Si tuvieras la oportunidad de cambiar tu destino, ¿lo harías?
La factoría Pixar parecía infalible. Desde la maravillosa ‘Toy Story’ (John Lasseter, 1995), el sello del flexo ponía de acuerdo a crítica y público con cada nuevo estreno, logrando éxitos comerciales —sus trece títulos han logrado el número uno en la taquilla de EE.UU.— con películas estupendas —unas mejores que otras pero siempre superiores a la media—. Hasta que a alguien se le ocurrió que podían vender más merchandising y llegó la endeble ‘Cars 2’ (Lasseter, Brad Lewis, 2011), su peor trabajo hasta la fecha. Los anuncios de la precuela de ‘Monstruos, S.A.’ (‘Monsters, Inc.’, Pete Docter, David Silverman, Lee Unkrich, 2001) y la secuela de ‘Buscando a Nemo’ (‘Finding Nemo’, Andrew Stanton, Unkrich, 2003), unido al rumor de que habrá ‘Toy Story 4’, despertaron la sospecha de que el talento y la imaginación de los animadores de Pixar estaban flaqueando. ‘Brave (Indomable)’ (‘Brave’, Mark Andrews, Brenda Chapman, Steve Purcell, 2012) es la prueba de que siguen en plena forma.
El proyecto de ‘Brave’ se anunció al mundo en 2008 y se dijo que tendría “un tono más oscuro y maduro que las películas anteriores”. Por aquel entonces se llamaba ‘The Bear and the Bow’ (“el oso y el arco”) y suponía una novedad para Pixar en varios sentidos: su primer cuento de hadas con su primera protagonista femenina y de la mano de su primera directora. Posteriormente se modificó el título y Brenda Chapman —autora de la idea original, inspirada en la relación con su hija— fue reemplazada por el debutante Mark Andrews —codirector de ‘El hombre orquesta’ (‘One Man Band’, Andrews, Andrew Jimenez, 2005), cortometraje nominado al Oscar—, quien más adelante contaría con la colaboración de Steve Purcell. Resulta evidente al volver a leer hoy la promesa de lo que iba a ser ‘Brave’ que la historia sufrió importantes cambios vinculados al relevo en la dirección —Andrews y Purcell también figuran como guionistas junto a Chapman e Irene Mecchi—, volviendo a retomar el tono familiar que tanto éxito ha proporcionado al prestigioso estudio de animación.
Así que el tono oscuro y adulto tendrá que esperar, y aunque es una pena —supongo que vieron las orejas al lobo de la crisis— no conviene perder la perspectiva al valorar la película orquestada por Chapman, Andrews y Purcell, digna portadora de un sello cuyo catálogo incluye joyas como ‘Ratatouille’ (Brad Bird, Jan Pinkava, 2007) o ‘Toy Story 3’ (Unkrich, 2010) —mi favorita de Pixar—. Técnicamente extraordinaria —ojo a las expresiones faciales o al radiante pelo rizado de la protagonista—, narrativamente intachable —nunca se pierde el interés y los 93 minutos se pasan volando—, ‘Brave’ es un hermoso, divertido y emocionante entretenimiento para todos los públicos —incluso para los Anton Ego del mundo—. Y aunque el concepto original haya variado hacia algo más ligero y accesible, esencialmente parece intacto, conserva los ingredientes de los cuentos de hadas —la princesa, la hechicera, el encantamiento, las criaturas mágicas…— y se nota en el relato la visión y la sensibilidad femenina. Desde luego no es lo más arriesgado ni lo más complejo que se ha intentado en Pixar, pero es igualmente notoria la singularidad y la calidad de ‘Brave’. No es otra más y no se hizo para vender juguetes.
Como en anteriores ocasiones, antes del inicio del decimotercer título de Pixar se proyecta un cortometraje, ‘La Luna’, de Enrico Casarosa, una preciosidad que habla de encontrar tu camino, tu propia manera de hacer las cosas. De eso va también ‘Brave’, de enfrentarse a las anticuadas costumbres y rebelarse contra las injustas convenciones que ahogan el espíritu, de que cada uno debería tener derecho a trazar su propio destino. La protagonista de la historia es Mérida —voz de Kelly Macdonald en la versión original—, la hija mayor del rey Fergus —Billy Connolly— y la reina Elinor —Emma Thompson—, una joven muy hábil con el arco, que sueña con vivir grandes aventuras cuando descubre que hay una boda planificada en el horizonte; los hijos primogénitos de lord MacGuffin —Kevin McKidd—, lord Macintosh —Craig Ferguson— y lord Dingwall —Robbie Coltrane— se disputarán la mano de la princesa en una competición deportiva. Pero Mérida no está dispuesta a permitirlo, no será el premio de nadie, y tratará de conservar su libertad, cueste lo que cueste…
Mérida es, como indica el subtítulo español, indomable, y su fuerte carácter entra en conflicto con el de su madre, que la quiere convertir en una de esas convencionales princesas Disney, en una perfecta esposa —por cierto, atención a cómo se retrata a los hombres—; se resume en esa secuencia donde vemos cómo la reina intenta educar a la princesa, que prefiere cabalgar, disparar flechas, escalar y beber agua de unas cascadas. Además de una lujosa distracción con (valioso) mensaje, ‘Brave’ es un reflejo de las a veces complicadas relaciones entre madres e hijas. He visto la película en inglés y en español y recomiendo encarecidamente la primera opción; el doblaje no estropea nada —tampoco la aportación de Russian Red— pero se pierde parte de la naturalidad y el encanto que aportan las voces elegidas por Pixar, especialmente en las escenas íntimas o en el emotivo desenlace del clímax, donde las interpretaciones de la versión original resultan más auténticas. Y siguiendo con el sonido —no olvidemos que el cine no es solo imagen—, quiero terminar destacando la música de Patrick Doyle, espléndida al transmitir las emociones de la protagonista y transportarnos a las mágicas tierras escocesas.
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