'Betty' es una serie que parece salida casi de la nada. Es más, mirando por encima el listado de novedades de series originales de HBO de los últimos meses puede que nos encontremos con la primera ficción propia de la plataforma que no cuenta detrás con algún nombre potentísimo.
El "casi de la nada" es porque sí que sale de un material ya existente: 'Skate Kitchen' cinta independiente de Crystal Moselle ('The Wolfpack') que se estrenó en el festival de Sundance de 2018, dejando buen sabor de boca. La película, por cierto, se estrena también en HBO España coincidiendo con la serie.
Así, 'Betty' nace como un spin off de la película... o casi como una reimaginación aparentemente más ligera y cómica de la misma con la mayoría del reparto (que son skaters reales sin experiencia actoral y es, de hecho, algo que se nota ligeramente) y ese espíritu libre y decisión de ser grandes patinadoras en un mundo predominantemente masculino.
Una serie indie y semibiográfica
Ellas son Dede Lovelace como Janay, Moonbear como Honeybear, Nina Moran como Kirt, Ajani Russell como Indigo y Rachelle Vinberg como Camille. Este quinteto se ganan el apelativo de Bettys por parte del resto de patinadores, que no terminan de querer hacer hueco en su mundillo a estas chicas.
Aunque la serie va de eso, de chicas que quieren su hueco tanto literal como figuradamente para hacer valer sus piruetas en el parque, no es una serie que se quiera detener en el drama o en el sexismo presuntamente imperante en la sociedad de ocio alternativo neoyorquino.
Tampoco es excesivamente seria con los conflictos de la vida de estas jóvenes. El guion de Moselle y Lesley Arfin se aseguran de pulir las tramas lo suficiente como para, sin dejar de abordar temas vitales importantes, proporcionar un rayo de encanto, buen rollo y optimismo.
La luminosidad como arma
Rodada en lo que parece un eterno verano de Nueva York, una de las mejores palabras para describir 'Betty' es que es luminosa. La cámara de Moselle nos sumerge en los parques, piscinas, tiendas, en el jaleo del verano y nos hace cómplices de esta pandilla.
Una pandilla que se siente completamente real, a pesar de que en apenas veinte minutos parecen pasar de ser deconocidas a mejores amigas. Tenemos angustia de juventud, personajes tan inseguras como apasionadas. Chicas con sus problemas y que van siendo conscientes de que esta afición en forma de tabla con ruedecitas, si bien les ayuda a escapar de su rutina, no les soluciona las papeletas.
En el fondo, hay una sensación de realidad lograda primeramente porque estas chicas son reales y la serie está inspirada en sus propias vidas y sus propias circunstancias. Esto, por otro lado nos da una espada de doble filo. Si bien la actuación es muy natural, sí que se nota cierta carencias interpretativas en los momentos más exigentes.
En definitiva, el mundo de 'Betty' es un mundo feliz. Consciente de sus problemas pero optimista. Y así es la serie. Estos seis episodios navegan entre el drama y la comedia proporcionándonos tres horas que se antojan cortas. Una "feel good" televisiva capaz de levantar el ánimo y que aspira a convertirse en el primer referente veraniego.
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