Hubo una época en la que Johnny Depp era considerado un veneno para la taquilla, pero el enorme éxito de ‘Piratas del Caribe: La maldición de la Perla Negra’ (Pirates of the Caribbean: The Curse of the Black Pearl) hizo que eso cambiara, convirtiéndose rápidamente en uno de los actores más solicitados de Hollywood. Sin embargo, su buena estrella ha ido apagándose con el paso de los años y últimamente ha encadenado sonados fracasos como ‘Sombras tenebrosas’ (Dark Shadows), 'El llanero solitario’ (The Lone Ranger) o ‘Transcendence’.
Además, hace ya mucho tiempo que no reconocíamos en pantalla a ese actor que llegó a asombrarnos con grandes interpretaciones, por lo que muchos teníamos grandes esperanzas en que volviera a ser el que fue en ‘Black Mass: Estrictamente Criminal’. Los sucesivos avances que fueron lanzándose invitaban a pensar en el regreso del mejor Depp, y así ha sido, ya que nos ofrece un trabajo escalofriante que seguramente le valga una nominación al Oscar, pero a cambio la película no nos aporta mucho más.
El excelente trabajo de Johnny Depp
Sólo hace falta ver una imagen de Depp maquillado para asemejarse al jefe del crimen organizado Whitey Bulger para saber que aquí no vamos a poder decir que se limita a ofrecernos otra variante más de su Jack Sparrow. De hecho, ya en estático impone respeto por lo siniestro que puede llegar a ser la combinación del maquillaje con los gestos del propio actor, pero es que esa sensación se queda en nada ante lo que se consigue en la película. Como bien dijo mi compañero Juan Luis al hablar de su tráiler final, da miedo.
No obstante, reducir el trabajo de Depp a las situaciones en las que su violencia latente se descontrola sería un error, pues también tiene la ocasión de mostrar su lado más humano por todo lo que sucede con su hijo, su faceta más maquiavélica por sus arrebatos de lucidez por lo que está por venir y lo que es necesario hacer para seguir creciendo al otro lado de la ley, y, obviamente, esa furia incontrolable tanto psicológica como física que tan pronto te hace sentir incómodo por lo que puede hacer a continuación como te deja seco en tu asiento por lo que acaba de hacer.
A decir verdad, resulta imposible buscar pegas a su interpretación, pero sí me gustaría señalar que podría haber brillado aún más de contar con un guión con un foco más definido, ya que el libreto firmado por Mark Mallout y Jez Butterworth quiere abarcar demasiadas cosas y eso provoca que nunca alcance toda la intensidad que busca la película. Depp lo salva con creces porque al ser el protagonista tiene un mayor arsenal a su disposición, pero no se puede decir lo mismo de todo lo demás.
’Black Mass: Estrictamente Criminal’, a la deriva
Depp es la estrella, pero ‘Black Mass: Estrictamente Criminal’ cuenta sobre el papel con un estupendo reparto que ya por sí solo me haría ir al cine más cercano a ver cualquier película en la que hubieran participado. La cuestión es que, con la salvedad de un Joel Edgerton que nunca termina de saber qué hacer para abandonar una anodina corrección que choca de lleno con la contundencia de Depp, aquí todos ellos están desaprovechados y quedan limitados a ser simples complementos del protagonista.
Por si fuera poco, muchos de ellos dan la sensación de entrar y salir de forma un tanto aleatoria, ya que el disperso guión de Mallout y Butterworth impide cualquier posibilidad de que adquieran una verdadera entidad en sí mismos, por lo que sus adecuadas interpretaciones acaban cayendo en saco roto más allá de los relativos matices que añaden a Bulger. Por desgracia, este problema es una consecuencia directa de sus debilidades narrativas, demostrándose una vez más que quien mucho abarca, poco aprieta.
Esa superficialidad queda hasta cierto punto disimulada por la fuerza del caso real que nos cuenta, pero llega un punto en el que uno se percata de que, en aras de mantener un ritmo uniforme, nunca se ahonda en nada. Las cosas pasan y los obstáculos van sorteándose basándolo todo en lo que pueda transmitirnos Depp en momentos concretos en lugar de hacernos entender mejor lo sucedido. Mi primera conclusión es que tenían que haberse centrado en una faceta específica de Bulger o haber realizado una adaptación televisiva que les permitiera tener una duración mayor para hacer esto bien.
Esto es algo que Scott Cooper tampoco enmienda desde la puesta en escena, ya que es cierto que en ‘Black Mass: Estrictamente Criminal’ hay ciertos ecos lejanos del cine de gángsters de Martin Scorsese –el personaje de Jesse Plemons hasta me hizo pensar en un par de momentos en ‘Uno de los nuestros’ (Godfellas)-, pero Cooper nunca termina de saber cómo integrar eso para que esos problemas de fondo queden compensados con una forma constante –y mejor no hablemos de su falta de energía más allá de lo potentes que sean ciertos momentos por lo que sucede y no por cómo sucede- y con voz propia.
De hecho, llega un punto en el que todo lo que transmite Cooper es una sensación de monotonía de la que solamente Depp es capaz de sacarnos, y la cosa se desmorona a poco que deje de aparecer durante un par de minutos –algo que sucede en varias ocasiones-. Ya a nivel personal, me da especial pena el flojo uso de Benedict Cumberbatch, ya que es un personaje que transmite que podía dar mucho juego –pasa también con otros, pero su caso sobresale con luz propia sobre el resto- y al final acaba siendo poco más que un intermediario de lujo.
En definitiva, ‘Black Mass: Estrictamente Criminal’ es escalofriante y decepcionante al mismo tiempo. Lo primero gracias a Johnny Depp y lo segundo porque se desaprovecha la cada vez más inhabitual oportunidad de hacer un drama adulto de presupuesto generoso con un relato superficial que nunca transmite toda la fuerza del caso real que adapta. Eso sí, no llega a ser una mala película, pero sí que podía haber dado mucho más de sí, al igual que la otra desigual cinta de Hollywood orientada al público adulto que hay en cartelera y que os recomendaría ver antes que la que ahora nos ocupa.
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