He cruzado océanos de tiempo para encontrarte…
-Dracula
La larga secuencia de la llegada del conde a Londres es un esfuerzo narrativo que comienza con unas nubes amenazadoras de tormenta y concluye con la primera toma de sangre del conde a Lucy. Entre tanto, tenemos varios hilos dramáticos que se van trenzando y alimentando entre sí de manera casi perfecta. Por un lado está el Demeter (cuyo capitán, al menos su voz en off, también es de Anthony Hopkins, con lo que interpreta tres roles en esta película), navío en el que como todos sabemos viaja Drácula hacia Londres. También está el sanatorio de Carfax, con el doctor Seward y Renfield; el zoo, del que se escapa un lobo blanco; y la casa de Lucy.
La manera que tiene Coppola de unirlo todo, a parte de emplear el genial corte ‘The Storm’ de la imponente música de Kilar, es empleando la cámara de manera magistral como si todos estos escenarios estuvieran en alta mar, es decir, moviéndose igual que si se encontraran a bordo de un barco. Todo acaba formando un collage fascinante. La tormenta es Drácula, por supuesto, y así se nos muestra de qué forma su llegada a Londres afecta a todos habitantes.
El punto de vista del vampiro
Con una técnica llamada pixilación, que es en verdad muy antigua, obtenemos el punto de vista de Drácula nada más llegar a Londres, convertido en una especie de bestia, u hombre lobo. Decir que ésta cámara subjetiva resulta fascinante es quedarse corto. Con su habitual modestia, Coppola lo llama “un punto de vista curioso” en los comentarios del director. En fin. La bestia ruge en el jardín y Lucy, hipnotizada, se levanta en plena noche a encontrarse con él. La escena no puede ser más hipnótica. Lucy camina por el laberinto y Mina la sigue, para encontrarse con Lucy y Dracula haciendo el amor bestialmente sobre un banco de piedra. La bestia termina mordiéndole el cuello.
Existe cierta controversia con este momento, pero me parece que está claro que el conde hipnotiza también a Mina para que olvide lo que ha visto. En cualquier caso lo importante es constatar que la ambición de Coppola está a la altura de su destreza narrativa. Y no tiene el menor interés por repetir lo que otros han hecho con la bella novela de Stoker, y esto siguiendo los pasos de tres películas sobre todo: ‘Nosferatu’ de Murnau, ‘La bella y la bestia’ de Cocteau y ‘Vampyr’ de Dreyer.
Pero el punto de vista del vampiro es lo más importante, y no sólo a un nivel técnico. Drácula es a partir de este momento el eje sobre el que gira la narración. Y cuando empieza a moverse por Londres, en pleno día, la cámara no vuelve a ser subjetiva hasta el siguiente ataque a Lucy. De hecho, Coppola, aprovechando la cercanía de la novela de Stoker con el nacimiento del cine, efectúa un bellísimo homenaje en el segmento en que el conde seduce a Mina. Un bloque totalmente inventado por los cineastas, pero que, al contrario de lo que muchos dicen, no me parece una traición a la novela y una razón para despotricar sobre la decisión de titularla como lo hicieron, más bien parece que abrimos los ojos a capítulos perdidos del relato, tal es su riqueza dramática.

Además, la identificación de Coppola con este príncipe de las tinieblas es casi tan grande como la que siente con Michael Corleone. Más parece, por tanto, una reescritura que una transformación. Y el espíritu de la novela está, así, más vivo que nunca, por lo que lo sí creo que se deba poner el nombre del autor en el título. Pero hablábamos del homanaje al cine, y lo obtenemos con esos breves segundos filmados con la cámara Pathé (de manivela), exactamente igual que en la época del cine mudo, con las mismas lentes también. Y existe un gran criterio en el momento de dejar de usar la Pathé y regresar a las lentes actuales, que es cuando Drácula ve a Mina.
También tenemos la escena en que ambos visitan al cinematógrafo, y en la que Drácula a punto está de alimentarse de Mina (aunque en el último segundo se arrepiente y no lo hace), y en el que hipnotiza (una vez más) al lobo blanco que se fugó del zoo. Es interesante observar que lobo y conde poseen en ese instante unos ojos muy parecidos. Comienza así una historia de amor que para cierto sector cinéfilo es la perdición de la película y que para otros es una visión nueva, romántica y coherente, que se cuenta en paralelo a la degradación física de Lucy, propiciada por la necesidad de Drácula de su sangre, y que a su vez propiciará la llegada de Van Helsing.
Los planos de gran complejidad técnica se van sucediendo con rapidez: la sombra que es el conde hace marchitarse a las flores de la habitación de Lucy; así mismo esa sombra, al huir, deja un reguero de sangre en el suelo. Complejos no sólo en lo visual, también en lo sonoro, todo un alarde de destreza. También es un alarde de recreación histórica, este momento, con la transfusión de sangre. Pero todos los objetos de esta película están muy cuidados: fonógrafos, máquinas de escribir, tocadiscos… Es decir, por primera vez se tomaron muy en serio crear un tejido histórico que hiciera más espeluznante la historia.

El hada verde
La famosa secuencia de la absenta está hecha con algunos de los más antiguos efectos visuales que se conocen, y así lo quería Coppola, para lograr un extraño y absorbente equilibrio entre modernidad y apariencia de primeros años del cine. Ambos amantes experimentan una serie de regresiones temporales que logran que el pasado se toque con el presente y los libere. Hay romanticismo pero también una sexualidad explícita en la dirección de actores de ambos intérpretes (Oldman y Ryder espléndidos…). A los planos se les superponen algunas imágenes del pasado (concretamente, las del prólogo, y otras como ilustraciones de Transilvania). El collage visual, por tanto, se acentúa.
Pero la historia de amor se rompe, porque Harker escapa de su cautiverio en Rumanía, y Drácula se venga terminando con Lucy, con lo que tenemos una secuencia que es pareja natural de aquella en la que llega a Londres, por superponer varios escenarios y situaciones. Ambas funcionan como dos pinzas, dos pilares, sobre los que se sostiene todo este grandioso bloque, que además en la novela, es el mejor escrito, el más oscuro y misterioso, y aquél en el que Stoker alcanza la categoría de maestro literario. Y si en el primer bloque la idea unificadora era la tormenta marina, en este existe cierto tono de trance sensorial adecuado a la muerte de Lucy, además del viento invocado por el vampiro.
Por supuesto, la reminiscencia al bautizo de Anthony en ‘El Padrino’, es ineludible. Aquí tenemos de fondo, no un bautizo, sino la boda de Mina y Harker. La única pega que puede ponerse a este clímax es que no participe en él Van Helsing, que deja a los demás hombres a cargo de Lucy mientras va a llenarse el estómago. A este respecto cabe defender a capa y espada el trabajo de Hopkins, que aún no había recibido el Oscar como Hannibal Lecter cuando filmó ésta. Su Van Helsing es, seguramente, el más salvaje y alocado de todos los que en el cine han existido. Y esto a algunos les chocó, y al que suscribe le parece un acierto, pues ¿quién puede vencer a este poderoso vampiro sino un tipo tan salvaje como él?
En el ataque final, el vampiro se transforma por entero en un lobo, y veremos a un lobo real abalanzarse bestialmente sobre el cuello de Lucy (cuyos gritos y gemidos a menudo provienen de la exquisita voz de Diamante Galant), y acabar por fin con su vida, con cortes directos de Mina y Jonathan besándose recién casados (y con un homenaje directo, en esa habitación llenándose de sangre, a ‘El resplandor’, de Kubrick). Sin duda, el conde siente cómo Mina está con otro hombre, y se venga siendo especialmente cruel con su víctima. La escena de su funeral está directamente inspirada en ‘Blancanieves y los siete enanitos’, con ese ataúd de cristal.

Antes de la recta final obtenemos una secuencia que rivaliza en horror con cualquiera de Fisher u otras que nos muestran a los vampiros no como ángeles caídos, sino como criaturas del averno. Me refiero, claro está, a la escena en que decapitan a la pobre Lucy, convertida en una furcia sanguinolenta. Hay muchas cosas en esta secuencia que la convierten en algo inolvidable, como algunos planos filmados al revés (cuando el vampiro se introduce en su ataúd, por ejemplo), o momentos impensables pocos años atrás, como el vómito de sangre en el rostro de Van Helsing.
En cuanto al contraataque de Van Helsing y su grupo de caza-vampiros, esto merece ser tratado en profundidad en el siguiente y último capítulo sobre ésta película, para no cansar a nuestros lectores. Pero antes de eso, un Breve Interludio:
Breve Interludio: Los Actores
Para terminar, en cuanto al grupo de actores, puedo comentar las siguientes notas: me parece un grupo de actores bien cohesionado, pero con matices. Puedo defender a muerte las caracterizaciones y la valentía de Gary Oldman, Anthony Hopkins y Winona Ryder, que se dejan la piel en su trabajo, dando lugar a una nueva visión en torno a tres personajes que hemos visto hasta la saciedad en el cine. En cuanto al reparto de secundarios, pues creo que hay inteligencia en cuanto a las elecciones, sobre todo en la memorable interpretación de Tom Waits como Renfield, que culmina una serie de participaciones con Coppola realmente notable.
Tengo mis problemas con Keanu Reeves, un actor que siempre me ha parecido mediocre y muy blando, pero supongo que da el reflejo perfecto al salvaje y sexual conde. No era fácil dirigir a este grupo de actores, y pienso que Coppola lo hizo con su habitual pericia en la dirección de actores.

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17 comentarios
rolando-f7
100% de acuerdo. Lo estás petando, Adrián.
johnnios
Magnífico Post Adrián,últimamente lo estás bordando, al menos desde mi punto de vista de humilde aficionado.
Qué decir de este peliculón que no hayas dicho ya en tu post. Me encanta la exhuberante sexualidad de los personajes femeninos de esta película, el romanticismo que desborda toda ella (que se manifiesta en último punto en la frase que le dice el conde a su amada cuando la encuentra en Londres,que has usado en el título) y el erotismo que hay en muchas escenas. Me encanta el ambiente bizarro y oscuro que hay en gran parte de la película, así como el toque de ocultismo mezclado con ciencia que hay en gran parte de ella y que toma forma en el personaje de Van Helsing. Magníficas las escenas finales de la caza del vampiro durante la puesta de sol. Brutal la interpretación de Hopkins y de Oldman.En definitiva, una magnífica revisión del mito del vampiro, que no hay que olvidar que tiene una tremenda carga de erotismo.
P.D. He leido la novela y he de decir con total sinceridad,que éste es uno de los pocos casos en los que creo que la adaptación cinematográfica supera al libro. Quizá también sea el resultado de la forma extraña del libro,escrito como si fuesen cartas,y de la época en que se escribió,muy distinta a la actual, y más en cuanto al terror.
Saludos!
croatan
Yo también leí la novela después de haber disfrutado de la película, y creo que las aportaciones de Coppola son bastante adecuadas o incluso que superan en cierto sentido a la novela (que me gustó).
En fin, gracias por recordarme que me encanta esta película.
Alex Kidd
Leí la novela y me gustó más la idea presentada para este filme, ya que en el libro Dracula se presenta como un malo malísimo que no merece redimirse de manera alguna. Aunque posteriormente y sobretodo tras las películas basadas en los libros de Ann Rice toda la imaginería vampírica se ha vuelto demasiado...femenina. Los vampiros parecen haber pasado de lo grotesco y horrendo a lo cool y elegante...
yees
estoy de acuedo, esta clase de pelicula si es una obra maestra.....
no como quieren poner a la fuerza a "CREPUSCULO" donde todo el contexto del vampirismo se tergiverso
avernus
Una crítica fantástica. Es mi peli favorita, así q cuidadín jeje
Nota:Es Diamanda Galas, no Galant;)
340494
Fantástico post Adrián, como el anterior. Espero con ansia el último capítulo.
Gabriel Caballero
Soy de los que piensa que la película se pierde demasiado en la trama romántica cuando debería haber sido una trama más. No puedo hablar de la obra de Stoker ya que no la he leído, pero eso conllevaría cambiar todo el film ya que se presenta a Drácula no como un ser terrorífico y malvado como una extensión de las fuerzas del mal, sino como un hombre atormentado que decide renunciar a Dios tras la muerte de su amada, y ésa es la verdadera razón de su ser, y quizá eso es lo que hace que le "perdonemos" sus maldades.
Gary Oldman está soberbio en su papel de aristócrata, Anthony Hopkins más de lo mismo, pero a Winona Ryder quizá la falta un poco más de fuerza en su intepretación, algo que le sobra a Sadie Frost, aunque quizá el papel a intepretar también cuenta a la hora de valorarlo. Keanu Reeves en su línea, la misma cara en todas las secuencias, no transmite ni la más mínima emoción y si no fuese por la secuencia con las novias de Drácula prácticamente ni se le recordaría en esta película. Lucy y Renfield están geniales en sus secundarios roles de marionetas del vampiro.
Atticus
Me mantengo en mi idea de la mala elección del subtítulo, ya que Coppola altera la base de la historia con ese romance atemporal, que ¡ojo!, a mí me encanta (como toda la peli) pero que desvincula a la adaptación del original.
En lo demás totalmente de acuerdo.
downisthenewup
Mi consulta es por el tercer personaje de Anthony Hopkins en esta película, cuál es?
javigavroche13
Debería ser Drácula, de Francis Ford Coppola, porque de Bram Stoker tiene más bien poco...
Hatfield
Vale, estoy de acuerdo en que la interpretación de Tom Waits del papel de Renfield es espléndida. Pero creo que el que mejor ha hecho ese papel es Alexander Granach en el "Nosferatu" de Murnau. Por lo demás me encanta el post.
zeore
La película y la novelas son historias que tocan temáticas distintas, hay que tenerlo claro.
Ese lío amoroso no aparece en la obra de Stoker y Coppola lo saca por sus santos cojones, hay que decir las cosas como son.
Pero la jugada no le sale mal, en absoluto, crea una historia que se aleja del libro y que se acerca más a un drama con tintes medios de suspense y terror que convence.
Nada puede ser comparado con ese rol rocambolesco del Dracula original, frío, calculador, el mismo demonio en persona. En este film se retrata como un galán, un amante, un sosegado altruista enamoradizo. Nada tienen en común.
Salvo esos matices, esta parte en concreto es la que más me gusta con relación al ambiente, a la atmósfera, es un film muy cuidado.
No quiero parecer el típico engreido inconformista, la película está realmente bien, me gustó, aunque prefiero versiones como "Nosferatu" de Murnau, sin duda.
Un saludo.
Usuario desactivado
La llegada de Drácula a Inglaterra, con su transformación en bestia y el ataque sexual a Lucy, me gustó especialmente. En ese momento Dracula dice las que para mí son las mejores palabras de la película, cuyo sentido se perdió totalmente con el doblaje al español (corríjame alguien si me equivoco): cuando Mina ve a la bestia encima de Lucy, esta dice, en la versión inglesa, "Don't see me". O sea, "No me veas", que se tradujo en español como "No me mires", o algo así. El original inglés tiene todo el sentido, tanto para poner de manifiesto los poderes hipnóticos de Drácula como para retratarnos lo que siente: está enamorado de Mina, quiere ser galante con ella, y al mismo tiempo se enfrenta a su propia pulsión agresiva, y cuando nota que Mina lo está observando, en su forma de bestia y copulando con Lucy, se siente avergonzado y desea que su amada no lo hubiese visto. Precisamente al día siguiente, cuando ya se encuentra calmando, y presentable como caballero, pronto para cortejar galantemente a Mina, al verla en la calle, dice para sugestionarla: "See me now" - "Veme ahora". Hubiese quedado mejor, en el doblaje español, esta pequeña transgresión al sentido lógico de la semántica, más coherente con la versión inglesa y con el significado de la película.
Estos toques me gustan, porque ponen en evidencia un Dracula atormentado, como dice Arkangell, aunque hay un problema, para mí, en que Coppola simpatiza demasiado con Dracula, y por eso hace que se le vea "demasiado amable" con Mina. Me explico: por unos actos, parece que Dracula es un posesivo desequilibrado (como sabe que Mina se está casando con Harvey, se venga en una tercera persona, Lucy, matándola brutalmente; tampoco tiene problemas en usar a quien sea, y en disfrutar de la violencia que puede ejercer). Esta parte de su psicología es coherente con el prototipo del jefe y guerrero que ha sido hace siglos.
Por otra parte, cuando está con Mina es un "gentlemen". Estos dos aspectos de su psicología no están muy integrados; están más bien superpuestos. En las escenas del castillo Drácula es el demonio "en persona", como dice Zeore; en Londres es otra persona.
La película me gusta mucho, pero más estéticamente que por guión. En eso prefiero el libro de Stoker.
Nina
La escena en la que Lucy corre hipnotizada hacia Dracula es una de las que mas me gusta en la pelicula. Ese movimiento de la bata por entre los setos, el fuerte contraste del rojo...Y el camison encorsetado que lleva Lucy...Esa escena me dejo marcada cuando la vi...no se me ha olvidado.
Sin embargo el vestido que lleva Lucy en su entierro me parece muy poco acertado... Parece un arlequin.
steli
Pues yo no creo que Coppola ni que nadie en su sano juicio pueda simpatizar con un bestiajo que hace tanto daño cuando se lanza encima de uno... Hablando en serio, el personaje tiene muchas facetas: puede aparecer como bestia y como hombre, y en su faceta de bestia es temible, y como hombre es un manipulador y un tramposo y no juega limpio. Y en todas sus facetas se presenta como alguien que está por encima de los demás por sus poderes y que se aprovecha de ello, causando estragos a su alrededor. Drácula no es simpático ni atractivo, es egoísta, astuto y malvado, aterroriza y mata a la gente, la deja seca. El amor le añade emociones y matices más humanos, pero no lo cambia. Parte de la fascinacion que presenta esta visión es que todo ello enriquece al personaje, que no tiene una sola cara, como le ocurre a los otros ( salvo van Helsing y, en menor medida, Mina, que no escapan a cierta ambiguedad)
limonobsesion
la pelicula para mi fue un toston, no es lo que me esperaba y para nada esa fase romanticona tan pesada cuando una pelicula asi no debia serlo