridad, sin regodearse más de la cuenta en nada, resultando casi imposible aburrirse por ese lado.
Directa al grano
Además, esa falta de tiempos muertos no da una sensación de precipitarse haciendo que la historia, ya que se siente como una progresión natural de lo que hemos ido viendo hasta entonces. Incluso su lado más romántico está tratado con mimo y precisión para que nada resulte lánguido, estúpido o difícil de creer. He de reconocer que no he leído las novelas originales, pero Chris Van Dusen, un veterano de 'Anatomía de Grey' y creador de 'Los Bridgerton', ha estado muy acertado a la hora definiendo el ritmo y el tono de la historia.
Como era de esperar, el trabajo de ambientación resulta exquisito, pero aún más importante es el hecho de que 'Los Bridgerton' tenga cierto sentido del humor que quite trascendencia a todo lo que vemos. Sí, hay grandes momentos dramáticos como era de esperar en una propuesta de estas características, pero no son algo que canibalice todo lo demás hasta el punto de convertirlo en pequeñas islas aquí y allá.
El Duque y Yo (Bridgerton 1) (Titania época)
De hecho, lo romántico es el gran eje de la función, funcionando con acierto de forma general, pero justo es reconocer que se agradece cuando resulta más variado. Por ejemplo, es mucho más llevadero cuando esa comentarista anónima de los líos amorosos de la alta sociedad tiene una mayor presencia, y no solamente porque le ponga voz Julie Andrews, ya que aporta una pequeña dosis de misterio que la aleja aún más de convertirse en una obra al uso.
En resumidas cuentas
'Los Bridgerton' no engaña a nadie con el tipo de serie que quiere ser y en algunos aspectos quizá parezca más propia de otra época, y no lo digo solamente pensando en cuándo transcurre, pero también es una propuesta ágil y entretenida pensada para consumirse con facilidad, y vaya si consigue ese objetivo.
Ver 13 comentarios