El año pasado pudimos disfrutar de una joya llamada 'Pam & Tommy', miniserie que nos contaba el escándalo de la cinta sexual de vídeo del sex symbol Pamela Anderson. Pocos meses después (algo más en nuestro país), tenemos nueva serie limitada basada en hechos reales escrita por Robert Siegel, su creador. Lamentablemente no está a su altura.
Estoy hablando de 'Bienvenidos a Chippendales' (Welcome to Chippendales), serie de Disney+ que nos lleva por la historia de Somen "Steve" Barnejee, el empresario fundador del primer espectáculo de striptease masculino dedicado a mujeres allá por los años 70 del siglo pasado. Un club empañado por un historial negro (asesinatos, incendios...) ordenados por su ambicioso dueño.
Protagonizada por Kumail Nanjiani, a quien vimos por última vez en 'Obi Wan Kenobi', los ocho episodios de la serie nos lleva por la creación y el auge del local y las estrategias tan ambiciosas como criminales y cómo todo eso se derrumbó por sus prácticas.
De sueños americanos y cuerpazos
Es curioso cómo hay cierto tema en el aire que no terminan jamás de tocar en la serie y es cómo se pasa de una idea de elegancia (un club de backgammon) a algo bastante más chabacano, por decirlo de una manera. Esto se traduce también en la puesta en escena. Esto no es 'Magic Mike' (afortunadamente, tampoco 'Toy Boy') y más allá de cuerpos musculosos bailando, apenas hay provocación, con las escenas de baile siendo algo más frías de lo que uno se espera.
Este es un problema endémico de la serie. Que más allá de las apariencias y sordidez que tiene todo true crime se diluye en un guion que es, por lo general, bastante vago. Sí que podemos decir que es eficaz, dada su ligereza, pero apenas hay algo de reflexión o de profundización a lo largo de sus episodios.
Más allá del guion, lo que quizás hace que 'Bienvenidos a Chippendales' pierda enteros es la estática interpretación de Barnejee. Ahí no sé si es más culpa de un Nanjiani algo estático o de una caracterización del personaje que no es tan sólida como para sacar matices interesantes y apelables para el espectador.
Así, la serie retrata al protagonista poco más que un niño en cuerpo de adulto, que no sabe gestionar la frustración ni su propia ambición desmedida. Esto afecta bastante a la hora de entrar en temas de, por ejemplo, racismo y discriminación (no me dejan entrar en un restaurante, voy a crear un programa VIP para evitar que entren negros).
Afortunadamente, tenemos al gran Murray Bartlett (una de las revelaciones de 'The White Lotus') como el vivaz Nic De Noia, el coreógrafo del espectáculo con el que surge una gran rivalidad, para compensar un poco. También la siempre terremoto Juliette Lewis ayuda a dinamizar la serie siendo toda una robaescenas.
Aunque he de reconocer que la miniserie va a mejor en su segunda mitad, decepciona lo ligeramente desaprovechados que están los (muy buenos) mimbres que conforman 'Bienvenidos a Chippendales', que se queda en un entretenimiento ligero, con ocasionales destellos pero sin terminar de despegar tan meteóricamente como lo hizo el club titular.
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