Cuando vi los avances de 'Blindado' ('Armored', Nimród Antal, 2009) y el suculento reparto que lo forma —Matt Dillon, Laurence Fishburne, Jean Reno y Fred Ward, entre los más famosos—, más una premisa argumental que nos hace rememorar los films de atracos o planes perfectos, me frotaba las manos ante la posibilidad de un buen thriller. En la década pasada nos quedamos casi todos alucinados con el atraco al furgón en 'Heat' de Michael Mann, una escena que pasaba por derecho propio a los anales del cine de acción, y que está en las antípodas del que probablemente sea el atraco a un furgón más logrado de la historia —cinematográficamente hablando, por supuesto—, el de aquella obra maestra de Robert Siodmak 'El abrazo de la muerte' ('Criss Cross', 1949), en la que el director lograba crear una tensión pocas veces vista.
En esos films, los primeros que me han venido a la mente, los mencionados atracos servían para desarrollar argumentos que hablaban sobre la fatalidad o las consecuencias de un mal acto. Ahora, Nimród Antal, responsable de la floja, aunque a ratos interesante, 'Habitación sin salida' ('Vacancy', 2007), y actual realizador de 'Predators', cuenta casi en tiempo real el plan que siguen los trabajadores de una empresa de seguridad que transporta dinero para hacerse con la escalofriante suma de 41 millones de dólares. A priori todo sonaba muy bonito, lo que podría haber sido un digno entretenimiento sin más, logrando que el espectador se olvidase de sus problemas cotidianos, se queda en estupidez soberana, alcanzando límites inimaginables en un film así.
'Blindado' narra la historia de seis trabajadores que un día deciden robar los dos furgones que conducen, con el único objetivo de mejorar sus vidas. Llegado el momento las cosas se tuercen, y uno de ellos —el que tiene conciencia— se encierra dentro de uno de los furgones, con el dinero. El resto tratará de convencerlo para que desista en su empeño de ser legal, y a partir de ahí, los disparates se suceden uno tras otro, y el plan original se revela como la mayor insensatez que se ha visto en una pantalla en años —esta frase empieza a estar demasiado manida en estos tiempos—, y llama aún más la atención al suceder en un film que no necesita un despliegue de efectos visuales o acción a raudales. A veces, más de las que pensamos, lo narrado en una historia sencilla es mucho más increíble que lo narrado en cualquier film de ciencia ficción o fantasía que se precie.
A la pobre presentación de personajes, en la que enseguida se ve de qué pie cojea cada uno —el film carece por completo de ambigüedad, tirando ya no por lo sencillo, sino por lo puramente simple y obvio—, y posterior puesta en marcha del plan, sigue el detalle más interesante de la película, aquel en el que uno de los personajes se encierra en uno de los furgones. La situación no tiene desperdicio sobre el papel, pero el novato James V. Simpson no la aprovecha ni lo más mínimo, y Antal fracasa en su puesta en imágenes. Esperando que lo narrado tenga el suficiente interés para el público, el director parece perdido, intentando mezclar cierta sobriedad con instantes en los que no se ve nada, como por ejemplo, una lamentable persecución entre dos furgones, en las que el espectador, que a esas alturas ya está un poco mosqueado, pierde toda referencia.
El mayor problema de 'Blindado' reside en su desarrollo. En lo que parece un intento de el más difícil todavía, el film no cesa en su empeño de dejar al espectador con la boca abierta debido a las ridiculeces que presencia. Recapitulemos: El plan es inviable, por el único hecho de que la policía no va a tragar, sobre todo con personajes tan inestables. Matar a un mendigo es una decisión errónea, ya que podría haberle dado un par de miles de dólares y el tío contentísimo, o en el mejor de los casos, nadie le creería. Salir y entrar dos veces del furgón sin que los demás se enteren es simplemente tomar al espectador por tonto. Enviar al único desequilibrado mental del grupo —vista la decisión que el tipo toma al final— a ver qué es un ruido que han oído, no es precisamente muy inteligente. Traer al hermano con una capucha, cuando podrían haberlo traído engañado. Perseguir con un furgón a un tío corriendo que salta al vacío, y saltar con el furgón detrás de él, no tiene nombre. Un guión escrito usando el cerebro en otra cosa.
Pero el desastre no acaba ahí. Los actores están al nivel del film, o sea, penosos. Matt Dillon, que nunca tuvo la suerte que merecía, pues siempre se le trató como un actor de segunda fila a pesar de sus innegables dotes para la actuación, realiza la que es una de las peores interpretaciones de su vida. Un villano sin matices, que además tiene que poner caras ridículas para que todos veamos lo malvado que es. Jean Reno simplemente no se hace notar, y hasta parece que quiere esconderse para que no veamos que ha participado en el film. Laurence Fishburne acompaña a Dillon en resultados con un personaje cuyos diálogos son simplemente absurdos. Fred Ward pone la veteranía en dos secuencias y se acabó. Amaury Nolasco demuestra que es uno de los peores actores salidos de la televisión. Columbus Short no tiene el carisma suficiente, y el resto no merece la pena nombrarlos. Como anécdota, señalar que en el film no hay personajes femeninos, salvo el de una asistenta social que sale apenas cinco minutos. Cine de y para hombres, se dice por ahí; aquí no tenemos ni un escotito al que echarle el ojo.
Si vamos más allá, podemos intuir una crítica a la guerra, a través del hombre que es capaz de la mayor de las barbaries escudándose en ser un buen compañero para su pelotón. Pero como esto es Hollywood, la fábrica de los sueños, al final, el protagonista recibe una recompensa como pago a sus buenas acciones, a tomar las decisiones acertadas en momentos de peligro, notificada por su superior que se siente orgulloso de contar con alguien así entre sus hombres. Moralina repugnante.