La primera vez que vi 'Betty' en su aterrizaje en HBO España, entré sin demasiadas expectativas por no conocer 'Skate Kitchen' pero salí encandilado por la autenticidad que transmitía este grupo de jóvenes chicas intentando disfrutar de su pasión por las tablas rodadas navegando entre la comedia y el drama con un equilibrio estupendo.
Así que cuando se anunció su regreso para este sábado 12 de junio con nuevos episodios se convirtió rápidamente en lo que más esperaba para estos meses de verano. Y sí, la espera ha merecido la pena porque esta temporada 2 reúne todas las virtudes de su sexteto de episodios inaugural dotándoles de cierta luz crepuscular.
Literalmente, ya que si los primeros episodios estábamos en la supervivencia del verano, este regreso nos lleva a los primeros compases del otoño en la Nueva York del COVID. Chaquetas, mascarillas y hasta cierta melancolía por dejar atrás la niñez y afrontar la vida adulta como las mujeres que son.
Empezando la vida adulta
Así, al principio de esta temporada tenemos a Indigo (Ajani Russell) intentando pagar lo que le debe a su madre; Janay (Dede Lovelace) se desvive por encontrar un sitio interior para patinar; Camille (Rachelle Vinberg) intenta ser tomada en serio realizando vídeos para redes sociales para una compañía; Honeybear (Moonbear) ve cómo en su relación se mete una tercera persona; y una escayolada Kirt (Nina Moran) se convierte en gurú del amor para sus bros.
Todo esto son casi macguffins porque lo mismo queda mal tener tres horas de estas cinco chicas solo patinando, charlando y disfrutando de la vida. Que si hubiese sido así, no habría habido ningún problema. Crystal Moselle captura con su cámara la vida urbana misma. Las aceras y calzadas, los parques y el mobiliario urbano de toda la ciudad es un estupendo patio de recreo.
Y esta apuesta por plasmar la vida de estas jóvenes y su entorno pasa también por explorar decisiones poco saludables (literalmente en algún caso) como montar alguna que otra fiesta o en grises éticos como ver a algún personaje planteándose ser una "sugar baby" para ganar algo de dinero. El guion es indulgente con ellas, no condena su actitud pero les da una luz de comprensión.
Porque 'Betty' está anclada a ese cinema verité y su captura asombrosa e incluso visceral de Nueva York y esta subcultura no se puede permitir juzgar, quizás más por deformación profesional de Moselle. Y, como espectadores, estamos conformes con la decisión editorial porque lo contrario sería, quizás, faltar a la verosimilitud de esta realidad ficticia.
En definitiva, 'Betty' ha regresado con seis nuevos episodios que son deliciosos y conservan esa luminosidad con la que nos sorprendieron el año pasado. Las grandes diferencias vienen más por la época tanto del año como de la vida que están viviendo las skaters titulares. El verano de su vida acabó y la madurez llama a la puerta. Es la vida en píldoras de media hora.
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