Tanto había visto y leído de Black Snake Moan, la película esperada por todos los que teníamos ganas de ver a Christina Ricci interpretando a una adicta al sexo, que tengo que reconocer que me había hecho una idea equivocada de lo que me iba a encontrar.
Mucha carne y poco que rascar, es lo que me temía, por lo que ya casi había descartado ver el film hasta más adelante. Por suerte la crítica de mi compañero Red Stovall, tachando la película de mala, aburrida e inverosímil volvió a despertar mi curiosidad.
No falla, si a él no le gustó, tenía un elevado porcentaje de posibilidades de que a mí si me gustara, y efectivamente así ha sido. Black Snake Moan me ha sorprendido muy gratamente por varios motivos que intentaré explicar a continuación, para no irme todavía más por las ramas:
1.- Christina Ricci y Samuel L. Jackson están que se salen en sus interpretaciones. Los dos transmiten la fuerza interior de sus personajes, la rabia y el dolor que arrastran consigo, con naturalidad, sencillez y humor. Da gusto verlos, así de simple. Por no hablar del plus añadido de sensualidad de la Ricci, y la voz portentosa de Samuel L. Jackson cada vez que nos regala un blues.
2.- La banda sonora tiene la misma garra que sus protagonistas. Toda la película es música. Canciones bien elegidas, puestas con habilidad en los momentos adecuados, que contribuyen al buen ritmo del film.
3.- A pesar de tener unos personajes desgarrados (matrimonio roto, trauma infantil etc.) el film emociona sin abusar de las situaciones mostradas, ni caer en el drama sensiblero. Algo que no me esperaba es lo divertido que llega a ser, con algunas situaciones de auténtica carcajada, esas que a veces tanto echamos a faltar en muchas de las mal denominadas comedias.
4.- La estética del entorno y de los personajes, la composición y la fotografía de Amy Vincent, aunque no sean el colmo de la originalidad, tienen algo de fascinante, transmiten belleza, y eso al igual que la buena música, hacen que la historia se disfrute el doble.
5.- Deja además algunas escenas para el recuerdo, como la que ocurre cuando un jovencito va a hacer un recado a la casa del personaje de Jackson, y el de Chrisitina Ricci encadenada lo recibe de una manera muy especial.
6.- Aunque hacia al final tenga algunos momentos demasiado dulces y previsibles, la historia mantiene un aire en general gamberro y salvaje, que se agradece en los tiempos que corren.
7.- No tiene un guión perfecto, pero si lo suficientemente bueno para enganchar de principio a fin.
Amor, pasión, unas gotas de sexo, blues, peleas de taberna, heridas pasadas, bailes desenfrenados... En definitiva, una de esas películas para pasarlo de cine.
Si no te lo impiden los prejuicios, claro.
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